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viernes, 3 de abril de 2009

DIARIO FINANCIERO: ESA DERECHA I




Axel Kaiser
Esa derecha I

Lunes 30 de Marzo del 2009

Viven casi pidiendo perdón por no ser de izquierda. El temor -como bien decía Agustín Squella- y la falta de coraje -como ha sugerido Hermógenes- es el rasgo que la caracteriza. Está dispuesta a transarlo todo para que no se estropee el clima de superficial y frágil armonía que le permite conservar e incrementar su patrimonio. En esa lógica siempre van cediendo terreno.
Con Jorge Alessandri pensaron, muertos de susto, que si hacían una reforma agraria de “masetero” iban a descomprimir la olla social y seguir tranquilos con sus vidas. El plan fracasó y acto seguido, esta vez aterrados por el fantasma de Allende, decidieron bajar su propio candidato para apoyar a Frei Montalva. Como era de esperar, el “Kerensky chileno” radicalizó el ataque al latifundio. Parte de la clase industrial de entonces, creyendo que la cosa paraba ahí, incluso apoyó la agresión. “Se van a quedar tranquilos con el campo y nos vamos a salvar nosotros” pensaban. Pero salió Allende y les tocó a también a ellos. Cuando de pronto se vieron sin fundos y sin empresas se unieron e hicieron lo único que podían hacer: llamar a los militares. Democratacristianos incluidos -“esto sólo se arregla con fusiles”, dijo Frei Montalva en su momento- peregrinaron a los cuarteles en búsqueda de la salvación. Y ésta llegó. Los militares asumieron el poder, pusieron orden, devolvieron fundos y empresas, armaron la economía e hicieron una constitución que perdura hasta hoy. De los derechos humanos todo el mundo sabía, pero a muy pocos les importaba. “Eran ellos o nosotros” solían repetirse con sus conciencias en perfecta calma.
Pasó el tiempo, el país se enriqueció y vino el plebiscito. Otra vez se aterraron de que volvieran las huestes socialistas a arrebatarles lo suyo. Como con los militares estaban seguros de que por lo menos la propiedad privada se respetaría, todos votaron Sí.
Grande fue su sorpresa cuando luego de haber perdido el plebiscito, sus temores no se confirmaron. Entonces empezaron, poco a poco, a “olvidar” hasta que la amnesia se convirtió en una epidemia. “Si yo hubiera sabido”, dicen creyendo que realmente engañan a alguien. Y así los militares, centenares de ellos incluidos muchos inocentes, fueron a parar a las cárceles de tan imparcial y noble sistema judicial mientras ellos, otrora peregrinos a los cuarteles, seguían adelante con sus vidas.
En todo este tránsito no lograron articular tres ideas para configurar un proyecto político. Incluso fueron corriendo a salvar a Lagos cuando pillaron a todos los ministros cometiendo delito con sobres truchos. El agradecimiento fue el caso Spiniak.
Ahora muchos están asustados de nuevo. “Mejor que salga la Concertación que garantiza paz social, así podemos trabajar tranquilos”. Y volvemos a entregar la mano para no perder el brazo.
Tal vez si lo pensaran un poco se darían cuenta de que no es necesario entregar nada si se está dispuesto a dar la pelea con honor. Mejor le dan una vuelta a esa idea, no vaya a ser que de la mano pasen al codo y de nuevo terminen perdiendo el brazo. Y esta vez nadie se los va a devolver.



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