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domingo, 7 de abril de 2013

LAS ESPECTATIVAS DE EVO MORALES FRENTE A UN EVENTUAL NUEVO GOBIERNO DE BACHELET


COMENTARIO:
Recién sale a la palestra este tema que el Gobierno de la Bachelet lo tenia bien guardado.

HAY QUE ESTAR ALERTA A ESTAS PROPOSICIONES SI UN NUEVO GOBIERNO DE LA BACHELET LLEGA A LA MONEDA
!! JAMAS PERMITIREMOS DE ENTREGAR CON SOBERANÍA O SIN ELLA ALGÚN BENEFICIO A BOLIVIA YA QUE NUNCA HAN TENIDO MAR Y SU SUBDESARROLLO SE DEBE EXCLUSIVAMENTE A SU "INDIOCINCRACIA" Y FALTA DE CULTURA.

EVO QUIERE POR SU INCOMPETENCIA E IGNORANCIA Y CONFLICTOS INTERNOS "SACAR LAS CASTAÑAS CON LAS MANOS DEL GATO".

SALIDA AL MAR A BOLIVIA JAMAS, SE DERRAMÓ MUCHA SANGRE CHILENA EN LA GUERRA DEL PACÍFICO Y DEBE SER RESPETADA A ETERNUM.
RUS.



Respecto de la aspiración marítima de la nación altiplánica:
Las expectativas de Evo Morales frente a un eventual nuevo gobierno de Bachelet

Si bien durante la administración anterior nunca se mencionó la palabra "soberanía", sí se desarrollaron conversaciones sobre una fórmula para facilitar el acceso boliviano a una porción de litoral al norte de Pisagua. Por ello, en los últimos días el Mandatario ha señalado que si la ex directora de ONU Mujeres regresa a La Moneda, se agilizaría el diálogo en esta materia, pero paradójicamente, La Paz mantiene su decisión de demandar a Chile en un tribunal internacional.

Matías Bakit R.
Reportaje de El Mercurio

Preocupación causó en la Cancillería chilena que el Presidente de Bolivia, Evo Morales, cuando anunció el 23 de marzo pasado que su país demandaría a Chile en un tribunal internacional, se centrara, fundamentalmente, en criticar el estado de las relaciones durante el gobierno de Sebastián Piñera.
"Hay dos temas: una cosa es el pueblo chileno y otra, Sebastián Piñera. Con Piñera, es tiempo perdido; ya no va más, lamentablemente", dijo Morales en una entrevista al diario boliviano "La Razón", publicada el mismo Día del Mar que se celebra en la nación altiplánica.
Y sus críticas al Mandatario chileno fueron incluso más allá.
"Cuando los presidentes usan a la patria con fines de su empresa, nunca va a haber entendimiento; más piensan en su empresa que en el pueblo, en su negocio que en la integración, y en sus intereses sobre cómo ampliar su empresa que en la solidaridad y la complementariedad en beneficio de los pueblos. Esa es nuestra profunda diferencia. Por lo tanto, Piñera ya no va...", dijo el gobernante boliviano en la entrevista.
La preocupación de la Cancillería frente a estas declaraciones radicaba en la posibilidad de que Palacio Quemado hiciera de una estrategia comunicar que su problema era específicamente con Sebastián Piñera y que, en un futuro gobierno de Michelle Bachelet las "cosas serían mejores". Ello con el objetivo de debilitar la política de Estado chilena e influir en la opinión pública.
De hecho, en la misma entrevista de La Razón, Morales era consultado por la posibilidad de que la relación pudiera cambiar con la ex directora de ONU Mujeres. "Ojala pueda retomar la agenda de los 13 puntos y el tema del mar. En esa agenda que hicimos con su gobierno, el tema del mar era tan importante, pero Piñera lo congeló totalmente", respondió.
Declaraciones son totalmente opuestas a las que hacía, por ejemplo, en 2011, cuando reconoció que con Piñera se había "avanzado tanto o más que con Bachelet".
Pese a que en Cancillería se cree que las esperanzas de Morales son "infundadas", pues ningún gobierno chileno ha hablado de soberanía con Bolivia, estas declaraciones podían generar "malos entendidos" en la sociedad. Sin embargo, a los pocos días, Morales cambió el tono de sus declaraciones con respecto de la ex Presidenta. Pasó de alabarla a criticarla tanto como al Mandatario actual. En concreto, dijo que la relación con Bachelet era "puro protocolo".
"Me acuerdo de algunas reuniones reservadas con Bachelet. Me invitaba y yo iba pensando '¿Habrá alguna propuesta?'. Pero no había nada al margen del almuerzo", expresó, a la vez que sentenció que "no creo en ningún Presidente chileno".
Este cambio coincidió con un aumento de las críticas internas en Bolivia debido a que varios medios recordaron las negociaciones que habrían tenido lugar entre los gobiernos de Morales y Bachelet y por las declaraciones del canciller Moreno asegurando que en 2009 ambos mandatarios habían estado de acuerdo en "no tocar el Tratado de 1904 ni la soberanía chilena".
"Morales debe informar al país sobre las posibilidades examinadas con Bachelet. Esto orientaría mejor a los bolivianos sobre alguna o ninguna perspectiva que tienen o no de volver a la vecindad del mar", escribió "El Diario" en su editorial.
En este escenario, ¿podría la relación entre Evo Morales y Michelle Bachelet ser un factor en el caso de un hipotético futuro gobierno de la ex directora de ONU Mujeres?
Química presidencial
Varios expertos en el tema y testigos de la relación entre ambos países en la época coinciden en decir que esta fue "excelente".
El diagnóstico se basa principalmente en la gran "química" que había entre ambos. "Se tuvieron simpatía desde un primer momento y luego fue afecto. Tenían muchas cosas en común, como ser parte de un fenómeno en el que los Presidentes empezaron, por primera vez, a ser similares a las personas de sus países. Tenían cercanía de posiciones y de estilos de gestión", dice Luis Maira.
Además hubo otros factores que influyeron. Primero, la asistencia de Ricardo Lagos a la asunción de Morales en Bolivia, y la visita de este último a Santiago para la toma de mando de Bachelet. Luego, la relación se solidificó cuando, en 2008, siendo Presidenta de Unasur, apoyó al líder boliviano ante la sublevación de algunos líderes provinciales.
Esa vez fue enviado a La Paz como observador y mediador el ex Canciller Juan Gabriel Valdés, quien recuerda que "ambos Presidentes hablaban todos los días por teléfono".
En este contexto, y, según cuentan protagonistas de estas medidas, con la intención de tener una buena relación con el vecindario, se impulsó el diálogo sin exclusiones y la agenda de los 13 puntos con Bolivia, en la que el punto seis hablaba de la demanda marítima de ese país. "La idea era incluirla en la discusión", dice Maira.
Hubo una salvedad: durante toda la relación no se habló jamás de soberanía, pues la evaluación al interior de La Moneda era que la postura en la sociedad chilena era "muy contraria" a ceder territorios. Asimismo, había seguridad de que una iniciativa así no se podía tomar sin antes "consultar a los chilenos".
En La Paz, sin embargo, la palabra "soberanía" era crucial. Y por ello, para no romper el diálogo se tomó una estrategia de nunca eliminar la posibilidad de negociar en esos términos, no negarse de plano a la cesión territorial, sin hablar abiertamente de ella.

