Gonzalo Rojas
Miércoles 25 de Abril de 2012
El Mercurio
De pie, casi 200 personas ovacionaron el mensaje que les mandaba desde Nueva York la ex Presidenta Michelle Bachelet. Eran los militantes presentes en el pleno del PS, acto en el que se conmemoraba el aniversario de la colectividad.
Cómo cambian las sensibilidades. Es tan grande la nostalgia transformada en esperanza, que los socialistas, antes acostumbrados a la elocuencia de Allende o a la verborrea de Altamirano, ahora se conforman con la planicie de su eventual candidata.
Qué difícil debe ser congeniar lo que dicta el corazón -hay que apretar el puño mientras con voz vibrante se canta la Marsellesa- con la adhesión a las palabras etéreas y monocordes de la directora ejecutiva con asiento en el Imperio. Qué desanimante debe ser reemplazar el hacha destinada a conquistar América, por la mano que acaricia y por la sonrisa que cautiva.
El primer párrafo del mensaje es notable por su cuidada ambigüedad. "Aún queda demasiado camino por recorrer, porque las conquistas sociales son frágiles y se requiere de más transformaciones", escribió Bachelet para la ocasión.
El camino. ¿Cuál? ¿Son las anchas alamedas de Allende que ella misma prometía reabrir el día de su victoria, o es el estrecho sendero a construir con la DC y que parece ser por ahora el único asfalto seguro?
Las conquistas sociales. ¿Se pretende sugerir que la Concertación canalizó a un pueblo movilizado y demandante, cuando en realidad sólo le pidió que estirara la mano para convertirlo en clientela del Estado?
La fragilidad. Pero, en democracia, ¿no son acaso todas las políticas sobre materias accidentales susceptibles de cambios? ¿Deberían quedar fijos -sólo porque han sido aprobados bajo la Concertación- esquemas para la salud o para la educación, para las concesiones o para el endeudamiento, que con frecuencia han dejado a los chilenos en calidad de zombis?
Más transformaciones. ¿Es que siempre hay que hacer algo, lo que sea, algo más dinámico, aunque el movimiento haya demostrado a veces ser una enorme pérdida de energías? ¿Estará siempre el socialismo cautivo del síndrome de adolescencia perpetua?
Más adelante, el mensaje de la ex Presidenta continuaba así: "Es el tiempo de construir grandes mayorías para hacer estas transformaciones. Para conducir estos cambios se necesita dotar a la política de mayor legitimidad y credibilidad, con liderazgos que se den en una democracia robusta, sana, representativa y sin miedo a perfeccionarse".
Es el tiempo de construir grandes mayorías -dijo-. Pero siempre, en todo tiempo, ha sido así. El punto es mucho más concreto. Hoy, ¿con quiénes? ¿Con el PRI, con el PRO, con el PC, y así sucesivamente...? Eso es lo que se espera saber de la eventual candidata. A quiénes quiere sumar.
Dotar a la política de mayor legitimidad y credibilidad -afirmó-. Pero Bachelet fue la Presidenta inmediatamente anterior. Entonces, ¿se deterioraron esas condiciones durante su mandato -apenas dos años atrás-, o eso sucedió justo el día en que el candidato que ella apoyaba fue derrotado? ¿Que la Concertación haya perdido el gobierno es causal de deslegitimación de todo el sistema? ¿El todo por la parte?
Liderazgos que se den en una democracia robusta, sana, representativa y sin miedo a perfeccionarse -pidió-. Pero no se hizo bajo la Concertación la reforma al sufragio; ni se persiguió la corrupción funcionaria; ni se planteó una alternativa eficaz para superar el binominal tan denostado; el miedo a perder el poder era tan grande...
En la vida pública se pueden decir muchas cosas. O ninguna. Por ahora, es una incógnita en cuál de los dos polos se quiere colocar la eventual candidata.
miércoles, 25 de abril de 2012
Bachelet: o muchas cosas o ninguna
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