
Los episodios clave tras la tragedia que cambió los planes del Gobierno y del Presidente electo:
Las 48 horas de tensión que marcaron la última semana del gobierno de Bachelet
Cerca de las 4:30 horas del sábado, y tras pedirle a su madre que cuidara a sus hijas, la Presidenta Bachelet salió rumbo a la Onemi. Horas después, algunos futuros ministros de Piñera recordaban como un vaticinio el libro "Terremotos en Chile", que recibieron de regalo el día que fueron presentados en el Museo Histórico Nacional.
EQUIPO DE POLÍTICA
El Mercurio
El desordenado arribo de Bachelet y sus ministros a la Onemi tras el terremoto
Menos de dos horas alcanzó a dormir la Presidenta Bachelet la madrugada del sábado, cuando el terremoto la despertó abruptamente a las 3:34 horas. Desde su casa de Las Condes, donde había llegado casi tres horas antes tras una fugaz visita a Buenos Aires, la Mandataria optó por partir con rumbo a la Onemi: antes de emprender viaje sólo se comunicó con su madre, Ángela Jeria, para saber de su estado y pedirle que cuidara a sus hijas.
Bachelet fue una de las primeras autoridades en llegar a la sede del organismo, ubicado frente al Parque O'Higgins, antes de las 5 AM. Pero varios de los ministros del gabinete -entre ellos, Francisco Vidal y Sergio Bitar- llegaron primero a La Moneda. ¿La razón? No existía un protocolo claro sobre cómo reaccionar en una situación así.
En la Onemi el ambiente era frenético. La Presidenta recibió los informes del subsecretario del Interior, Patricio Rosende, y la directora de la Onemi, Carmen Fernández, quienes intentaban determinar la magnitud del sismo. A la misma hora, Edmundo Pérez Yoma regresaba desde la V Región.
El nerviosismo cundía, al punto que José Antonio Viera-Gallo logró comunicarse con él para recibir instrucciones, pero éste le dijo que sólo se reunirían los integrantes del comité habitual de crisis. Como no forma parte de él, Viera-Gallo pasó la jornada del sábado en su casa, reparando daños.
Rodeada de buena parte de su gabinete -además de los enlaces de turno de las FF.AA y el director general de la PDI, Marco Antonio Vásquez-, Bachelet presidió el primer comité de emergencia para enfrentar la tragedia. La primera medida adoptada fue comunicada poco después: las regiones entre Valparaíso y la Araucanía eran declaradas zonas de catástrofe.
Bachelet se convirtió en la primera autoridad del gobierno en abordar un helicóptero y dimensionar la magnitud de la crisis. La Presidenta debió esperar casi cuatro horas para emprender vuelo. ¿La explicación? Era imposible ubicar a su piloto.
Poco después, Rosende siguió sus pasos.
En medio de las tensiones de las primeras horas, Bachelet aún no se enteraba de que una de sus familiares se transformaría en una víctima directa de la emergencia: su tía Alicia, hermana de su padre Alberto, murió a los 90 años de un paro cardiaco minutos después del terremoto.
El fax y el diálogo sobre el posible tsunami que terminó con la remoción del jefe del SHOA
Pocos minutos después del terremoto, el general Cristián Le Dantec volvió a subir en completa oscuridad los 14 pisos que lo separaban de su departamento en Las Condes. La fuerza del remezón lo había obligado a bajar prácticamente con lo puesto al primer piso y el nuevo jefe del Estado Mayor Conjunto de las FF.AA. recibió un llamado para dirigirse inmediatamente a la Onemi, por lo que fue a buscar ropa más apropiada.
Cerca de las cinco de la mañana, Le Dantec llegó hasta la calle Beauchef, donde ya se encontraban la Presidenta Bachelet, Patricio Rosende y Carmen Fernández. En medio de las dificultades de comunicación del momento, rondaba en el ambiente la preocupación por la posibilidad de que al terremoto se le sumara un tsunami.
Casi una hora antes, a las 4:07 horas, el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) había enviado un fax a la Onemi. "Condiciones pueden generar tsunami. Se desconoce si se ha producido. Mantendré informado", se leía.
Sin embargo, la información no fue difundida, porque el documento habría llegado borroso y casi ilegible a la Onemi. Aquí las versiones se cruzan: mientras algunos dicen que hubo una "falla de origen" en el SHOA, otros afirman que fue la falta de tinta en el tóner del fax del organismo el que hizo ilegible la información.
Además, a esa hora se imponía la tesis de la directora de la Onemi, quien señalaba que alertar a la población sin tener mayor certeza podría provocar pánico, e incluso varias muertes. Más aún cuando, a las 4:56, el SHOA le señaló a la Onemi que no había ya riesgo de tsunami, en circunstancias de que a esa hora varias olas azotaban las costas entre Valparaíso y Talcahuano.