Tiliviche: La solución

Según dicen integrantes de la Cancillería de la época, se quiso consolidar el avance en la agenda de los 13 puntos y tratar de convertirlos en algo más concreto, como parte de las conversaciones y no, según dicen, como una negociación normal.
Pese a ello, otros personeros concertacionistas estiman que se estuvo muy cerca de llegar a un acuerdo.
Hubo, según relatan, conversaciones y trabajo en terreno para analizar un sector desde donde proporcionarle una salida al mar, sin soberanía. El lugar elegido fue la zona de Tiliviche, al norte de Pisagua, lugar que se arrendaría por un tiempo determinado al país vecino. La zona contaba con las condiciones de profundidad para embarcaciones de gran calado. La idea era construir un puerto para la salida de minerales explotados por Bolivia. El lugar luego sería visitado por autoridades chilenas y bolivianas.
Pronto Palacio Quemado comenzó a sumar exigencias, según cuentan a "El Mercurio", expertos en el tema. Se pedía una playa exclusiva para bolivianos, la posibilidad de construir un club de yates, bodegas para acopio de material, estacionamiento, una suerte de capitanía naval, conexión con la carretera panamericana y, en el futuro, un aeródromo. En total, la superficie que involucraba todo el proyecto ascendía a 400 km2.
Si bien estas demandas no habrían sido bien vistas por la Cancillería chilena, las conversaciones no se detuvieron, aunque siempre obviando el tema de la soberanía y respetando el Tratado de 1904. Tampoco lo hicieron cuando, en 2009, Bolivia lanzó su nueva Constitución con la disposición transitoria que ponía fecha límite a las denuncias de los tratados internacionales. Esa vez, Chile envió una nota a La Paz con una reserva al respecto. La nota fue respondida explicando que tal disposición se refería a problemas internos bolivianos, relacionados con el proceso de nacionalización de los hidrocarburos.
Las conversaciones siguieron. Pero quedaron en nada. No hubo respuesta boliviana ni propuestas formales de Chile. Sí se logró un acuerdo por la repartición de las Aguas del Río Silala, luego desconocido.
Cuando, en 2010, llegó el momento del cambio de mando, el canciller saliente, Mariano Fernández, le entregó a Alfredo Moreno los documentos que acreditaban estas conversaciones. Quienes estuvieron involucrados en el debate, aseguran que la iniciativa fue rechazada por Piñera, o aducen "falta de interés" del nuevo gobierno. Al contrario, en la Cancillería actual explican que recibieron varios documentos con conversaciones inacabadas, sobre las cuales Bolivia nunca manifestó ninguna opinión. En ese contexto no se consideró que hubiera un proyecto concreto con el cual seguir adelante.
¿Podría ser esto retomado en el futuro, de volver Bachelet a La Moneda? La posibilidad de que ello ocurra es incierta. De prosperar la demanda boliviana en un tribunal internacional, aseguran los partidarios de la ex Mandataria, implicaría una estrategia de respuesta de parte de Chile que restringiría las opciones de diálogo.



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