jueves, 3 de diciembre de 2009

Columna personalizada


Para aclarar errores

Lo que parecía sólo una legítima
confrontacion de ideas, se ha convertido en una
auténtica campaña, bastante personalizada.
Desde que en TVN la senadora Evelyn
Matthei se pronunciara a favor de la presencia de
parejas homosexuales en la franja piñerista,
acompañó su postura de un decidido afán
descalificatorio de la posición conservadora. Lo
hizo en su entrevista en La Tercera, a
continuación en su aparición en El Mercurio y,
finalmente, el domingo recién pasado, en sus
declaraciones a La Nación.
Todo legítimo, pero todo duro, y, sobre
todo, varios errores importantes.
¿Qué es lo que no ha logrado entender la senadora Matthei?
En primer lugar, qué buscaba Jaime
Guzmán. Según ella, lo que caracterizó al
fundador de la UDI fue el combate a la pobreza.
Esa era ciertamente una de las dimensiones
presentes en los afanes de Jaime, pero encuadrada
en algo mucho más exigente y alto: la libertad,
la seguridad, el progreso y la justicia, de
acuerdo a una concepción trascendente de la
persona humana, de neta raíz iusnaturalista
cristiana. En este caso, la senadora se equivoca
por sustracción, lo que no resulta sorpresivo,
considerando lo poco y nada que pudo conocer de
primera mano la doctrina guzmaniana.
En segundo lugar, ella se pierde al
pensar que desde el conservantismo se pretende
hacer de la UDI un movimiento religioso. Si algo
repudian los conservadores con fuerza -tal como
lo hizo el mismo Guzmán- es el clericalismo, la
indebida intromisión de la religión en la
política. Pero, por otra parte, si algo quieren
conservar a fondo es la inspiración cristiana de
la UDI, contenida en su Declaración de
Principios. Para entender esa diferencia es que
el profesor Enrique López expuso en Punta de
Tralca. La pena es que cuando comenzaba su
intervención, la senadora Matthei hacía abandono
del salón.
Y, finalmente, doña Evelyn supone que el
cristianismo deja de ser respetuoso si desde su
inspiración se considera la unión de homosexuales
como contraria a la naturaleza. Desconoce la
senadora la distinción entre el respeto a las
personas y la calificación de los actos que ellas
realizan. El cristianismo no es una jalea
insustancial, sino la religión del que no está
conmigo esta contra mí, del que sea vuestro sí,
sí y vuestro no, no, del no puedes servir a dos
señores. Acoje, pero lo hace para decirnos no
peques más.
Por eso, los contradictores de la
senadora no somos ni fanáticos, ni
fundamentalistas, ni extremistas, ni sectarios;
simplemente somos conscientes de nuestra herencia
y de la responsabilidad que ella nos impone.

Gonzalo Rojas Sánchez


No hay comentarios: