domingo, 7 de marzo de 2010

Lado oscuro del alma nacional


Opinión de Jovino Novoa:


A la angustia y la pena que sienten miles de familias chilenas por la desaparición y la muerte de sus seres queridos y la pérdida de bienes materiales, se suman los efectos de un desastre moral que afecta los cimientos de la sociedad chilena.

El terremoto descubrió la parte oscura del alma nacional. Al ver a los propios vecinos convertidos en amenaza, a los jóvenes y adultos dedicados a la rapiña, a ciudades enteras sin Dios ni ley, es válido preguntarnos qué estamos haciendo mal como sociedad.

El problema es cultural, social y valórico, y tiene muchas causas. Una de ellas es una educación equivocada, enfocada en garantizar derechos olvidándose de exigir deberes y el cumplimiento de responsabilidades, sin premio al esfuerzo y condescendiente con la flojera. El individualismo, el consumismo, el hedonismo y el relativismo son también factores que minan la fortaleza del cuerpo social.

Otro factor es la ambigüedad de un sistema que protege a los delincuentes y no a las víctimas. Durante 20 años, la Concertación ha sido reticente en usar la fuerza de la ley para reprimir el delito y la violencia organizada. Se ha hecho la vista gorda frente al vandalismo callejero y a la violencia usada por determinados grupos de presión, impidiendo a los carabineros ejercer su tarea por temor a ser tildados de represivos.

A lo anterior se le agrega el deterioro que ha experimentado la familia chilena en los últimos años. La familia es el pilar de la sociedad y es en ella que los niños pueden interiorizar un sistema de valores para aplicarlo después en su vida cotidiana.

Pese a todo, una inmensa mayoría del país se ha volcado a ayudar a los damnificados por el terremoto y ha condenado estas muestras de descomposición social.

Es necesario educar a las nuevas generaciones en una cultura de la responsabilidad, donde existan tanto derechos como deberes y en la que se rechace el relativismo moral. Tal como lo señaló Sarkozy en uno de sus discursos más memorables: "Yo creo en la libertad individual, pero quiero compensar el individualismo con el civismo, con una ciudadanía hecha de derechos, pero también de deberes".




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