martes, 15 de septiembre de 2009

CARTA A LA FAMILIA MILITAR

Carta a la Familia Militar

Amigo,

He recibido esta carta de un argentino que expresa lo que está ocurriendo en esa Nación y cuya similitud con lo nuestro es casi una copia. Me he permitido hacerle algunas 'adaptaciones para que tenga pleno sentido en Chile'.

¿No les desespera la pasividad?

Uno va caminando pensando en sus cosas. Va caminando entre la gente y sumergido en el ruido del mundo. Y de repente un chasquido. Un chasquido fuerte entre el papel y los dedos. Algo tan simple. tan elemental. Basta ese chasquido para que nosotros salgamos del ensimismamiento y prestemos atención. Levantamos entonces la mirada. No sé a ustedes, pero a mí, las cosas sencillas me sorprenden más que los grandes fuegos de artificios. Antes, mucho antes, pero no tanto, cuando uno aludía a la "Familia Militar ", aludía no sólo a los integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad en actividad, sino también a los retirados, a sus familiares directos, y a gran parte del Personal Civil de las Fuerzas Armadas y de Seguridad que se sentían identificados con esas Instituciones, y que compartían sus mismos objetivos y sus mismas aspiraciones.



Supongo que habrá datos ciertos sobre el número de personas que componen hoy la "Familia militar", pero yo no los tengo. De todos modos, debe ser un número importante. aunque no exista como "familia



La política oficial contra el personal militar y de fuerzas de seguridad, sin distinción de jerarquías y responsabilidades, que combatió a los terroristas que atacaron a CHILE durante los gobiernos de los 60 y hasta 1973 ha llegado a su punto culminante en el presente, con la prisión política y posterior enjuiciamiento ante tribunales especiales y parciales, de quienes eran por entonces jóvenes oficiales, suboficiales y civiles que cumplían las órdenes emanadas de sus Comandantes en Jefe y Presidentes de la República.



Estoy hablando de los 60 y 70, pero también estoy hablando de hoy. La unilateral política, mal llamada "de Derechos Humanos", los mal llamados "crímenes" mal declarados de "Lesa Humanidad", la persecución ideológica, la jurisprudencia retroactiva, el juzgamiento de cosas juzgadas, el nulo respeto a las leyes de pacificación nacional, sancionadas por las Instituciones democráticas de la República, que se conocieron como de "Obediencia Debida y Amnistía", sacar a los imputados de la jurisdicción de sus jueces naturales, la cárcel con prisiones preventivas que exceden los tiempos legales, la pretensión de juzgar una guerra con el Código Penal, la vergonzosa aceptación de testigos

falsos, y toda otra impúdica felonía jurídica que les venga a la mente; todos estos hechos han sido atropellos cometidos por un Poder Ejecutivo irracional, un Poder Legislativo complaciente, y por un Poder Judicial obedientemente cobarde. "No es grave cometer un error. Todo el mundo lo comete. Lo grave es persistir en él, agrandarlo y

justificarlo", dijo Lenin. Exactamente, es tan grande la torpeza de quienes nos gobiernan, y tal su empecinamiento en lograr la destrucción de las instituciones y de la producción, que terminarán por hartar a la sociedad. Las próximas elecciones ojala así lo demuestren.


Algo digno de destacar, es que, a pesar del persistente hostigamiento político, de las aberraciones judiciales y de la total falta de garantías del gobierno para con los soldados que combatieron al terrorismo en Chile, los miembros de La "Familia Militar " (salvo contadas excepciones) ha acatado siempre la ley y se han sometido a derecho siempre, aún sin haberlo recibido nunca.



Los soldados de ayer, hoy son presos políticos esperando un juicio cuyo veredicto está cantado. Han sido deshonrados, han humillado directa e indirectamente a sus familias, y son considerados los únicos responsables de una tragedia de la que debe hacerse cargo el país todo.



Si bien no me caben las generales de la ley, digo, si bien no pertenezco yo a la "familia militar", confieso que al principio, pensaba que en algún momento, los familiares de los presos políticos abandonarían su mudez. Hoy, después de 8 años de espera infructuosa, la esperanza se me ha desvanecido casi por completo.



Tengo la sensación, al hablar con muchos de sus integrantes, que a La "Familia Militar " le han quebrado la moral. Le han aniquilado su voluntad de lucha.



Un soldado que en los 70 luchó contra ese terrorismo que bañó de sangre a CHILE, me cita una frase del antiguo estratega chino Sun Tzu: "Tzu dice dos cosas fundamentales: Uno: Todo el Arte de la Guerra se basa en el engaño. Dos: El supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar".

Estimado lector, por favor, vuelva a leer los dos conceptos.



Desde la llegada de la Concertación al gobierno, los terroristas chilenos y sus acólitos han aplicado inteligente y minuciosamente estos dos principios a rajatabla. Y una vez en el poder, su ensañamiento ha ido creciendo.



Envalentonados con nuestro miedoso silencio, ellos llevan más de 25 años engañando al pueblo sobre la verdad de aquella guerra. Y esa tenacidad ha dado sus frutos: han estado sometiendo nuestra voluntad de lucha, y han quebrando casi definitivamente la moral de sus antiguos oponentes.



Hoy, la "Familia Militar ", o lo que queda de ella, está desorientada. Sus líderes naturales no la conducen ni atienden sus necesidades, su accionar es disperso e individual, por ende, casi inútil. Hoy, la "Familia Militar " parece derrotada moralmente. ¿Porqué las esposas y los hijos de los presos políticos no están en las calles?...se pregunta uno. "Por miedo", justifican algunos. ¿Miedo o vergüenza?, es la pregunta que me brota rápida. Y sea cual fuere la respuesta, la verdad es una: Parecen derrotados.



