

A veinte años de la caída del Muro, la historia de la llegada al país del ex jerarca alemán:
La secreta red del KGB y la Stasi que ayudó a Honecker a asilarse en Chile
El ex líder de la RDA logró, con ayuda de agentes de las inteligencias soviética y alemana, asilarse primero en la embajada de Chile en Moscú y luego arribar al país a pasar sus últimos días.
Carlos Saldivia
El Mercurio
El 18 de octubre de 1989, luego que Hungría abriera su frontera para que 17.000 alemanes de la RDA pudieran huir, el Partido Socialista Unificado de Alemania destituyó a Erich Honecker de sus tres cargos: jefe de Estado, máximo líder del PC y jefe del Ejército. Tras ser expulsado del partido, se le abrió una investigación por "alta traición". Desde ese día, una potente operación del KGB culminó con su arribo a la embajada de Chile en Moscú en diciembre de 1991.
Tras su caída, el otrora hombre fuerte de la RDA estaba en shock. Sólo 90 días antes, en una intervención quirúrgica se le había sacado la vesícula, el apéndice y un trozo de intestino grueso, y se le había puesto un marcapaso en el hospital Charité, en Berlín. El sombrío escenario no ayudaba a su cáncer de estómago, pero tampoco había evitado iniciar una operación en busca de asilo en distintas partes del mundo, para un hombre que ya nadie parecía querer cerca.
La operación internacional
Con Honecker expulsado del partido, su ex compañero Manfred Gerlach -convertido en su sucesor- presentó al Parlamento un informe sobre la corrupción del ex jerarca y de su equipo.
Ante el adverso escenario, Honecker se reunió con el único hombre de confianza que le quedaba en la Stasi, Werner Grossmann, para preparar posibles salidas. Este le dijo: "Compañero Erich, he hablado con el KGB, y no pueden asegurar su integridad allá salvo para tratamiento médico y por unos meses. Mientras tanto, tiene cuatro opciones para pedir asilo: Corea del Norte, Cuba, Palestina o Chile".
Según un cercano a la familia, Honecker, incrédulo, le dijo molesto: "Hablaré con Gorbachov", pero el líder moscovita no contestó sus llamados, ante lo cual el jerarca alemán lo llamó "traidor".
Desde noviembre de 1989 a enero de 1990, Honecker estuvo recluido en su casa de dos pisos situada en una especie de gueto de lujo para la clase dirigente. Sin embargo, en enero de 1990, Margot Honecker sufrió un infarto y casi murió. Tuvieron que abandonar la vivienda, ya que Manfred Gerlach decidió simbólicamente convertirla en un sanatorio para enfermos mentales.
Entonces, un emisario de confianza de la Stasi le comunicó en persona: "Sabemos que Gorbachov no lo ayudará. Y que su sucesor, Boris Yeltsin, lo podría expulsar de Moscú. Por ello, le recomendamos buscar asilo político en Corea del Norte, Cuba, Palestina o Chile".
El régimen de Kim Jong Il buscaba evitar el aislamiento internacional, pero era acusado a la par de vender misiles a Libia y de haber organizado el atentado contra un vuelo de South Korean Air. Por tales motivos, el ex jerarca alemán era reacio a esta alternativa de asilo. "Incluso se le comentó a Honecker que el amado líder Kim Jong Il podía incluso usarlo en el futuro como moneda de canje para sus propios fines políticos", señala una fuente entrenada en la ex RDA.
Palestina y Cuba tampoco parecían recomendables. Ambas eran alternativas consideradas inseguras.
Tras varias evaluaciones políticas y legales, Chile se levantó como una buena alternativa. Werner Grossmann y Rudi Mittig, dos altos oficiales de la Stasi, se comunicaron con un antiguo colaborador de Sonderabteilung 20, la unidad de enlace internacional de la Stasi.
