martes, 21 de septiembre de 2010

¿QUÉ CELEBRAMOS EL 18 DE SEPTIEMBRE?


Se ha planteado que este año Chile celebra el Bicentenario de su vida independiente, lo que simplemente no es cierto, el 18 de septiembre conmemoramos la primera Junta de Gobierno, que se organizó para cuidar el reino para el Rey de España, Fernando VII, que se encontraba prisionero del Imperio napoleónico, y en cuyo trono había sido reemplazado por José Bonaparte, al que los españoles motejaban como “Pepe Botella”.

El acta de Instalación de la Excelentísima Junta Gubernativa del Reino explica con claridad absoluta los motivos y objetivos por los que se constituye esta instancia de Gobierno Local, en la que juran “defender al reino hasta con la última gota de su sangre, conservarlo al señor don Fernando Séptimo y reconocer al Supremo Consejo de Regencia”.

Creemos que es una fecha importante, pues después de este paso de repudio a los Gobernantes franceses instalados en España y de apoyo al legítimo Gobernante de la península, fue el primer acto político de acción independiente, el que sin duda alguna provocó el germinar de las ideas independistas de los “criollos” al amparo del Ejército Nacional, creado por la Junta el 2 de diciembre de 1810.

La Primera Junta de Gobierno fue encabezada por Mateo de Toro Zambrano y Ureta y compuesta como Vice Presidente por el Obispo José Martínez de Aldunate y los vocales Fernando Márquez de la Plata, Juan Martínez de Rozas, Ignacio de la Carrera, Juan Enrique Rosales y Francisco Javier de Reina, y como secretarios Gaspar Marín y Gregorio Argomedo.



PRIMER CONGRESO NACIONAL

El ambiente era de un creciente independentismo respecto a España, aunque el Primer Congreso Nacional del 4 de julio de 1811 fue dominado por posiciones moderadas, fue un claro quiebre con la tradición colonial, lo que provocó una violenta reacción de los grupos realistas que el primero de abril, fecha en que debía elegirse el Congreso, que con Tomás de Figueroa junto con las tropas a su mando se amotinaran, motín que fue rápidamente sofocado y su cabecilla fusilado.

La primera sesión de este Congreso se realizó el 4 de julio de 1811, en el Edificio de la Real Audiencia, en la que los más exaltados independistas eran minoría, lo que provocó una nueva ola de agitación encabezada por Juan Martínez de Rozas, comenzando una abierta conspiración contra la mayoría moderada al sentirse excluidos de la Junta Ejecutiva que debía hacerse cargo de los asuntos públicos mientras se dictaba una Constitución Nacional.

Con este ambiente revuelto irrumpió en la escena política un joven militar, José Miguel Carrera Verdugo, que se transformaría en el líder de los sectores que propiciaban la libertad política, los que el 4 de septiembre de 1811 dieron un golpe de Estado que derribó a la mayoría conservadora del Congreso, sin mayor resistencia, logrando que la instancia tuviera una mayoría afín a sus ideas republicanas y libertarias.

Fue un periodo complicado, bastante anárquico, en el que Carrera asumió el poder dando los primeros pasos autónomos de Chile, con la abolición de la esclavitud, en el que se produjeron enfrentamientos entre los militares carrerinos y Martínez de Rosas, que estuvieron a un tris de provocar una guerra civil, cuyo fantasma se disipó con la formación de la nueva Junta Provisional de Concepción, conformada básicamente por grupos de militares leales a Carrera, que siguió ejerciendo el poder.

En esta etapa Carrera impulso una serie de medidas destinadas a la consolidación de la causa independentista, como la creación de la “Aurora de Chile”, cuya misión periodística era publicitar las ideas de Carrera, la creación de los primeros emblemas nacionales; la dictación de un Reglamento Constitucional que declaraba la autonomía de Chile, el establecimiento de relaciones diplomáticas con los Estados Unidos de Norteamérica, la creación de la Biblioteca Nacional y el Instituto Nacional.

La derrota del caudillo en Chillán, en agosto de 1813, produjo la remoción de Carrera en el cargo y su reemplazo por Bernardo O´Higgins Riquelme, lo que inició una fuerte confrontación entre ambos líderes. Los secesos militares enardecieron las posiciones de quienes reclamaban el derecho a elegir a nuestras propias autoridades. Lo que luego de la captura de Talca tuvo como consecuencia la asunción de Francisco de la Lastra como Director Supremo y la proclama de un nuevo Reglamento Constitucional en marzo de 1814.

La larga extensión del conflicto militar, además del declive de las fuerzas revolucionarias chilenas, además de la recuperación del trono por parte de Fernando VII, determinó negociaciones con las fuerzas españolas que plasmaron el tratado de Lircay, en el que los chilenos reconocían la autoridad de Fernando VII, lo que no fue reconocido por Carrera, que el julio de 1814 dio un nuevo golpe de estado, con el que recuperó el poder, pero dejando a las fuerzas patrióticas trisadas por las querellas.

La profunda fisura del bando chileno se cristalizó en la batalla de Tres Acequias en septiembre de 1814, en el que las tropas del gobierno de Carrera se enfrentaron con las fuerzas lideradas por O’Higgins, resultando las tropas o´higginistas derrotadas y desbandadas, sujetando a O´Higgins a la autoridad de Carrera.

Mientras esto sucedía, el virrey Abascal del Perú, desconoció el acuerdo de Lircay y envió a Chile un nutrido contingente militar encabezado por el general español Mariano Osorio, que reorganizó las tropas monárquicas e impuso una fuerte derrota a los revolucionarios en Rancagua, 1 y 2 de octubre, en la batalla conocida como el desastre de Rancagua, que puso fin a la Patria Vieja.

Después de la derrota de Rancagua, Bernardo O’Higgins y José Miguel Carrera se alejaron de Chile, llegando ambos próceres a Mendoza, con destinos distintos. O´Higgins, apoyado por la Logia Lautarina, organiza junto con José de San Martín el Ejercito Libertador, mientras Carrera viaja a los Estados Unidos a conseguir armamento para la liberación de la Patria, a la que nunca pudo regresar, siendo fusilado en Mendoza por orden de San Martín y O´Higgins.

Después del desastre o sorpresa de Cancha Rayada, el 18 de marzo de 1818, en que comenzó a correr el rumor de la muerte de O´Higgins, Manuel Rodríguez arengó a los chilenos diciéndoles “aún hay Patria ciudadanos” y se designó como Director Supremo, en el que duró 30 horas, hasta que O’Higgins retornó a la capital y se hizo nuevamente del poder.

El 5 de abril de 1818 las tropas patriotas y las realistas se encontrarían por última vez. Los chilenos, comandados por San Martín, infringieron una severa derrota a los españoles de Osorio, que se retiraron a Concepción sin volver a intentar una vuelta a Santiago, con lo que quedó asegurada la independencia. Después de la contienda, O'Higgins fue a saludar a San Martín, al que reconoció como salvador de la Patria, dándose el ya famoso abrazo de Maipú.

El Acta de la Independencia, por medio de la que Chile declaró solemnemente su independencia de la corona española, fue redactada en enero de 1818, aprobada por el Director Supremo Bernardo O´Higgins el 2 de febrero de ese mismo año en la ciudad de Talca, aunque fue datada con fecha 1 de enero de 1818 en Concepción, procediéndose a la ceremonia de jura de la Independencia el 12 de febrero de ese año, en esa ciudad, en conmemoración del primer aniversario de la Batalla de Chacabuco.

(Transcripción de Nibelungo 88)



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