lunes, 3 de noviembre de 2008

TERAPIA PARA CEREBROS LAVADOS ((DEL CAP.IV)


Estimados amigos

Mientras nuestra Presidenta en Costa Rica, junto a otros próceres políticos de hispanoamérica, canta y se mueve a los compases de un mambo para aliviar los problemas económicos que se nos vienen encima, les adjunto un nuevo extracto del libro "Terapia para cerebros lavados"


Atentamente

Juan M. Reveco Bravo

TERAPIA PARA CEREBROS LAVADOS
Autor: HERMOGENES PEREZ DE ARCE
DEL CAPITULO IV
LOS PRINCIPALES INSTRUMENTOS DEL LAVADO
Segundo instrumento de lavado: El Informe Valech (IV-3)

Quince años después de la operación publicitaria que culminó en el Informe Rettig, la Concertación fraguó otra, más hábil aún, si cabe: el Informe Valech sobre torturas y supuesta “prisión política”. Éste produjo un enorme impacto en el país y en el exterior, porque se convenció a la opinión pública de que treinta mil personas inocentes fueron en algún momento privadas de libertad por motivos políticos y torturadas, de que eso había sido una política de Estado y de que tales situaciones jamás se habían presentado antes en Chile. Las tres cosas eran falsas.
El entonces Presidente Ricardo Lagos resumió muy bien esas tres falacias, y añadió otras, en el discurso con que se presentó el Informe Valech, la noche del 24 de noviembre de 2004:
“El informe nos hace mirar de frente una realidad insoslayable: la prisión política y las torturas constituyeron una práctica institucional de Estado que es absolutamente inaceptable y ajena a la tradición histórica de Chile “.
En esas líneas Lagos se arregló para incluir cinco falacias:
Primera, que hubo prisión política. Esto significa que a una persona se la privaba de libertad en razón de sus ideas, y en Chile lo que hubo fue privación de libertad, la mayor parte de las veces transitoria, de personas vinculadas o sospechosas de estarlo a terroristas de extrema izquierda.
Segunda falsedad de Lagos: que las torturas constituyeron una práctica institucional de Estado. Nunca una autoridad del gobierno militar consagró como práctica autorizada los apremios ilegítimos. Por algo los pocos procesos de que se tiene registro en Chile, derivados de la aplicación de torturas, se incoaron, precisamente, bajo el gobierno militar: el del llamando “Comando de Vengadores de Mártires”, que pretendía castigar a los autores de atentados explosivos que habían costado la vida a uniformados. Este comando estuvo formado por personal de Investigaciones que, en sus interrogatorios,

aplicó apremios ilegítimos al militante del MIR, Eduardo Jara Aravena, tras el atentado mediante el cual dicho grupo terrorista dio muerte al coronel Roger Vergara. Tras fallecer Jara debido a los apremios y ser comprobados los mismos, la justicia condenó a los detectives.
Tercera falsedad de Lagos: si bien en todos los gobiernos hubo lenidad frente a las denuncias de torturas, ello no autoriza a hablar de “práctica institucional de Estado”. Era una práctica, pero no institucional ni de Estado, sino, en el peor de los casos, tolerada. Pero los procesos antes citados revelan que en el gobierno militar no lo fue.
Cuarta falsedad: que la tortura fuera “ajena a la tradición histórica de Chile”. Se puede probar que ésta era anterior al gobierno militar y frecuente.
Y la quinta falsedad de Lagos es implícita y trasciende tanto a la totalidad de su discurso como a la integridad del Informe Valech: no se menciona ni por asomo la amenaza subversiva, que daba origen a la necesaria acción de las fuerzas de seguridad para descubrir a los autores de atentados, prevenir otros y capturar a quienes tenían las armas ilegales. Una vez más, el ejército guerrillero de la UP ”se esfumó” (pero llevándose mucha plata en los bolsillos) tras la cortina de humo del Informe Valech.
(Páginas 124 a 128 de “Terapia para cerebros lavados”)
CONTINUARÁ


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