El hombre era Peter Glening, quien desde febrero de 1990 estaba destinado en la embajada de Alemania en Santiago. No era la primera operación de la Stasi en Chile. Dieciséis años antes, un oficial de la Stasi, Paul Rusckin, se encargó de dirigir la evacuación de varios militantes de la UP, por expresas órdenes de Honecker. Incluso, en diciembre de 1973, quince agentes disfrazados de arrieros cruzaron la cordillera hacia Argentina con Carlos Altamirano y su yerno chileno, Luis Yáñez.
Al ser expulsados de la casa, Honecker y Margot se refugiaron en la casona parroquial de Lobetal, una iglesia protestante de Brandenburgo, cuyo pastor era también un colaborador de la Stasi.
En marzo de 1990 intentaron el traslado a una casa de seguridad situada en Lindow, pero debido al negativo recibimiento por parte de los habitantes de esa localidad, los Honecker debieron regresar a la parroquia evangélica.
En abril de 1990, él y su esposa fueron confinados en una cárcel-hospital militar bajo vigilancia soviética, de la localidad de Beelitz, Alemania del Este. Los Honecker estaban en pésima situación económica, puesto que tras la caída del Muro de Berlín se les habían embargado las cuentas.
Llegada a Chile
El 3 de diciembre de 1990, Honecker ingresó al servicio cardiológico de una clínica especializada en enfermedades del corazón en estado "muy grave". Desde ese recinto, aun cuando sabía que sus conversaciones eran escuchadas, llamó a un viejo amigo de Markus Wolf en el KGB. Le dijo: "Hablo de parte del lobo, necesito ayuda para un amigo", tal como le había dicho su contacto en la Stasi.
El 13 de marzo de 1991, Honecker huyó a Moscú en un avión militar junto a su abogado, alegando la necesidad de seguir un tratamiento médico gratuito por su mal estado financiero. En Moscú fue ingresado a un hospital militar ruso, y posteriormente trasladado a una casa de veraneo de un oficial soviético en un apartado lugar.
Esa fue sólo la primera estación de un largo escape, facilitado por sus contactos en el KGB. Con la caída de Mijail Gorbachov y la desaparición de la Unión Soviética, Honecker perdió su última tabla de salvación, pues era Gorbachov el que se negaba a entregarlo a Alemania en contra de los deseos del nuevo Presidente ruso, Boris Yeltsin.
Posteriormente, el 11 de diciembre de 1991, poco antes de que expirara una orden de expulsión de Rusia dictada por Boris Yeltsin, Erich Honecker y su esposa, Margot, optaron por refugiarse en la embajada chilena en Moscú, donde permanecía como embajador su amigo Clodomiro Almeyda, quien los acogió como "huéspedes" generando un impasse diplomático entre Santiago, Moscú y Bonn. En abril de 1992, Margot Honecker pudo salir rumbo a Chile con ayuda del embajador chileno James Holger. El hermano de Margot, Manfred Feist, coordinó la compra de una casa en Chile con el dinero que pudo ahorrar de los 1.700 marcos mensuales que recibía como pensión por haber sido miembro de la resistencia antinazi.
El 25 de agosto de 1992, Honecker cumplió sus 80 años en prisión. Recibió un telegrama de Clodomiro Almeyda, un saludo de Gladys Marín y otro del entonces presidente del PS chileno, Germán Correa. A la cárcel llegaron a verlo su abogado y Erika Wildau, su hija alemana fruto del primer y secreto matrimonio con Edith Baumann, de quien se divorció tras el nacimiento de la hija que tuvo con Margot, en 1952.
Finalmente, Honecker llegó a Chile el 14 de enero de 1993. En el aeropuerto se reencontró con su esposa Margot y su hija Sonja. En el lugar, además, esperaban su llegada varios políticos chilenos, como Germán Correa, Isabel Allende, Ricardo Núñez, Clodomiro Almeyda, Gladys Marín y Volodia Teitelboim, entre otros. Al llegar, el dirigente socialista alemán agradeció al país "por haberme permitido cumplir mi último deseo personal: ver de nuevo a mi querida señora y valiente compañera''. Luego, inmediatamente se dirigió a la Clínica Las Condes para un chequeo médico. Luego se alojaría en la residencia que estaba preparada para él en un condominio de Carlos Silva Vildósola, en La Reina.
