DEL BLOG DE HERMÓGENES
viernes, 11 de mayo de 2012
LOS PATOS RAUDOS Y EL PATO COJO
Los peores problemas de los políticos son los que se crean ellos mismos. La sabia Constitución de 1980 establecía un período presidencial de ocho años, tiempo suficiente para desarrollar una acción de gobierno y que permitía la simultaneidad con las elecciones parlamentarias. Pero los políticos de la Concertación tenían, en 1989, un problema (que es el gran problema que han tenido siempre): había demasiadas cuerdas para un solo trompo. Entonces transaron en que iría Aylwin primero, bueno, ya; pero por sólo cuatro años, pues Lagos ya no podía esperar un minuto más. Y después vendría éste. Como de costumbre, ninguno pensó en el interés del país.
Pero entonces a Lagos se le atravesó en el camino Frei, hijo, que tenía dos grandes atributos, según Jarpa: "su nombre y su apellido" , y barrió con aquél en la primaria que hicieron. Entonces Lagos dijo que ahora sí que no aguantaba más y los convenció a todos de acortarle el período a Frei, de ocho a seis años. Éste aceptó y, una vez más, nadie pensó en el interés del país.
Entonces, al fin, en 2000 pudo subir Lagos. Pero a esas alturas se dieron cuenta de que seis años todavía era un período de espera muy largo y, además, el país iba a vivir en elecciones, pues las presidenciales no iban a coincidir casi nunca con las parlamentarias, aparte de que también estaban las municipales. Entonces volvieron a acortar el período a cuatro años y los grandes caciques con ínfulas presidenciales estaban contentos porque iban a tener que esperar menos. Pero entonces se les metió entremedio una niña con cero prestancia política pero llena de carisma, que se alzó con los votos y los dejó marcando ocupado.
A todo esto, claro, el período de cuatro años es un desastre, pues cuando apenas van dos el Presidente en ejercicio se convierte en un "pato cojo" al cual numerosos "patos raudos", que van en busca de la siguiente Presidencia, dejan atrás.
Es lo que tenemos hoy, sobre todo desde que las dos últimas encuestas han exhibido al Presidente en funciones con bajísimo nivel de aprobación y, peor aún, con el porcentaje de rechazo más alto (45%) entre todas las personalidades públicas, incluso mayor que el del senador Escalona, que siempre había acaparado la "pole position" en ese escalafón.
La situación no deja de ser pintoresca, pues lidera los sondeos presidenciales, con 51 por ciento (es decir, si la elección fuera hoy ganaría en primera vuelta), la única persona que no ha hecho campaña alguna y que ni siquiera se sabe si aceptará ser candidata. Se ha convertido en la némesis de sus detractores, con un 83 por ciento de aprobación y tan sólo seis por ciento de rechazo, acentuando al extremo la cojera del titular actual, cuyo ansiado protagonismo se ha esfumado, muy contra su voluntad, por cierto.
Lo peor es que a los caciques más ambiciosos de nuevo esa macana del carisma les juega una mala pasada, pues sólo se aproxima en las encuestas a la titular por excelencia de ese atributo otro "outsider", Laurence Golborne, que maneja dicha herramienta con similar destreza que ella, pues logra un 68 por ciento de aprobación y recibe sólo 11 por ciento de rechazo, aventajando por mucho a los que ya no disimulan sus presiones sobre el "pato cojo" para que, de una vez por todas, se deshaga de él y lo mande a un anonimato en el cual el carisma no le va a servir de nada y así va a dejar de molestar a los que no tienen votos ni carisma, pero sí mucha influencia y muchas ganas.
Publicado por Hermógenes Pérez de Arce
lunes, 14 de mayo de 2012
LOS PATOS RAUDOS Y EL PATO COJO
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