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jueves, 18 de junio de 2009

EL SALVADOR: Juzgados especiales en todo menos para la gran amenaza

EL DIARIO DE HOY EDITORIALES
Jueves 18 de junio de 2009 editorial@elsalvador.com
LA NOTA DEL DÍA

La proliferación de bandas criminales, surgida precisamente
del garantismo de las leyes, obliga a que los cuerpos de
seguridad de todos los países se especialicen

La más grave amenaza sobre El Salvador es el crimen organizado, lo que abarca desde maras y narcotraficantes hasta bandas de extorsionistas y asalta casas. Pero en un país donde existen muchos tribunales especializados –para menores, mercantiles, de familia, de Hacienda, etcétera-- se tiene la ocurrencia de querer suprimir los tribunales abocados a combatir el crimen organizado, o se peca de ingenuidad o hay un siniestro propósito detrás de la propuesta.


Una mara en San Miguel está asesinando a personas inocentes y calcinándolos; el centro de San Salvador se lo disputan una mafia y mareros; desde Los Ángeles se ordenan extorsiones y asesinatos aquí, como sucede a la inversa. Las maras, lo ha dicho el FBI, son la mafia más peligrosa de la actualidad, con sus tentáculos extendidos por todo el Hemisferio Norte y varios países de Europa. La proliferación de bandas
criminales, surgida precisamente del garantismo de las leyes, obliga a que los cuerpos de seguridad de todos los países se especialicen, trabajen en coordinación, intercambien inteligencia y lleven a cabo operativos de manera conjunta.
A la criminalidad común, al asaltante aislado, a los grupos de delincuentes que actúan por su cuenta los pueden combatir delegaciones locales y manejar tribunales de la jurisdicción. Aun así hemos visto muchísimos casos de corrupción, de fuga de datos, de testigos asesinados por negligencia o complicidad de los jueces.
Con el crimen organizado el cuadro es distinto, pues para descubrir los nexos entre las bandas, recopilar inteligencia, montar emboscadas para capturar mafiosos, recoger pruebas, etc., los cuerpos policiales y los jueces deben tener confianza unos con otros, relaciones que se fortalecen con el tiempo. Es obvio que la Policía de Los Ángeles no va a revelar a un juez de Ahuachapán o de La Paz a quien trata por vez primera, los contactos y las investigaciones que permitieron encausar a un narco. Los jueces especializados son una parte de la contrapartida de los cuerpos de investigación que están tras las bandas criminales que operan dentro y fuera de los Estados Unidos. No van a arriesgarse a que información que costó mucho recopilar caiga en manos de individuos que podrían pasarla a delincuentes.

¿Vamos irremediablemente al caos?

La especialización es imprescindible de parte de los cuerpos y el sistema que combate el crimen organizado, por el mismo hecho de que los criminales también se especializan y con el tiempo refinan sus métodos y sus estrategias. Debe haber policía especializada que trabaje de la mano con tribunales especializados que acumule experiencia y que a la vez responda por sus actuaciones y esté sujeta a que se le supervise hasta en sus modos de vida. Y eso es precisamente el problema de pretender que todos los
jueces sean aptos, tengan la preparación y además la conducta para tomar en sus manos casos harto complejos en los que se mueve mucho dinero.
Se mueven grandes sumas de dinero, los tentáculos de las bandas abarcan regiones y países, hay un entramado de defensores, que de manera permanente trata de comprar o de intimidar a los jueces y al personal de los tribunales, pero esto formalmente pretenden ignorarlo aquellos que promueven la abolición de los tribunales especiales.
De un estado de cosas de enorme peligro para todos, puede caerse en la anarquía como en Guatemala.

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