Durante su estancia en el país, sus actividades estuvieron marcadas, principalmente, por el cáncer hepático que padecía y que lo obligaba a visitar periódicamente el centro asistencial. De hecho, durante el primer mes, sólo una vez participó en una actividad diferente: un cumpleaños de amigos personales de él y su esposa. Asimismo, periódicamente recibía la visita de su amigo, el dirigente comunista Luis Corvalán. En septiembre de 1993 visitó sorpresivamente Valle Nevado, mostrando buena salud. Sin embargo, en diciembre sus médicos le recomendaron reposo absoluto. El 10 de ese mes, el ex líder de la RDA sería operado para insertarle un marcapasos. Desde ese momento no saldría más de su hogar, donde murió el 30 de mayo de 1994.
La vida de Margot Honecker en Chile
Margot Honecker llegó a Chile seis meses antes que su esposo, en enero de 1992. Ese año, con la ayuda de dirigentes socialistas y comunistas, se instaló en una casa en el condominio Andalaué, en la calle Carlos Silva Vildósola, en La Reina, donde vive hasta hoy junto a su nieto Roberto. Hoy, cuentan los vecinos, se le ve caminar hasta la panadería "La Baguette", donde compra pan y kuchenes . Tiene un auto, de marca KIA, pero no lo usa y vive de una pensión que recibe de su país natal.
La viuda de Honecker ha mantenido un estricto mutismo frente a los medios y sus apariciones son escasas e inesperadas. La primera vez que dio a conocer su pensamiento fue en 2000, cuando lanzó el libro "La Otra Alemania: Conversaciones con Margot Honecker", en el que defiende el legado de su esposo.
Su última aparición fue en julio de 2008, cuando, sorpresivamente, apareció en Nicaragua para ser condecorada por el Presidente Daniel Ortega. Otra de sus apariciones fue en abril del mismo año cuando celebró su cumpleaños en un restaurante de avenida Cumming en compañía de los dirigentes PC Luis Corvalán y Guillermo Teillier, entre otros. Sus amigos más cercanos son la viuda de Clodomiro Almeyda, Irma Cáceres, y el mismo Corvalán, con quien se junta a almorzar. Hoy tiene 82 años.
300 personas asistieron al funeral
El 30 de mayo de 1994, los ojos del mundo se posaron por un momento en Chile. Ese día, a las ocho de la mañana, murió -víctima de un cáncer al hígado- Erich Honecker. Tenía 81 años.
Tras su deceso, Margot y Sonia, su viuda y su hija, recibieron en su casa de La Reina las visitas y condolencias de personalidades como Hortensia Bussi y Luis Corvalán. La familia decidió que los restos del ex jerarca de la RDA serían cremados al día siguiente en el Cementerio General.
En el funeral, la capilla donde la familia veló sus restos fue prácticamente tapizada con banderas del Partido Comunista y del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. El breve cortejo, entre la parroquia y el crematorio, fue acompañado por 300 personas, entre las que se encontraban políticos como Camilo Escalona, Ricardo Núñez, Carlos Altamirano, Enrique Correa y Anselmo Sule. Por su parte, los dirigentes de los partidos Comunista y Socialista Volodia Teitelboim y Clodomiro Almeyda, respectivamente, pronunciaron breves discursos antes de la cremación. "Un elemental deber de gratitud nos mueve a los socialistas chilenos a estar en esta dolorosa circunstancia", dijo este último.
Aunque en Chile las declaraciones se centraron en brindar condolencias a la familia, hubo algunos disidentes: "Creo que la desaparición del señor Honecker tiene una doble significación. Por una parte, su muerte, en un país tan alejado de Alemania, su patria, es expresiva del alejamiento del mundo y de su patria respecto de las ideas que él sostuvo", dijo el senador Carlos Ominami, hoy renunciado al PS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario