LUCÍA TOPOLANSKY, LA EX TUPAMARO QUE PODRÍA SER PRIMERA DAMA DE URUGUAY

Participante activa del movimiento guerrillero:
Lucía Topolansky, la ex tupamaro que podría ser Primera Dama de Uruguay

Con poco más de 20 años empuñó el fusil y se unió a la organización marxista. Hoy es senadora y está casada con José Mujica, vencedor de la primera vuelta presidencial.

Erika Lüters Gamboa
El Mercurio

El próximo 1 de marzo, José "Pepe" Mujica podría asumir la Presidencia de Uruguay. Si ello ocurre, quien le tomará juramento será la senadora más votada de la lista del Frente Amplio: su esposa, Lucía Topolansky Saavedra, una ex miembro de los Tupamaros, el mismo movimiento guerrillero al que pertenecía el actual candidato presidencial.

Y con Mujica de Presidente, ella será la Primera Dama. Cargo que ha rechazado al insistir que se dedicará a sus labores en el Parlamento, al que se incorporó por primera vez en 2000, luego que en 1989 abandonara la guerrillera marxista en la que militó desde los 20 años.

"Los tupas al poder"


Rayados callejeros con fusiles sobre los colores de la oficialista bandera del Frente Amplio y escritos como "los tupas al poder" aparecieron en los últimos días en algunos muros de Montevideo, encendiendo el debate antes de la segunda vuelta electoral del próximo 29 de noviembre. Y parte importante de esta polémica es Topolansky.

Durante sus años de guerrillera, Topolansky participó en acciones armadas, estuvo presa y se fugó por las alcantarillas de Montevideo, vivió en la clandestinidad, fue recapturada y condenada a 45 años de prisión, de los cuales cumplió 13 hasta que se decretó la amnistía que la liberó en 1985. Fue como guerrillera que conoció a Mujica, su pareja de toda la vida.

Hoy a sus 65 años, y a pesar de su éxito electoral, mantiene un perfil más bien bajo. Como diputada y ahora como senadora ha desarrollado un intenso trabajo legislativo a la cabeza de distintas comisiones, especialmente en temas de vivienda, transporte y presupuesto.

Pocas veces da entrevistas y aparece en público sólo acompañando a su marido. En Montevideo se dice que ella es mucho más radical que Mujica y por eso él la mantiene en segundo plano.

"Es una figura menos conocida, pero tiene una trayectoria política tan intensa como la de Mujica. Es una militante profesional, que ha dedicado su vida a la política", dice el analista uruguayo Adolfo Garcé.

Aun lejos de las cámaras, su figura divide a los uruguayos. Algunos la siguen considerando una despiadada guerrillera; otros la ven como una mujer común y corriente.

"Ella integró la dirección de los terroristas tupamaros y tuvo a su cargo la toma de decisiones, entre otras, la ejecución de un peón que por casualidad descubrió una 'tatucera' (barretín de armas)", señala a "El Mercurio" el diputado del opositor Partido Nacional Jaime Mario Trobo.

"Resolvieron 'ejecutarlo', como dice ella, luego de un exhaustivo análisis de las características del hombre y el peligro que implicaba su existencia. Hasta hoy (ella) no renuncia a su actuación decisiva en la orden de asesinato, realizada mediante una inyección de pentotal. Tampoco ha renunciado a la lucha armada, la que proclama como una vía política, y sus explicaciones sobre el pasado están plagados de eufemismos que nunca concluyen en haber optado definitivamente y sin renunciamientos a la vía pacífica, democrática e institucional".

Hay otra parte de la sociedad que la ve con simpatía. "Este sector no toma en cuenta su pasado. Son los que ven que en el Senado hay una señora que se viste como dueña de casa, que parece una abuela que va a la feria o que viaja en colectivo", explica el escritor y periodista uruguayo Gerardo Tagliaferro. Y agrega: "Hoy cuesta imaginarla con un arma en la mano".

DECISIÓN

Topolansky se niega a asumir como Primera Dama, insistiendo en que se abocará a sus labores parlamentarias.



El pasado combativo de "la Tronca" en los años 60

A fines de la década del 60, el mundo vive en plena Guerra Fría, en Latinoamérica aún resuenan los vítores por la Revolución Cubana y las calles de París están agitadas por la revuelta estudiantil de mayo de 1968. Lucía Topolansky, criada en un colegio de monjas y con los genes de su padre ingeniero en la mochila, estudia Arquitectura. Allí se suma al combativo movimiento gremial estudiantil y trabaja en la parroquia universitaria, donde la politización y la religión van de la mano.

Quiere la independencia de su adinerada familia y busca un trabajo. Ingresa como asistente de contabilidad en la Financiera Monty, una agencia de viajes dependiente del Banco de Crédito. Descubre que era la fachada de una oficina que llevaba contabilidades paralelas a conocidos empresarios y políticos, cada uno con un código y una clave.

"Si uno quiere mirar, ve", señaló Topolansky a la periodista uruguaya Mónica Bottero, en su libro "Diosas y Brujas". Y ella vio demasiado. Quiere hacer una denuncia, pero nadie la escucha; no tiene contactos con la prensa y los libros de contabilidad -su única prueba- no los puede llevar al tribunal.

En eso estaba, cuando los militares allanan el departamento de su hermana melliza, María, quien ya pertenecía a los Tupamaros desde mediados de 1967. Lucía encuentra ahí, entre las pertenencias de su hermana, documentos con nombres de líderes tupamaros y decide pedirles ayuda. Con ellos, asalta las oficinas, y tras reducir al personal, se lleva 2.400 dólares y los libros con las claves, los que deja frente a la casa de un juez.

Así parte la carrera guerrillera de Topolansky con los Tupamaros, que a partir de 1969 inician una lucha cada vez más violenta. Topolansky, apodada "la Tronca", cae por primera vez detenida en 1970. En agosto de 1972, la cárcel recibe por segunda vez a la actual senadora.