sábado, 23 de julio de 2011

DEL BLOGS DE HERMÓGENES



viernes 22 de julio de 2011

La Educación es un Bien de Capital

La tontería más repetida en el país este año ha sido "no al lucro en la educación", en nombre de la cual han lucrado (nada menos que por cuatro mil millones de dólares, hasta el momento) estudiantes, profesores y universidades estatales o semi-estatales.
Bajo ese clima absurdo, una frase del Presidente (políticamente desafortunada pero menos equivocada que "no al lucro") ha provocado muchos comentarios negativos: "la educación es un bien de consumo".
Los intelectuales y gurúes han rasgado vestiduras, pues ¿cómo alguien puede ser tan herético y mezclar las palabras "consumo" y "educación"?, dicen.
Lo que sucede es que la educación no es un bien de consumo, sino que un bien de capital, es decir, uno que sirve para producir otros bienes. En eso está equivocado el Presidente, pero en no más que eso. En todo lo demás, la educación es un bien como cualquier otro. Si sube el precio del trigo, los agricultores producen más trigo. Si suben los sueldos de los profesores, más personas quieren estudiar pedagogía. ¿Cuál es la diferencia? Ninguna, porque el lucro está tan presente en la agricultura como en la educación. Esa es la realidad de la naturaleza humana. Objetivamente comprobable. ¿Alguien tiene la menor duda de que si la remuneración de un profesor fuera de doce o trece millones de pesos mensuales, como lo es la de un parlamentario, habría un exceso de aspirantes a profesores tan grande como el que hay de aspirantes a parlamentarios?
Como la educación es un bien de capital, que sirve para producir otros bienes (los que producen las personas que se educan), los economistas hablan de "capital humano". Porque, cuando una persona se educa más, aumenta su "capital humano", es decir, es capaz de generar más valor (más bienes o bienes de mayor valor) con su trabajo.
Todo lo anterior no sólo es evidente por sí mismo o, en todo caso, empíricamente comprobable, sino de sentido común.
Claro, estoy consciente de que, si se hiciera una encuesta entre la gente, una mayoría probablemente sería contraria al "lucro en la educación". Es que en nuestro medio está sucediendo algo grave: las consignas se están imponiendo sobre el sentido común, sobre la realidad de las cosas; sobre, en definitiva, la naturaleza humana. Porque el sentido del lucro predomina en la naturaleza humana. Lo cual no significa que no haya algunas personas que renuncien a él, y eso está muy bien. Son personas que trabajan a cambio de nada o de casi nada. Son santos y está muy bien que los haya. Lo malo es que son muy pocos.
Pero una manera segura de destruir una sociedad es la de legislar partiendo del supuesto de que todos los integrantes de ella son santos, porque eso no es así. "No al lucro" en la educación destruiría lo mejor de la educación chilena, que está, precisamente, allí donde hay fines de lucro.
Por eso la Constitución de 1980, que fue muy sabia, consagró el lucro en la educación, al establecer la libertad de trabajo con derecho a "una justa retribución" (lucro) y la plena libertad para crear, organizar, mantener y desarrollar entidades educacionales de todos los niveles. En ese sentido, la Ley Orgánica Constitucional de la Educación Superior, que sólo admitió crear universidades privadas sin fines de lucro (y que ha sido ampliamente "by-passeada") es una ley inconstitucional, por lo cual el propósito del nuevo Ministro de Educación de hacerla cumplir rigurosamente no sólo es un disparate, desde el punto de vista del desarrollo de la enseñanza superior, sino un atentado contra la Constitución.
Bueno, ésa es la verdad de las cosas, más allá de las consignas. Y las sociedades progresan cuando se organizan de acuerdo con la realidad y no de acuerdo a consignas vacías que nada tienen que ver con aquélla. Pues si viven según las consignas, caminan directo al fracaso o a la ruina, como puso en evidencia ante toda la Humanidad la caída del Muro de Berlín en 1989.
Publicado por Hermógenes Pérez de Arce

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