jueves, 8 de septiembre de 2011

EJERCITO ARGENTINO AUTORIZA BODA ENTRE HOMOSEXUALES



En un segundo vergonzoso acto de degradación ética, el Ejército argentino autorizó un matrimonio entre dos homosexuales. Digo “el segundo” acto, porque el primero fue permitir a esos degenerados enfermizos vestir el uniforme militar.



Recordemos que en Argentina se promulgó una “ley de matrimonio igualitario”, el 15 de julio del 2010, bajo la cual quedó permitido el matrimonio entre homosexuales. Convirtiéndose así, bajo el gobierno de la señora Fernández de Kirchner, en el primer país de Latinoamérica en legalizar la depravación.



No es extraño que un gobierno de corte marxista se empeñe en la destrucción de la sociedad. Pero que eso haya llegado a las propias Fuerzas Armadas, donde se supone que la decencia y las buenas costumbres se mantienen, es otra cosa.



El trascendido dice que: “El Ejército argentino aceptó el pedido realizado por una pareja de oficiales, en el marco de la ley vigente de matrimonio entre personas del mismo sexo”.



De esta manera la bicentenaria Institución castrense del vecino país, acepta el matrimonio entre un “teniente coronel y un capitán”, ambos de sexo “masculino”. Y además se estudia si se aplica la normativa que establece que un militar al contraer nupcias debe vestir su uniforme de gala con las respectivas distinciones y condecoraciones.



¿Qué importancia puede tener la ropa? Lo relevante de la información es el hecho mismo, no el uso o no de uniforme militar.



El actual gobierno chileno ya dio un peligroso paso (que ni siquiera la impúdica concertación se atrevió a dar), con el proyecto de “uniones civiles”, el cual se expuso rimbombantemente en La Moneda con presencia de varios ministros y los conocidos agitadores homosexuales chilenos.



Ojalá que esto no prospere y que Chile, al menos en eso, se mantenga decente.



Y si la debilidad del gobierno y la pobrísima casta política chilena ceden en la morbosa estupidez, por lo menos, que las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile se mantengan firmes en las buenas costumbres, que no permitan jamás, que la degeneración ni la inmundicia lleguen a sus filas.





Alejandro Russell O’K.



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