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viernes, 1 de febrero de 2013

DE RODILLAS ANTE HUILCAMÁN





Un Gobierno de rodillas
ante Huilcamán y su tesis
secesionista

Recemos por nuestro Chile, pues no hay caso con este Gobierno que sólo se mueve en el terreno de lo políticamente correcto. Se olvida de los crímenes e impunidad de los encapuchados, del dolor de los deudos, el miedo y las noches en vela de miles de familias de agricultores, del temor de los camioneros y la destrución inmisericorde de costosas herramientas de trabajo a manos de pirómanos asesinos en Araucanía y regiones vecinas. En La Moneda, con un cafecito y periodistas sacando fotos, lo
que importa es dar la sensación de estar haciendo algo, ocultando así la indiferencia y falta de pantalones para enfrentar con legítima fuerza la monstruosa realidad del territorio chileno martirizado por terroristas educados por las FARC.

El Ministro del Interior, a pretexto de "acuerdos consensuados" viaja a Temuco para humillarse ante Aucán Huicamán y aumentar el "reconocimiento a la deuda con el pueblo mapuche", como si nada se hubiera dicho ni hecho al respecto. ¿Objetivo del Presidente y el Ministro? Sólo ganar tiempo y lavarse las manos para traspasar el gravísimo problema a la próxima administración, que parece no será de la Alianza.

Veamos lo que desea y proclama en NU y a través del mundo Aucán Huilcamán. Se siente él equiparado nada menos que a Theodor Herzl y a David Ben Gurión; afirma que si el pueblo judío, después de 1.900 años de haber sido expulsado de su suelo por los romanos, bajo el emperador Adriano, e iniciado la diáspora, logró recuperar su tierra ancestral en Israel en 1947, pues con mayor razón el pueblo mapuche puede hacer lo suyo luchando contra Chile con las armas y la guerrilla, contando con la ayuda también de NU. Los mapuches, proclama Huilcamán, sólo retrocedieron ante los primeros españoles de Pedro de Valdivia hace sólo 470 años y ante el abrumador Ejército chileno hace menos todavía: 140 años. Si los israelitas pudieron hacerlo, distanciados 19 siglos de la diáspora, ¿por qué no podrían los mapuches recuperar al menos lo perdido hace sólo un siglo y medio?

Esta es la tesis de Huilcamán, su Consejo de Todas las Tierras y los descritos cínicamente, en estos días, como "descolgados del Consejo" (quienes serían los causantes de asesinatos y quemas de viviendas y vehículos). Tal es el objetivo del agitador profesional, "sucesor de Lautaro". Si lo consigue significaría la entrega a este lonco (auspiciado por siniestras organizaciones internacionales, Bolivia, Venezuela y las FARC), nada menos que toda la región de Araucanía, el sur de la región del Bíobío (desde Los Angeles hacia abajo) y toda la región de Los Ríos, en total unos 63.270 Km2, es decir, el doble del territorio de Bélgica. Chile quedaría cortado en dos, con la soberana "Nación Mapuche" entre medio. Lo que aparece como descabellado, es, sin embargo, la idea fija que inyecta combustible a los encapuchados y sus crímenes, y lo que mueve al Gobierno, asustado, a seguir contemporizando, entregando tierras y cediendo en toda la línea. ¿Quién habría creído en Chile que Perú nos demandaría en la Haya bajo argumentos tan absurdos? ¿Y no ha conseguido ese país preocuparnos seriamente? Pues bien, lo absurdo, lo insólito, a veces logra transformase en realidad. Es cuestión de tiempo, retórica mentirosa y alguna audacia.

A facilitar eso, acaso sin darse cuenta, vuela el Ministro del Interior hacia Temuco. Sabe que obedece a la presión de Huilcamán, pero al parecer no le importa. Llegar a marzo de 2014 sin sangre de encapuchados derramada es lo único que a él y a su jefe y primo le preocupan. Las muertes e inmensas pérdidas materiales de los buenos chilenos que trabajan y producen, y de las fuerzas especiales de Carabineros que cumplen su patriótico deber, no son tema y da lo mismo. Total, Piñera y Chadwick nunca han tenido planes de mudarse a la Araucanía y Santiago seguirá siendo un lugar agradable para ver el mundo en colores.


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