En ese marco, cerca de las 5:15 horas, y cuando las autoridades estaban reunidas en una sala de la Onemi, sonó el teléfono. Le Dantec contestó: era el operador del SHOA, quien intentaba comunicar los últimos datos. Pero al no entender qué quería decir, el general prefirió pasarle el teléfono a la Presidenta para que hablara con ella.
En ese diálogo se le habría asegurado a Bachelet que el epicentro fue en tierra, lo que descartaba un tsunami. El error le costó el puesto al jefe del SHOA, capitán de navío Mariano Rojas, y la Armada inició una reestructuración de la entidad.
La carrera de Piñera y el adelantado debut de su gabinete
En Casablanca, en la casa del diputado UDI Edmundo Eluchans, sorprendió el terremoto a Sebastián Piñera. En medio de la noche, y tras varios frustrados intentos por contactarse debido a las fallas que experimentaban las comunicaciones, el Presidente electo conversó por teléfono con su ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter.
Éste se había coordinado previamente con el futuro subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla. Y el diagnóstico era claro: pese a que aún no había detalles, ambos coincidieron en que las primeras informaciones marcaban que podía ser una catástrofe de proporciones. Y que, ante ella, el futuro Gobierno tenía que reaccionar.
Así, una vez que amaneció, Piñera se trasladó hasta la Onemi. La decisión había sido concordada con Hinzpeter, quien también llegó junto a Ubilla. En el lugar ya se encontraba instalado gran parte del equipo de Gobierno, liderado por la Presidenta Bachelet. Así, pudieron interiorizarse de los alcances del sismo, aunque con ciertas dificultades.
Convencidos de que la situación se veía como crítica, Piñera, Hinzpeter y Ubilla convocaron al resto de los ministros designados a la sede de su ex comando en Apoquindo a una suerte de primer consejo de gabinete. Allí, sin mucha información precisa sobre los efectos del terremoto, Piñera dio las primeras instrucciones y tareas para enfrentar la crisis, que -ya en ese momento- intuía que marcaría al menos su primer año de mandato.
Bachelet y Piñera disputan protagonismo para enfrentar tragedia
La tarde del sábado, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera coincidieron en Concepción. Ambos habían viajado por separado a la ciudad, buscando conocer los desastrosos efectos del terremoto de esa madrugada.
El diseño del Mandatario electo -replicando las salidas a terreno de Bachelet y afirmando que su recién designado gabinete ya estaba recabando información- provocó inmediata molestia en La Moneda, donde asumieron que Piñera intentaba disputar el protagonismo en medio de la crisis.
El enojo aumentó en Palacio cuando se enteraron de que la alcaldesa de Concepción, Jacqueline van Rysselberghe, trató de gestionar un encuentro entre Piñera y Bachelet.
La disputa alcanzó incluso al intendente Jaime Tohá. Esto, pues era requerido por teléfono tanto por la Mandataria como por su sucesor. Y la exteriorizó por la tarde el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, al decir que "no podemos trabajar en conjunto (...) acá hay un solo gobierno".
La tensión continuó al día siguiente, cuando Piñera pidió públicamente decretar Estado de Catástrofe. Bachelet se enteró en medio de una reunión y reaccionó con molestia, dicen en su entorno.
Así, la polémica debió ser zanjada personalmente, en la cena que Bachelet y Piñera sostuvieron el domingo, en la casa de la Mandataria.
La advertencia de Rosende y el temor a "militarizar"
Tras sobrevolar la tarde del sábado la Región del Biobío y analizar en detalle la situación con el intendente Jaime Tohá, el subsecretario de Interior, Patricio Rosende, tenía un diagnóstico claro. Y lo transmitió a Santiago inmediatamente: profunda destrucción, falta de electricidad e incipientes robos y saqueos. Sugerencia: decretar toque de queda en la zona.
El informe del subsecretario fue recibido por la Presidenta Bachelet en la sede de la Onemi, durante una reunión con representantes de las Fuerzas Armadas. Además del jefe del Estado Mayor Conjunto de la Defensa, general Cristián Le Dantec, se encontraban el general de Ejército Carlos Zimmerman y el secretario general de la Armada, contraalmirante Jorge Ibarra.
Según ha dicho la Presidenta, declinó la idea por sugerencia de los militares. Sin embargo, Le Dantec indicó que a él "nadie" le había preguntado.
