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viernes, 22 de octubre de 2010

UN PRESIDENTE DÉBIL EN HISTORIA CONTEMPORÁNEA



DEL BLOG DE HERMÓGENES

Sebastián Piñera ha vuelto a hacer un homenaje al sector político con el cual más se identifica su alma de gobernante, la Concertación. La prensa lo considera "inédito" ("La Segunda" de hoy), pero no lo es. Reiteradamente nos ha demostrado que el ADN suyo y el de la Concertación son el mismo. Por eso, apenas llegado al poder, insistió en aumentos del gasto público, creación de nuevos ministerios y alzas de impuestos a los particulares. Y esa identidad lo impulsa a rendir públicos e internacionales homenajes a sus antecesores, los Presidentes de la Concertación, lo cual ha dado pie a que cometa errores memorables que sólo acreditan ignorancia de la historia contemporánea del país.
En efecto, ha proclamado lo siguiente, que pone de manifiesto su real ubicación política: "Recuperamos la democracia con la ayuda de la Concertación, que estaba en la oposición al gobierno militar, y que pelearon por recuperar el sistema democrático". Muestra palmaria de ignorancia histórica: lo que se materializó en 1990 fue la aplicación plena del articulado permanente de la Constitución de 1980, propuesta al pueblo por el Gobierno Militar y aprobada por aquél. Si la Concertación no hubiera existido, en 1990 ese articulado permanente se habría aplicado igual y la estructura institucional habría sido sustancialmente la misma. Porque quienes recuperaron la democracia para los chilenos fueron los uniformados que condujeron el proceso 1973-1990, a partir del momento en que derrotaron la intentona totalitaria armada encabezada por Salvador Allende.
Quedará como "perla" de las intenciones reales de éste su confesión cuando, entrevistado por un periodista alemán, que él tomó como representante de la prensa comunista de Alemania Oriental, Allende confesó paladinamente que no habría nuevas elecciones. Creyendo que su entrevistador era tan marxista-leninista como él y ante la pregunta de si habría nuevas elecciones, Allende le dijo socarronamente: "No sea tan pesimista, compañero".
La democracia la salvaron los militares y también la restablecieron los militares, y por lo mismo fue que sus adversarios y opositores ganaron el poder en 1990 y lo habrían hecho igual aunque no se hubiera cambiado una coma de la Constituciòn de 1980. Pero Sebastián Piñera ignora todo eso y hace gala de ello por estos días en Europa, lo cual puede hacer con toda tranquilidad porque, en general, Europa y el mundo comparten su visión errada, y porque en Chile los sectores políticos que podrían objetarla están entregados a él o clínicamente muertos.
Y luego, no contento con esa ostensible prueba de desconocimiento histórico, rindió homenajes a sus cuatro predecesores concertacionistas, de los cuales tres (homenajes) fueron completamente errados: uno, el que hizo a Aylwin como "hombre de la transición", cuando éste gobernó después de terminada la transición contemplada en la Carta de 1980, y que se caracterizaba por las disposiciones transitorias que dejaron de regir el 11 de marzo de 1990. La única transición de Aylwin fue hacia la impunidad de los terroristas y la condena inconstitucional e ilegal de los militares, a la que dio comienzo con su famosa carta a la Corte Suprema indicándole una fórmula ilegal de interpretar la amnistía, que los jueces de izquierda, que la Concertación se encargó de instituir como mayoría en los tribunales, no sólo acogieron sino que sobrepasaron; dos, rindió homenaje a Frei por sus "modernizaciones", siendo que éste retrotrajo la legislación laboral a cánones de rigidez que habían sido superados por las reformas laborales de José Piñera. Frei a duras penas concretó la privatización de las empresas sanitarias, pero fue el impulsor de medidas intervencionistas que incidieron en que la productividad del país cayera cada vez más, como lo sigue haciendo; y su única "genialidad" histórica destacable fue haber declarado públicamente que la crisis asiática no tendría incidencia en Chile, en circunstancias que meses después el producto comenzó a decaer, lo que le permite exhibir a este mandatario en su hoja de vida el único ejercicio en los últimos veinte años en que el PIB chileno retrocedió; y tres, la cúspide de las inepcias históricas del actual mandatario fue alcanzada cuando le dio crédito a Ricardo Lagos, textual, "que comenzó la apertura de la economía chilena". Eso fue simplemente fantástico, frente al hecho histórico de que fue en los años '70 cuando el Gobierno Militar inició trabajosamente la apertura económica nacional, lo cual es reconocido incluso por sus más sañudos adversarios, pero no por el que cosechó los votos de los partidarios de ese Gobierno, lo cual ahora vemos que sirve sólo para el efecto de continuar la tarea de desprestigio del mismo y, ahora, para desconocerle hasta sus más indiscutidos avances.
Leyendo las lecciones de historia contemporánea impartidas por Sebastián Piñera en París he sentido una vez más la satisfacción del deber cumplido, al haberme abstenido en enero pasado de votar por él.
Publicado por Hermógenes Pérez de Arce

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