Cartas
Martes 24 de Abril de 2012
El Senado y su imagen
Señor Director:
A raíz de las críticas que se han originado por el alza de dos millones de pesos para gastos, autorizada para cada senador, uno de ellos, la senadora Rincón, publicó un artículo en "El Mercurio" el 21 del presente donde concluye "Los senadores debemos ser escrutados severamente en nuestros gastos, pero ese escrutinio debe ser en función de los objetivos que se nos imponen y de las herramientas que tenemos para cumplirlos".
Entro entonces, a ese escrutinio. Los objetivos que se les imponen a los senadores no son otros que las funciones que le corresponden al Senado, las que están en la Constitución Política en los arts. 46, 53 y 54. De la lectura de éstos se infiere que todas ellas se deben desarrollar precisamente en el Congreso y no en las regiones.
Como los senadores representan a diversas regiones, supongo que ellos deben sostener que el motivo de tener una oficina en las mismas es informarse de las necesidades de las respectivas localidades. Este argumento no explica la necesidad de ir todos los meses a la región representada durante ocho años que es el tiempo que dura un senador en sus funciones, menos en la época actual en la que existen medios de comunicación muy expeditos para informarse sin viajar. Más parece este viaje mensual una ida a velar por los electores, lo que beneficia aun más a quienes desempeñan actualmente el cargo, en desmedro de quienes pretendan sustituirlos, como lo dice don Juan Enrique Vargas en carta publicada el 22 del presente mes.
Siguiendo con el escrutinio a que invita la senadora Rincón, si se examinan las diversas partidas rendidas en enero y febrero últimos, realmente no se ve en ellas ánimo ninguno de economía, e incluso llama la atención el ítem difusión que comprende publicidad, compra de espacios radiales, folletos, etcétera. No tiene relación alguna con las funciones que les compete a los senadores.
Tal vez sería hora de que se formara una comisión ajena al Congreso que procediera a evaluar su funcionamiento y a introducir las reformas necesarias, y que guarden relación con un país como el nuestro donde aún existe una población de extrema pobreza a la cual es urgente socorrer.
Raquel Camposano Echegaray
El Mercurio.
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