
GONZALO ROJAS
Jorge Sabag.
Ha terminado la votación en la Cámara de
Diputados y se ha dado un paso más en la escalada
para convertir a los embriones en los nuevos
esclavos de la voluntad de los adultos y de los
adolescentes. Está retornando la esclavitud, ha
comenzado a vencernos la barbarie.
A esa decisión han colaborado cinco
legisladores de la UDI, cuyos nombres deben
permanecer para siempre en el otro memorial, el
del oprobio, mientras no rectifiquen su posición
y no pidan públicas disculpas por su negligencia:
Juan Lobos, Iván Moreira, Juan Masferrer, Felipe
Salaberry y Edmundo Eluchans, son quienes han
olvidado por qué vivió y murió Jaime Guzmán: por
Dios, por Chile, por cada uno de los compatriotas
nacidos y por nacer.
Pero estimados cinco, no se preocupen: no
les va a pasar nada, la UDI no los va a expulsar,
porque sus resortes de supervivencia están casi
completamente vencidos. Sólo se iniciará con
ustedes -por parte de muchos jóvenes con ideales-
la más consistente campaña para que los que van a
la reelección no obtengan ni un solo voto de
quienes aún conservan en Chile su dignidad. Y
ojalá pierdan sus cupos. Para eso trabajaremos.
Al frente -qué ejemplo notable- ha
habido un coloso: Jorge Sabag ha sido el único
diputado de la Concertación que ha votado en
contra. Lo anunció con valentía, con aquel coraje
que sus convicciones le planteaban. Y sostuvo su
posición contra una coalición entera que miente
cuando afirma defender los derechos humanos.
No olvidó Sabag, católico de verdad, que
la "Nota doctrinal sobre algunas cuestiones
relativas al compromiso y la conducta de los
católicos en la vida política", establece que
"Juan Pablo II, en línea con la enseñanza
constante de la Iglesia, ha reiterado muchas
veces que quienes se comprometen directamente en
la acción legislativa tienen la «precisa
obligación de oponerse» a toda ley que atente
contra la vida humana."
No se le movió un pelo al
democratacristiano para afirmar días atrás que
"la vida es un valor intransable y la voy a
defender aunque me cueste la expulsión o el cupo
parlamentario."
Ahora, cuando se aclara quién es quién,
sólo cabe decirle a J. Sabag, a J. A. Kast y a N.
Monckeberg: gracias, cuenten con nosotros, porque
la lucha contra la barbarie está recién
promediando.
Gonzalo Rojas Sánchez
jueves, 16 de julio de 2009
COLUMNA CLARIFICADORA
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