
Transcribo comentario de la Sra. María Elena Astorquiza, sobre entrevista a Francisco Vidal, el tristemente célebre Ministro de Defensa.
Alejandro Russell O'K.
¿Puede un Personaje Así haber sido Secretario General de Gobierno y ahora ser el Ministro de Defensa de nuestro país?
En momentos típicamente femeninos y que las mujeres aprovechamos para leer, llegó a mis manos la Revista Caras, edición del 6 de febrero recién pasado.
Al leer los titulares y sus bajadas en la portada de ella, me encontré con un titular que decía "Perfil: Francisco Vidal en Tercera Dimensión, Papá, Ego, Político", (cuyo link adjunto).
Nada más lejano a mis intereses que conocer la vida privada del personaje en cuestión, sin embargo, para ser ecuánime y justa, pensando en las muchas veces que he criticado en mis post sus actitudes, me hice el propósito de leer el citado artículo y conocer su lado humano y paternal, para conocerlo desde otra perspectiva, la que obviamente no conocemos públicamente.
Lamentable decisión la mía, porque si antes de leer el artículo tenía una mala impresión del “Ministro” Vidal, ahora ésta pasó a categoría de "muy mala".
No pretendo comentar a ustedes todos los detalles de la citada entrevista, pero sí haré un alcance a cada uno de los puntos tratados que más me impactaron, porque la verdad leerla fue “a nivel de impacto”, y profundo.
Para nadie es desconocido que habemos muchos chilenos preocupados por la formación moral de los jóvenes, como así también entre otros, por su excesivo consumo de tabaco, lo que puede ser considerado una conducta inductora al consumo de otras sustancias. De acuerdo a ello, me parece fundamental que un representante político, sobretodo un Secretario General de Gobierno, posea y transmita una convicción moral personal que sirva de ejemplo para la formación de los jóvenes que muchas veces ven en las autoridades a un modelo recomendable a seguir, más cercano incluso que a sus propios padres.
Una marcada excepción la constituye el Sr. Vidal quien no sólo se ha caracterizado por instaurar la inclusión del lenguaje informal grosero en sus comunicaciones oficiales sino que en la citada entrevista otorgada a Revista Caras, se jacta además públicamente de la liberalidad de su pensamiento con respecto a conductas que deben ser modeladas y reguladas por los padres, otorgando así un pase de libre ejecución y permisividad de ellas a aquellos jóvenes que por características propias de la edad, viven en permanente conflicto con sus padres por el hecho de ser criados con normas y valores de acuerdo a su formación moral familiar que por generaciones sustentó nuestra institucionalidad.
Jocosamente declara en su entrevista que sus hijas adquirieron el vicio del consumo del tabaco porque él desde los once años les hacía prender sus cigarrillos, cosa que parece hacerle mucha gracia; mediante tal irresponsable práctica, incitó a sus hijas, a una o a las dos, al tabaquismo. Pero él no acusa recibo. Indolencia total. ¿Qué dirá el CONACE?.
Reconoce haber acuñado en ellas su sello liberal y permisivo, liberándolas de horarios y restricciones. Sin ningún recato cuenta que cuando él pololeaba con su mujer, su suegra evitaba dejarlos solos frente al temor de que pudiera existir entre ellos relaciones sexuales antes de lo conveniente, porque "según ella decía, la ocasión hace al ladrón", y sin ningún tapujo cae en una falta de respeto y de consideración atroz hacia ella y su mujer al reírse diciendo ..."¡y no tenía idea de que yo ya les había robado como ochenta veces y con sus dos papás durmiendo siesta!".
Evidente ejemplo de su falta de transparencia en el actuar. Como corolario de esta falta de respeto y delicadeza, agrega que para evitar esta "hipocresía institucional" como él la llama, ha sido un padre permisivo y que sus hijas mantienen el record de haber dormido con pololos en la casa, donde alojaban sin problema, para lo cual él hacía "la vista gorda", pero sí se encargaba de comprarles preservativos, enseñándolas a cuidarse para que de esa forma "tuvieran una vida sexual plena". "¡Pololo en la cama, ningún problema!, pero no me pidan que les lleve el desayuno a la pieza, ¡tampoco el diario!".
Pensamiento progresista total el del Señor Vidal.