A diferencia de otros sectores de la sociedad, que se han profesionalizado en ejercer sus ‘abusivas demandas’, la "Familia Militar " anda dispersa en luchas individuales. Ojala todos podamos ser testigos del golpe feroz que este gobierno recibirá en las próximas elecciones, en que el voto de la Familia Militar debiera reflejarse en una masiva anulación, al menos en primera vuelta, para hacerles sentir su peso y así poder negociar para la segunda vuelta con el candidato que ofrezca garantías de solución a la injusta situación que experimentan nuestros soldados y policías.



Desde hace mucho tiempo, el gobierno viene trabajando operaciones psicológicas a fin de tratar de crear un ambiente institucional que permita quebrar la moral de la Fuerzas Armadas. Es un mecanismo de lucha que les ha permitido entrar en el subconsciente de los integrantes de la "Familia Militar". Así, el gobierno ha podido moldear a los nuevos "soldados" con una conciencia donde se politice la acción de las Fuerzas Armadas.



¡Ahí está la acción terrorista!, golpear y golpear la moral institucional hasta relajar por humillación a sus integrantes. Y el objetivo, lamentablemente, parece estar cumplido. Han quebrado a las Fuerzas Armadas, institucional, y generacionalmente.



Las Fuerzas Armadas y de Seguridad son instituciones piramidales, rígidas, regidas por la disciplina y especialmente por la moral. Y todo eso carcomió el enemigo.



La "Familia Militar " ha sido derrotada con lamentable facilidad. Escucho y veo a parte de esa "familia militar". Salvo contadas excepciones que todos conocemos, la mayoría ha perdido su autoestima. Ha perdido su honor, y lo que es más trascendente, ha olvidado sus responsabilidades para con la Patria. El enemigo les ha quebrado la voluntad.
Los ha sometido sin luchar.



"Nunca dejamos a nadie abandonado en el campo de batalla." esa frase la he escuchado decir mil veces a los Infantes de Marina en las películas. Uno la escuchaba y se emocionaba. Ahora, cada vez que la escucho, mi alma viaja al Penal Cordillera y al de Punta Peuco, que son emblemas de los soldados humillados, en donde están confinados al olvido los Presos Políticos de Chile, como abandonados a su suerte. Escucho y leo con atención a toda nuestra "propia tropa". Unos afirman que los presos políticos son las Víctimas del terrorismo de hoy. Otros, piensan que los presos políticos de Chile son las bajas de la nueva guerra.



Sea como sea, si la película de guerra fuera hecha en Chile de hoy, aquella frase que escuché mil veces decir a los infantes, debería volver a escribirse. En la película de la guerra chilena debería decir: Perdón Camaradas y Amigos. Sí les abandonamos. Arréglense como puedan!



Y lloro con pena. Y lloro desconsoladamente. Michel Foucault en "Genealogía del Racismo" respecto del papel fundacional de la guerra en la creación de los Estados, invierte la famosa frase de Carl Von Clausewitz, "la guerra es la continuación de la política por otros medios", y dice: "la política es la continuación de la guerra por otros medios".



Viendo el espectáculo mediático y político en el tratamiento a nuestros presos políticos, es obvio que el enemigo ha continuado su guerra en la política.



La "Familia Militar" ha arriado las banderas y se ha entregado mansamente al silencio. Quedan unos pocos "loquitos" escribiendo. Algunas "impresentables" gritando en la Plaza. Unos pocos "dinosaurios retirados" haciendo lo imposible para que los soldados presos no se sientan abandonados.



Todo lo que quieran. pero al menos esa gente no ha claudicado ante el enemigo. Yo prefiero, sinceramente, a los "loquitos, las impresentables, y a los dinosaurios" inclaudicables, antes que ese incomprensible silencio de "sálvese quien pueda", que escucho por debajo del miedo general de los familiares de los presos políticos.



Tómense estas palabras, no como un reproche, sino como un respetuoso y personalísimo pedido a la "Familia Militar ", o a lo que quede de ella. ¿Hasta cuando seguirán mudos ante esta política de humillación?, ¿Les ha servido para algo?



Al principio del silencio, había sólo unos pocos presos. Hoy, son cientos y seguirán aumentando. Si las esposas, los hermanos, los padres, los hijos y los nietos de los soldados presos en las cárceles de la Concertación creen que soportar en silencio la humillación, es su aporte a la pacificación nacional, aunque no lo comparta, lo acepto. Pero entonces quiero que lo digan con claridad.



Quiero saber si el silencio es miedo, es estrategia, o es aporte a la pacificación nacional. Quiero saber si a los familiares de los presos políticos les molesta que haya "loquitos" escribiendo, "impresentables" reclamando libertad en las plazas, o "dinosaurios" empeñados en no olvidar a los presos.



Si el silencio en el reclamo es miedo, les invito entonces a que lo pierdan, y se sumen al grito de los que desde hace años gritan el reclamo. Los invito a que se unan a las que, desde hace años gritan en las Plazas y en las calles. Los invito a que ayuden a los que desde hace tiempo, trabajan para que los presos no se sientan abandonados a su suerte.



Digo, así no tendrán que bajar la mirada cada día de visitas, cuando sus familiares, sus camaradas o sus amigos presos le pregunten qué están haciendo por ellos allá afuera.

Y si les molesta soberanamente que haya gente gritando por los suyos, como ahora yo, por favor, me mandan un mail y me avisan.

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