La opción de sacar a los militares a la calle ya había sido analizada en la mañana por Bachelet. A las 06:00, durante su primer encuentro con el comité de emergencia en la sede de la Onemi, los ministros presentes -Francisco Vidal, Sergio Bitar, Álvaro Erazo y el subsecretario Rosende- habían hablado sobre la alternativa de "militarizar".
Sin embargo, en la reunión se expresaron los primeros temores. Como señaló durante la semana Bitar, para el gobierno de la Concertación "no fue fácil" allanarse al diseño de entregar el control operativo de la zona de catástrofe a los militares.
En esa cita de la mañana había participado la asesora de Bachelet, María Angélica Álvarez, y fue excluido Le Dantec.
Más tarde, esta idea fue promovida intensamente por Edmundo Pérez Yoma y Vidal, la que terminó imponiéndose el domingo en la mañana, al ver las imágenes de televisión que mostraban los violentos saqueos en Concepción.
La anticipada llegada del Gral. Pesse a Talca
El domingo, cerca de las 15 horas, el general Bosco Pesse fue contactado por una alta autoridad de la defensa nacional para notificarlo de que había sido designado jefe de Plaza de la zona del Maule bajo el marco del en ese momento recién decretado Estado de Catástrofe, y que por lo tanto debía trasladarse lo antes posible a Talca. Para sorpresa de su interlocutor, Pesse en ese momento ya estaba llegando a la capital de la Séptima Región.
Según altas fuentes de Defensa, el motivo del anticipado traslado de Pesse tiene su génesis en la mañana del sábado, un par de horas después de ocurrido el terremoto.
Luego de la reunión de las 06:00 horas del comité de emergencia en la Onemi, encabezada por la Presidenta, en la que en un principio se descartó decretar Estado de Catástrofe y se optó por Zona de Catástrofe, uno de los impulsores de la aplicación de la primera medida, el ministro Francisco Vidal, redactó una resolución en la que facultaba al Estado Mayor Conjunto coordinar el envío de fuerzas, equipos y medios con "fines humanitarios". El documento, en la práctica, permitió que los contingentes de la II y III divisiones (las de las regiones afectadas por el terremoto) pudieran movilizarse.
El propio ministro Pérez Yoma -también partidario del Estado de Catástrofe-, reveló el miércoles en el Senado que desde el mismo día del sismo el contingente militar comenzó a trasladarse a las zonas dañadas.
El impacto de la TV y la errática firma de los decretos
La mañana del domingo, los canales de TV comenzaron a emitir las primeras imágenes de saqueos a supermercados en Concepción que intranquilizaron a las autoridades.
Reunida con los comandantes en jefe de las FF.AA. -sólo se ausentó el representante de la Armada-, Bachelet dio la orden de redactar los decretos que establecerían el despliegue militar en la zona de catástrofe.
En un primer momento la Mandataria había ordenado establecer el estado de excepción constitucional en la Región del Maule y la provincia de Concepción. Con esa instrucción el subsecretario de Guerra Gonzalo García inició la redacción de los documentos, que fueron firmados a las 15 horas.
Pero el impacto de las imágenes de TV que se seguían con atención en La Moneda hizo que Bachelet ampliara su orden inicial: el Estado de Catástrofe se decretaría a toda la VIII Región.
Vidal y Pérez Yoma debieron volver a ser ubicados para que firmaran el nuevo documento.
La cena en que Bachelet y Piñera definieron los roles ante la crisis
La noche del domingo, la Presidenta Michelle Bachelet recibió en su casa de Las Condes a Sebastián Piñera. Fue el primer diálogo en medio de la soterrada disputa entre ambos por el protagonismo en medio de la catástrofe.
En ese contexto, ambos llegaban con quejas a la cita. Mientras Bachelet estimaba que Piñera estaba tratando de opacar su rol en el control del desastre, el futuro presidente expresó que La Moneda buscaba impedir que el nuevo gabinete colaborara en la solución de la tragedia.
Así, tras cenar acompañados por sus respectivos ministros del Interior, Edmundo Pérez Yoma y Rodrigo Hinzpeter, Bachelet y Piñera acordaron la tregua.
Fue una conversación franca, dicen asesores de Bachelet, en la que ambos acordaron no seguir incrementando la tensión ni continuar peleándose por "aparecer en la foto", como dice una fuente de Palacio.
Además, separaron roles. La Mandataria se haría cargo del manejo urgente de la catástrofe, mientras Piñera quedaría a cargo de planear la línea de reconstrucción.
El diseño tuvo su corolario ayer, cinco días antes de que Piñera jure como el nuevo Presidente, cuando Bachelet lo invitó por primera vez a La Moneda desde la elección de enero. Un "traspaso simbólico", explican en el Gobierno.
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