Comentar públicamente estos detalles tan íntimos y carentes de valores acerca de su propia familia, me parece de una vulgaridad y falta de ética sin límites, además de un tremendo desatino y falta de criterio. No sólo indica su falta de consistencia y honestidad sino que además hace gala de haber faltado a la confianza de sus suegros, con una falta de deferencia y consideración sin límites hacia su mujer y hacia el natural respeto y delicadeza que merece el trato del tema.
Naturalmente poco confiable.
Como parece que él disfruta esto de "no tener pelos en la lengua" sigue con sus intimidades: "Siempre me preocupé de que no faltara nada. Hacía una lista, un calzón y un sostén para la Mané (su señora); un calzón y un sostén para cada niñita... Y con eso había que arreglárselas para todo el año". Horroroso, y compulsivo. Debe ser fantástico tener un marido que se encargue tanto así de lo cotidiano en un hogar, pero de ahí a comprar él mi ropa íntima y más encima darlo a conocer, me muero mil veces... o ¡él primero!.
Como es tan fino para expresarse, considera que "su calificación para el cargo, su estilo, emputece a la elite y a algunos de su coalición también" y que a diferencia de Ricardo Lagos, la presidenta es quien lo modera.
Lamentablemente parece que pese a la gentileza y paciencia de su "jefa", para quien trabajó de vocero, él no parece tener la misma consideración hacia ella, puesto que no tiene ni una pizca de criterio ni de tino para referirse públicamente al sobrepeso, que es una dura realidad no sólo en la presidenta sino que en una gran mayoría de las chilenas que en general heredaron los rasgos corporales españoles, contextura gruesa y caderas anchas. Él declara sin ninguna delicadeza tener un lado frívolo y ser obsesivo con el peso. Les prohíbe a sus hijas engordar. Según él, "las mira con ojos de hombre, no como padre", de modo que es muy exigente con ellas. Sus hijas cuentan que las grandes peleas de su padre con su madre son "cuando ella aumenta unos kilitos". Él agrega nuevamente : "Sí, soy vanidoso". Como tal, y además indudablemente poco reflexivo, estima que merece una mujer estupenda a su lado, ¡privilegia el envase al contenido!.
Alto grado de inmadurez emocional e imprudencia evidentes. Nula inteligencia emocional. Absoluta falta de tino.
Agrega también a la periodista que le hizo la entrevista, y sin ninguna timidez, que él se considera “buen mozo”. Debo reconocer que en esto le reconozco honestidad, por lo menos aquí no miente agregando que se lo hayan dicho. Me alegro. He pasado gran parte de mi vida profesional ayudando a otros a mejorar su autoestima y veo que él sin ningún refuerzo externo, la tiene extraordinariamente alta. Bien por él.
Bueno, podría seguir, pero creo que no vale la pena. El retrato ya está terminado.
Teniendo en consideración los antecedentes que les he referido, me basta para inferir que Francisco Vidal no es la persona indicada para el o los cargos que ha ostentado. No es una persona confiable ni en lo personal ni en lo político.
Tampoco lamentablemente para la profesión que escogió (profesor). Nadie puede enseñar valores si nunca los tuvo o no los practicó. Un profesor tiene que ser para sus alumnos el paradigma de los valores, como la confianza, la honestidad, el respeto y la consideración. Virtudes éstas que no existen en el ideario dado a conocer por el mismo Sr. Vidal en la entrevista a la que hago mención. Si sumamos lo anterior a su deplorable y pobre expresión verbal comprobada a lo largo de años en todas sus declaraciones oficiales, no califica ni para lo uno ni para lo otro.
Adjunto la entrevista.
http://www.caras.cl/v2/seccion.php?area=perfil&id_contenido=1880
Mi Diagnóstico:
Portador con tacto, tino, criterio, inteligencia emocional y
valores humanos deteriorados y disminuidos al grado máximo.
Mi Pronóstico:
Dado lo avanzado del proceso evolutivo, irrecuperable. Aunque a
veces en el ocaso de la vida y frente a la evidencia del fracaso, los
portadores tienden a tratar de recuperar desesperadamente algunos.
María Elena Astorquiza V.
Magíster en Dirección y Gestión Escolar de Calidad
meastorquiza@manquehue.net
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