
Vamos sabiendo más
Cuando los berlineses y todos los
alemanes celebren en los próximos días los 20
años de la caída del muro, serán muchos millones
de rusos los que también podrán alegrarse.
La caída de esa infamante muralla de la
opresión permitió que, en cascada, se liberara
toda Europa central y que se terminara la Unión
Soviética, apenas dos años después.
Y se abrieron los archivos (aunque no
todos) y comenzó a multiplicarse la investigación
sobre el terror de Stalin (1924-1953) continuador
de los crímenes de Lenin (1917-1924).
Por mucho que Nikita lo hubiese
denunciado en 1956 (por cierto, para protegerse
él mismo respecto de su criminal colaboración)
sus dimensiones y características permanecían
todavía ocultas (y quizás cuánto queda aún por
saber). En Chile, eso sí, hay quienes no vacilan
para defender en parte el sistema. La grotesca
afirmación de Ricardo Lagos el 6 de octubre del
2002, "Sin Lenin no hay Perestroika, y sin
Perestroika no hay democracia en la Federación
Rusa" (Ultimas Noticias y Edición Central 24
Horas, TVN), debe conservarse como uno de los
íconos de la auténtica mirada socialista chilena
a los acontecimientos del siglo en Rusia.
¿Qué sabemos hoy? Mucho. Sólo unos datos,
que no hay inconveniente en complementar con el
envío de una presentación completa, si se la
solicita a este columnista, a su correo.
Que hubo tres grandes momentos en la
represión: la Deportación de Kulaks (1930-3), el
Gran terror o represión del PCUS, del Ejército y
de la sociedad (1937-8) y la Internación de
prisioneros de guerra y nueva represión social
(1945-6).
Que los campos principales del Gulag
fueron 476, y que estaban destinados a tala de
bosques, construcción de obras públicas,
explotación minera y elaboración científica o
industrial.
Que el total de personas reprimidas en
ellos alcanzo a los 28.7 millones y que los
muertos hasta ahora certificados son 2.749.163.
Que los condenados lo fueron en su
calidad de enemigos del pueblo (o por ser sus
familiares), campesinos ricos (kulaks),
prisioneros de guerra o criminales comunes.
Que todavía queda mucho por saber y mucho
por dolerse de los crímenes del comunismo bajo
Stalin.
Gonzalo Rojas Sánchez.
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