viernes, 19 de noviembre de 2010

FESTIVAL DE NACIONALIZACIONES EN VENEZUELA


El Mercurio

Semanario británico analiza la economía bajo Hugo Chávez:
Festival de nacionalizaciones en Venezuela

El Estado se está apoderando de todo, desde empresas de acero hasta fabricantes de botellas, con malos resultados en cada área.


Los dueños de propiedades, ya sean grandes o pequeñas, no duermen tranquilos en Venezuela en estos días. Después que la oposición ganó por estrecho margen las elecciones legislativas en septiembre, el Presidente de izquierda Hugo Chávez se ha embarcado en un festival de nacionalizaciones, apoderándose de todo, desde empresas de acero y fabricantes de botellas hasta planes habitacionales. Cuando los trabajadores protestan, él despliega a la guardia nacional en contra de ellos.

El gobierno ha justificado las confiscaciones declarando que estaba disolviendo los monopolios o poniendo fin a las infracciones a los reglamentos laborales o medioambientales. Pero el objetivo al parecer es actuar decisivamente contra lo que Chávez llama "la oligarquía" antes que el nuevo Parlamento, con una minoría opositora considerable, entre en sesión en enero.

El 25 de octubre la subsidiaria venezolana de Owens-Illinois, una industria del vidrio estadounidense, se convirtió en la empresa número 200 nacionalizada hasta la fecha este año. Como es habitual, los gerentes y trabajadores se enteraron de su destino durante una transmisión de televisión en vivo del Presidente. Él acusó a la compañía de explotar a sus trabajadores y botar desechos en los bosques. Pero el decreto de expropiación, el cual se publicó al día siguiente, no mencionaba para nada estos supuestos delitos, acusando a la compañía, en cambio, de explotar su posición predominante en el mercado.

Según los propios cálculos del gobierno, éste ha confiscado alrededor de 3 millones de hectáreas de tierras agrícolas y planea incautar otras 450 mil hectáreas el próximo año. Aunque la Constitución de 1999 garantiza los derechos de propiedad, los cambios sucesivos en la ley de tierras han dado al gobierno el derecho a apoderarse de cualquier granja que le guste, en una mayoría de casos con una mínima o ninguna indemnización.

A las empresas industriales y comerciales no les ha ido mejor. De acuerdo con la organización de empleadores, Fedecamaras, desde que Chávez llegó al poder en 1999 casi 400 compañías han sido nacionalizadas, la gran mayoría en los últimos dos años. La Cámara de Comercio Venezolana-Estadounidense señala que se pagó una indemnización a los propietarios de sólo nueve de las 44 firmas miembros que han sido confiscadas este año. La Constitución establece que no puede haber ninguna expropiación sin un veredicto final de los tribunales y una justa compensación. En la práctica, la firma del Presidente es todo lo que se necesita.

A través de los años ha cambiado el motivo oficial para la nacionalización. Las primeras confiscaciones se justificaban sobre la base de que la compañía (o la granja) era improductiva. El gobierno luego decidió que las áreas "estratégicas" de la economía debían pasar a manos del Estado. Por lo tanto, en 2007-08 se apoderó de las empresas privadas de petróleo y de electricidad, como también de telecomunicaciones, la industria de cemento y Sidor, una firma de hierro y acero que se había privatizado en la década de 1990.

El gobierno también controla ahora una cuarta parte del sistema bancario. Chávez declaró hace poco que cualquier banco que declinara "cooperar con el desarrollo nacional" en la asignación de créditos de acuerdo con las prioridades del gobierno también sería confiscado. En estos días las autoridades declaran abiertamente que su objetivo es establecer una economía socialista.

En forma paradójica, a pesar de las confiscaciones, la parte del PIB del Estado al parecer todavía es de cerca del 30 por ciento, la misma que era en 1998. Esto se debe en parte a que el sector privado se expandió rápidamente durante el auge del petróleo en 2004-08. Pero también se debe a que varias compañías nacionalizadas ahora producen menos que cuando estaban en manos privadas. Gran parte de la industria alimentaria ha sido confiscada con el fin de "asegurar la soberanía de los alimentos". Pero el resultado ha sido un agudo aumento en las importaciones. A principios de este año se encontraron más de 130 mil toneladas de alimentos en descomposición importados por PDVAL, una rama de la compañía estatal de petróleo, en puertos y en terrenos eriazos.

Hay una o dos excepciones. Autoridades señalan que la producción en Enlandes, una empresa de leche nacionalizada, ha aumentado en 50% en dos años. El ministro de Ciencias precisó hace poco que CANTV, la principal firma de telecomunicaciones, tenía el 65% más de clientes desde su nacionalización, aunque no entregó detalles. Pero, habitualmente, una vez que las compañías están en manos estatales los niveles de personal suben, los precios caen y se vuelven dependientes de los subsidios gubernamentales, según Richard Obuchi de IESA, una escuela de negocios en Caracas. Además, tienden a hacer una gama más pequeña de productos.

La industria de la construcción se ha visto severamente afectada por la nacionalización. El cemento y las vigas de acero están más escasos (hay un próspero mercado negro de ambos). Sidor produjo 4,3 millones de toneladas de acero en su último año en el área privada; este año espera producir 2 millones de toneladas.

Otra razón de por qué los planes habitacionales se han retrasado o suspendido es que el gobierno ha prohibido que las constructoras ajusten los precios de acuerdo a la inflación, la que supera el 30 por ciento. A principios de este mes Chávez expropió seis nuevas propiedades en construcción, ante el horror de la mayoría de los compradores. Las constructoras, asegura el Presidente, son "bandidos" que no recibirán ninguna indemnización por la confiscación.

Mala gestión

La historia se ha repetido en casi cada área en la que ha incursionado el gobierno. La nacionalización de la electricidad contribuyó a la escasez de energía que desembocó en un severo racionamiento a principios de este año y continuos cortes de luz no programados en todo el país. La industria petrolera, cuya mayor parte ya estaba en manos del Estado, ha tenido una baja (de cuánto, es un asunto a discutir) de producción tanto de crudo como de productos refinados.

Las encuestas indican que una mayoría de venezolanos desaprueban las nacionalizaciones y apoyan firmemente la propiedad privada. Pero Chávez parece estar siguiendo el consejo de Alan Woods, un trotskysta galés que ha llegado a ser un asesor informal. Woods, quien es muy conocido en Caracas, instó públicamente al Presidente a que respondiera a su revés electoral "acelerando el proceso revolucionario", expropiando tierras, bancos y las principales industrias. Sería mejor que los venezolanos se prepararan para nuevas nacionalizaciones, más escasez y decaimiento económico.



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