
De: Roberto Finat Díaz Enviado el: lunes, 15 de diciembre de 2008 11:49
Corría el año de gracia de 1998. Aún la soberanía chilena no había sido pisoteada. Aún teníamos derecho al orgullo por considerarnos un pueblo valiente y libre. Don Augusto Pinochet todavía no emprendía su ideático viaje a comprar corbatas, una nueva perla y a tomar "once" con la veterana Thatcher.
Era un mundo "seguro".
Yo, ese año había asistido a la Parada Militar, orgulloso de nuestros uniformados, presencié desde la tribuna oficial (con la invitación de un comandante de regimiento, hoy fallecido y que en paz descanse) la "impecable demostración de disciplina y blablabla, que dicen hasta los comunachos una vez que pasó el último del desfile.
Para el 12 de octubre, miembro aún del Casino Español de Iquique, me fuí al Estadio Español de Santiago y recorrí los diversos restoranes de campaña, comiendo delicias españolas con enorme agrado y orgullo de llevar por mi madre esa sangre.
Para el viernes 16 de octubre tuve la mala idea de convidar a un grupo de ex compañero de colegio de los SSCC a "tomarse un trago" en mi casa que arrenadaba en calle Chesterton. Hubo uno, capitán de corbeta (r) de la infantería de marina que no se iba nunca y fue capaz de beber aún más que el promedio del resto, es decir chupaba en balde.
Logrando que se mandaran mudar con la música a otra parte me metí a la cama como a las 7 AMy vine a despertar como a las 14 horas del sábado 17. Tuve la pésima idea de poner la "tele" solo para ver que al general Pinochet lo habían secuestrado los pérfidos ingleses a instancia de la españa maricona.
No pasarían 4 días, que me salió del alma esta lindura de Maldición a la españa del presente. Hoy,10 años después que don Pino nos hizo el favor de entregarse al enemigo y ponernos de rodillas, releo la maldición y voy viendo su progresivo cumplimiento. Se la transcribo por si le sobra hoy el tiempo, como a mí que el sábado casi me morí del sobre esfuerzo, así que estoy jugando al juego del abuelito, y en unos minutos más empiezo otra vez a trabajar a muerte.
Lo(a) saludo muy atentamente, yo que Ud. leería con atención lo que me salió de mi dura alma aquel 20 o 21 de octubre del año que mi Chile se fue a la meca por culpa de las chocheras de un general viejo y la imbecilidad total de sus consejeros y familiares cercanos, mire que operarse en Londres, mejor se hubiera muerto del dolor en el avión a Chile. QEPD pero las corbatas se compran en Santiago.
Roberto Finat
Maldición a la España del Presente
Maligna España de hoy, viciosa y abortera,
Yo, en virtud de mi bautismo cristiano.
Con el sacerdocio común de los fieles, te maldigo.
Te libre Dios, a tu enemigo.
Te invada el moro y te destruya.
Quebrante los huesos de tus hombres,
tus mujeres lleve al cautiverio,
y a tus niños destroce contra el muro.
Desarraiguen tus vides y tu olivo.
Se agosten tus ríos y se empobrezcan tus mares.
Se sequen las fuentes de la Alhambra,
Pasen el arado sobre tus campos y ciudades.
Pierdan, cuanto antes, tus toros su bravura.
Tus soldados y marinos humille y los derrote,
el tradicional, africano enemigo.
Santiago, apóstol Santo,
este santiaguino te suplica,
Abre España, dala al moro.
Pueblo vil, apostasía como la tuya antes no hubo.
Descubriste el "destape" al irse Franco,
¡ridículo!, no eras santo, eras tan solo reprimido.
Cunden en ti desviados y drogadictos,
es aviso del castigo que te espera.
Y cuando, invadida, masacrada y vencida,
te recuerdes de la Nueva Extremadura,
olvídanos, que no te auxiliaremos.
Sectarios y marxistas te dirigen,
a tu perdición te llevan, excitada,
¡meretriz !, que fuiste madre santa
y hoy eres tan solo desdichada.
Pido a Dios que preserve, que los salve,
a esos pocos que aun son cristianos santos.
Sean ellos simiente que a futuro,
repueblen la Iberia hoy mancillada.
Al Botafumeiro no lo toquen,
ni al santo Pilar ataquen.
Sean ellos los dos puntos que reúnan,
a los que han de re fundar España.
Esa es la maldición, que yo te lanzo,
generación perversa, pueblo impío.
Enemigo mío, tú te hiciste.
Por tu soberbia, tu sevicia y tus afrentas.
Te maldice, sábelo y anota
Roberto Finat Díaz,
anunciando tu humillación
y tu derrota.
martes, 16 de diciembre de 2008
UNA OPINION VEHEMENTE. ERA 1998
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