jueves, 1 de diciembre de 2011

GISELA SILVA, UNA CHILENA VALIENTE





DE CHILE INFORMA EDICIÓN Nº 871

Gisela Silva, una chilena valiente


El artículo de arriba, del cual es autor don Mario Ríos, lector de
Chile Informa, quien normalmente colabora con nosotros,
aparece también publicado hoy en varios periódicos de la
Octava región, del Bio Bío, donde él vive, en la ciudad de Los
Angeles.
Mario Ríos, un chileno que por decisión ciudadana ejerció
como senador de la República, al re-iniciarse la actividad del
Congreso Nacional, a partir de marzo de 1991, por Renovación
Nacional, aborda un tema trascendental.
El ex senador Ríos no profundiza en la polémica por los
incidentes en las afueras del Club de Providencia, en avenida
Pocuro.
El no pone el acento en los partidarios o detractores del
brigadier, sino en un tema que es realmente sustantivo, y que
no es otro que el derecho a poder ejercer en los hechos la
libertad de expresión.
Coincidimos cien por ciento con sus planteamientos que son
trascendentales.
La Constitución de 1980, como antes la de 1925 o la de 1833
consagra expresamente como uno de los derechos ciudadanos
que la Constitución asegura a todos los chilenos es la libertad
de expresión, la libertad de prensa.
Sin embargo, por vez primera en este milenio en nuestro país, y
seguramente en la historia de Chile, 500 mal chilenos, 500
humanoides, concurren a un lugar determinado, donde se
realiza el lanzamiento de un libro, para –mediante la fuerzaimpedir
que se ejerza ese derecho.
El ex senador Ríos está diciendo nada menos que la
Constitución vigente está siendo violada, a vista y paciencia de
todos los chilenos.
Incluso canales de televisión transmiten en directo pormenores
de esa violación, y el Gobierno, que es la representación
política y jurídica del Estado, se hace el leso, no dice nada,
frente a esta agresión.
Y lo que es peor, hay periodistas y medios de prensa de
izquierda, que en vez de criticar y alzar su voz de protesta, por
esta infracción a la libertad de prensa, a la libertad de
expresión, se transforman en cómplices de esa violación.
La actuación del Colegio de Periodistas es penosa. Ese colegio
profesional ha guardado un silencio culpable.
El Colegio de Periodistas, en defensa de la libertad de
expresión, tendría que haberse querellado contra los 500
violentistas.
Pero eso no lo hace, porque no se atreve a indisponerse con
los violentistas de izquierda, tampoco querrá querellarse
contra marxistas que se enfrentan a militares en retiro.
Los dirigentes del Colegio de Periodistas son marxistas o
izquierdistas y ellos prefieren incluso que se viole la libertad de
prensa, antes que irse contra los suyos.
Se lo dice, frontalmente, de frente, un periodista.
Si en Chile existiera un estado de Derecho, si el gobierno se
preocupara de hacer cumplir la ley, el gobierno de Chile tendría
que haber denunciado de inmediato, a los tribunales de
Justicia, y también al Tribunal Constitucional, a estas 500
personas que atentaron groseramente contra la libertad de
expresión, consagrada expresamente en el Artículo 19 de la
carta fundamental.
Pero el gobierno no hace nada para exigir las
responsabilidades y demandar sanciones contra los violadores
de la Constitución.
Incluso, con un discurso doble, tratan de endosar la
responsabilidad al alcalde de la comuna de Providencia, por
haber autorizado y permitido algo tan normal y necesario – tan
acorde a un estado de derecho- como que las personas se
puedan reunir para escuchar el lanzamiento de un nuevo libro.
Adicionalmente, los marxistas en su furia destructiva, se
lanzan despiadamente contra una mujer que tiene 80 o más
años, una persona delgada, de cuerpo menudo, indefenso,
pero que posee una mente prodigiosa, de la cual surgen ideas,
plasmadas en un libro, uno más de los varios escritos por ella,
que constituye un peligro para los totalitarios.
Conocimos a Gisela Silva entre los años 1970 y 1973,
compartimos entonces muchas conversaciones y supimos en
estos diálogos, de su cultura, de su valentía, de exponer y
defender sus principios y valores sin temores.
Ella creía entonces y cree hoy en una Sociedad Libre, y
entonces como ahora, defendió su posición dando la cara, con
nombre y apellido.
No fue ella de esos que no se atreven, que quieren eludir el
bulto, y piden a otro “dígalo como cosa suya’’.
Estuvimos juntos todo el período de la Unidad Popular dando
la lucha contra el marxismo y contra el gobierno de Salvador
Allende que quería imponer en Chile una segunda Cuba.
Los hicimos junto a otros chilenos valientes, decididos, desde
los micrófonos de Radio Agricultura.
Gisela Silva, por sus talentos, por sus conocimientos, por su
condición de historiadora, fue invitada por los propietarios de
la emisora- el gremio agrícola nacional- a poner su voz, su
nombre en la lucha contra los totalitarios.
Y Gisela en esos tres años, dio la lucha sin tregua. Fue una de
las comentaristas de CB57, la Voz de los Gremios, la Voz de la
Libertad.
En esa lucha nos conocimos, nos encontramos, luchamos
juntos desde el mismo lado.
Hoy, en que ella está igual de lúcida, pero físicamente
deteriorada por la vida, por los años, los marxistas más ultras,
como perros, rabiosos, se lanzan contra ella, la atacan, buscan
destruirla.
Quieren estos terroristas callejeros impedir por la fuerza -no
de sus argumentos, sino por la sin razón - que ella siga
produciendo ideas, libros para el bien de nuestra sociedad.
En el último tiempo, con fines publicitarios, se ha acuñado en
nuestro País una frase diciendo que maricón es quien agrede a
una mujer.
Aquí 500 maricones marxistas se concertaron para agredir a
una mujer brillante, ya mayor.
Pero en este Chile de cerebros lavados, en este Chile donde
dominan los que se dan vuelta la chaqueta, los timoratos,
pocos tienen la hombría y la altura de bien, como el ex senador
Mario Ríos Santander, para decirlo, por escrito, y en distintos
medios de prensa: Esto es inaceptable.

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