¿RENACE LA VERDAD?...
Esta semana se publicó en El Mercurio una trascendental carta del Señor General del Aire Don Fernando Matthei Aubel, ex Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile y ex Miembro de la Honorable Junta Militar de Gobierno.
En la nota el Señor general declara que “compartió y sigue compartiendo plenamente, los ideales que inspiraron el pronunciamiento militar de 1973”; que “lamenta profundamente toda pérdida de vidas humanas, civiles y militares, ocurridas en la ocasión”; que “se siente honrado de haber participado en el gobierno militar”; que “cree firmemente que el gobierno militar modernizó de raíz el país, le dio orgullo y grandeza”; y que (como gobierno militar), “cumplieron escrupulosamente su compromiso de volver a la democracia plena y restaurar la libertad política, económica y social”.
Esta nota titulada “Los hechos son los hechos”, del Señor general Matthei, una alta autoridad del gobierno militar, marca un importante precedente, podría ser un renacer de la verdad histórica chilena, tan oculta, pisoteada y tergiversada por los gobiernos políticos posteriores, los de la concertación y el actual. Pero lo principal, constituye una reacción necesaria, la primera en mucho tiempo, de una autoridad militar del Gobierno más exitoso y más denostado de nuestra historia contemporánea. A esta reacción, por el bien de Chile y de la verdad, debieran seguir otras. El silencio de la virtud… ha otorgado demasiado terreno a la farsa.
A los políticos en general, incluida la derecha, el recuerdo del gobierno militar los abruma, les causa escozor, es una barrera infranqueable para ellos. El Gobierno Militar chileno fue un indesmentible ejemplo de profesionalismo, trabajo, limpieza, orden, gobernabilidad y patriotismo. A la concertación particularmente le genera un resentimiento incontrolado, ya que les coartó por 17 años el acceso al poder y a las arcas fiscales. Y a la izquierda comunista le genera un destemplado odio, ya que les derrumbó todo lo andrajoso que habían logrado construir con Allende, para transformar nuestro país en un satélite más de la (en la época), creciente revolución marxista.
La perversidad e inescrupulosidad que envuelve a la política chilena logró que en 22 años de “democracia”, sacaran del recuerdo de los chilenos todo vestigio de verdad, incluso han demonizado en la mente de los más jóvenes la actuación que les cupo a las Fuerzas Armadas y de Orden, Instituciones de la República que actuaron únicamente cuando se produjo, como bien explica el General Matthei, “la consecuencia inevitable de un conflicto civil extremo, en cuya gestación y desarrollo esas Instituciones no tuvieron participación ni responsabilidad alguna”.
Lo más increíble del infame revanchismo de la política chilena en contra de los militares, lo constituye la inédita politización lograda en la Justicia chilena, la que en forma creciente y a instigación del poder político de turno, ha dado curso a la más inexorable persecución político judicial de ex uniformados, a quienes permanentemente se ha aplicado lo que no corresponde y se les ha negado lo que la ley contempla, logrando así condenar a cárcel a quienes cumplieron deberes constitucionales. Mientras los que fueron sus adversarios en la contienda armada, los miles de subversivos que portaron armamento ilegal y asesinaron a mansalva, fueron favorecidos con libertad.
Es principalmente por lo anterior, que la carta del Señor general Matthei cobra especial importancia. Ella podría reabrir las puertas a la verdad histórica, podría permitir el análisis y estudio de los hechos en su contexto real, y podría otorgar esperanza a los ex uniformados ilícitamente perseguidos y a los injustamente encarcelados; y por último, puede desenmascarar la mentira impuesta por los políticos.
“La labor de las Fuerzas Armadas y de Orden la juzgará la historia, y estoy convencido de que será positivamente”, dice el General Matthei. ¡Y por Dios que tiene razón! Entonces ¿por qué seguir permitiendo con impávida debilidad, que los verdaderos responsables de la destrucción de Chile, hoy apunten con el dedo, juzguen y condenen a los recuperaron la conciencia y el alma de los chilenos?
Por eso, este valioso y varonil ejemplo del Señor General Matthei, exige que todos quienes actuaron en la época salgan de su silencio, y entren definitivamente en la defensa de su propia dignidad, esa tan pisoteada por la politiquería. Es necesario que todos los ex uniformados, especialmente los que ocuparon cargos importantes en el Gobierno Militar, los que fueron Ministros de Estado, Subsecretarios, Intendentes, Gobernadores, etc.; esos que son recordados con respeto por una inmensa cantidad de chilenos juiciosos y agradecidos, esos que fueron los gestores de la grandeza de Chile que hoy cínicamente exportan los políticos de turno; que se unan, monolíticamente como lo hicieran antaño, y que bizarramente, como lo hizo el Señor General Matthei, defiendan con hidalguía, el brioso período de la historia en el que dignamente participaron, que defiendan la verdad de los acontecimientos tan cínicamente desvirtuada, y principalmente que defiendan a quienes por venganza y odio, viven momentos de desdicha.
Hay muchas formas de hacer esto: la mentira de la concertación se desvirtúa con verdades, el odio comunista se neutraliza con valor, y la traición de la derecha se castiga con distancia. Pero lo principal es la unión, abandonar el dañino letargo, y dar con patriotismo y hombría la última batalla, la que reposicionará la verdad histórica en el sitial que le corresponde.
Alejandro Russell O’Kuinghttonss
lunes, 16 de enero de 2012
¿RENACE LA VERDAD?...
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