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jueves, 15 de octubre de 2009

COLUMNA DE HECHO


El triple síndrome

Ha vuelto a pasar. Cuando nadie esperaba
que se repitiera tan pronto un numerito como el
de los 5 diputados UDI que aprobaron la píldora
del día después, ahora, un senador del mismo
partido propone la regulación legal de todas las
uniones de hecho, incluyendo las de homosexuales.
Inspirado por Allamand, Chadwick se suma
a la iniciativa y en conjunto lanzan el papelito
a la prensa, como si de regulación del
alcantarillado se tratara. Y, más encima, cuando
se les reprocha su actitud, el primero -siempre
tan dialogante- usa conceptos tan creativos y
sutiles como "fundamentalistas" y "de mala fe"
para referirse a los defensores del matrimonio.

El análisis de fondo del error de ambos
senadores estará a cargo de los especialistas.
Por eso, las consideraciones siguientes sólo se
refieren a tres aspectos que se repiten una y
otra vez en estas bobadas.
Primero, la frivolidad. Seguros de
entenderlo todo sobre la naturaleza humana y
sobre las relaciones sociales, los senadores
hablan del tema como si contaran con el Nobel en
la materia. Pero a no extrañarse, político viejo
busca siempre cómo parecer joven. Y nada mejor
que romper esquemas, con la frescura (léase en
ambos sentidos) de una frívola juvenilidad.
Segundo, la desconfianza. La de esta
buena gente siempre recae sobre los expertos que
les previenen de los riesgos de sus aventuras
legislativas, mientras que habitualmente aceptan
-con cara de consenso imprescindible- las más
locas teorías que les sugieren justamenteS
nuestros adversarios.
Tercero, la demagogia. Porque invocan
para estas sandeces a la diosa realidad, como si
nunca hubieran sabido cuánto hay en ella de
maldad, de error, de crisis, de muerte. Lo saben,
pero qué bien suena mostrar millones de dramas,
si se olvida que hay muchos remedios peores que
la enfermedad.
Y Piñera, de nuevo, junta también las
tres condiciones y dice amén. Y así se anula.

Gonzalo Rojas Sánchez


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