CARTA: DEMANDA DE ORDEN Y SEGURIDAD

Cartas
El Mercurio.


Miércoles 04 de Enero de 2012
Demanda de orden y seguridad


Señor Director:

En La Araucanía percibimos en forma directa las consecuencias del “vacío de poder” que repetidamente los analistas están señalando como falencia del actual Gobierno. Esta situación, que cede espacio vital a la acción de violentistas y delincuentes, es medible en sus efectos sobre la vida rural de nuestra Región.

Los hechos violentos se suceden a diario: en Ercilla, un helicóptero controlador de incendios forestales reducido a cenizas a manos de violentistas organizados; a pocos kilómetros, una casa patronal al interior de un fundo en Niágara y cerca de ella un establecimiento del Obispado de la Araucanía, quemados casi simultáneamente. Niágara ya había sido golpeada hace pocos meses por la quema de otra casa patronal, que, tal como la de ahora, era de una arquitectura y contenido que constituían patrimonio cultural en la zona, y por lo mismo era orgullo de los lugareños. Quizá eso las convirtió en objetivo de los incendiarios. En el sector poniente de la Región, en el Lago Lleu Lleu, la quema de cabañas en la ribera del lago, ahora en sectores que jamás tuvieron cuestionamiento de títulos, ya no constituye noticia en los medios de comunicación. Ahora, bulldozers, retroexcavadoras y otras máquinas valiosas quemadas a las afueras de Temuco.

En los sectores rurales donde no hay conflictos con grupos mapuches tampoco impera la ley: ahí asuela la destrucción de los transformadores de corriente y el robo de su contenido de cobre, y a poca distancia le sigue el robo de los agroquímicos en asaltos a las bodegas que los contienen, todo a manos de grupos organizados para delinquir.

La última encuesta CEP muestra el sentir de la ciudadanía en general, también la que habita en La Araucanía: marcada desilusión con las autoridades. En cuanto a la confianza en las instituciones, en dicha encuesta la mejor puntuación la reciben las Fuerzas Armadas, seguidas de Carabineros de Chile. Ambas representan en el ideario colectivo la Nación y el Orden. Su posición en la encuesta CEP señala la demanda ciudadana de sentido de Estado en el actuar de los dirigentes políticos, y la provisión de Orden y Seguridad, que junto a la defensa de las fronteras, es el primer e irrenunciable deber de las autoridades.

El Presidente de la República no puede contentarse con la implementación de buenas políticas sectoriales: ellas son muy necesarias, pero si faltan, pueden ser reemplazadas por una redoblada iniciativa individual. Orden y Seguridad, en cambio, son monopolio del Estado; sólo éste los puede proveer, y son requisito para el desarrollo vigoroso de la actividad particular.

Francisco Prat