martes, 16 de octubre de 2012

COMENTARIOS DESDE PICHIDANGUI


EL SUEÑO DEL AUTO PROPIO

Amigos

a propósito de feriados y peajes, aquí va una reflexión....

Creo que el sueño del automóvil propio se trasformo en pesadilla de tacos y mas tacos.
Tendremos que , al igual que en Malasia, tender vías aéreas donde por arriba vayan los autos y por abajo, colgando, los "metros".
Todo esto se agravo por el colapso del Transantiago, ese genocidio popular y despilfarrador de autores conocidos.
En cuanto al peaje, la solución es el Tag.
Y, no por olvidado menos importante, recordar que el Estado Botín ordeña a un automovilista en forma brutal. Si el auto vale 6 millones, un millón es para el Fisco (IVA)
Después, al llenar el estanque, la mitad es IVA mas Impuesto Especifico.
Y después "patente" y si las cosas apremian, multas a granel.
De modo que el Estado, tan de moda en estos días, primero nos ordeña y luego, por ineptitud, nos amontona.
Quizás toda esta ordeña sea "para los pobres", o para "los pobres y abnegados políticos", cuyos costos siderales en el Parlamento salen hoy en El Mercurio.


EL NAUFRAGIO DEL MY WAY

Amigos


esta es la historia del naufragio del velero My Way en Pichidangui.
Hoy afloro a mi memoria porque me llego un e mail del hijo del Capitan recordando el naufragio
¡ aqui va, cadetes de tierra firme !


El naufragio del “My Way”

octubre 17,

Se diviso una diminuta vela blanca en la linea del horizonte, que se fue agrandando mientras avanzaba hacia la costa pichidanguina.
Era el velero “My Way”, procedente de Higuerillas, Con Con, con tres tripulantes abordo. Velas desplegadas al viento, escorado hacia babor (costado izquierdo) , con el foque (vela de proa) tironeandolo de la nariz, apunto hacia la boya naranja y, al pasar cerca, la engancho con un “bichero” , y el velero quedo asi anclado.
Sus tripulantes bajaron a una lancha del Club de Yates, y una vez en el Club, cenaron en el Restaurant que maneja la experta mano de Hugo Pozo, el concesionario.
“Guatita llena corazon contento” retornaron en la misma lancha al My Way, donde—tras tantas horas de navegacion–optaron por irse a las literas, hacia lo que esperaban, una placida noche de sueños reponedores.
Mientras dormian, mecidos por el mar, algo terrible sucedio, ya fuere “la boza” (amarra del yate a la boya) que se solto, o el gancho del “muerto” (cajon de cemento que, desde el fondo del mar, inmoviliza a la “boya” ( globo metalico a ras del mar), o, enfin, el hecho es que el velero , con sus tripulantes dormidos a bordo, iinicio su libre marcha hacia mar afuera, rumbo a las grandes olas.
Atraveso la vasta bahia, surco las corrientes, se mecio en las suaves olas, musito alegria al correr travieso en la negra noche, derecho, sin vacilar, hacia las gigantescas montañas de agua, alla, frente al puente del Rio Quilimari, donde los enormes tumbos avanzan caudalosos hacia la playa, para finalmente estallar con estruendo volcanico sobre la arena.
El placido sueño de los tres tripulantes volo por los aires cuando el My Way trepo por el costado caudaloso de los grandes tumbo y estallo en furia y muerte al romper las olas gigantes contra la costa.
Milagrosamente, salvo machucones surtidos, la tripulacion sobrevivio , pero el My Way quedo atrapado en la linea de las rompientes, durante dias, quejandose y gimiendo como un animal herido al ser azotado por la furia del mar.
Intentaron sin exito en sacarlo de su trampa fragorosa hasta que, semanas despues, le colocaron unos globos vacios a sus costados, los inflaron a presion, y el My Way emergio, chorreando lodosa arena. Luego, con un remolcador, lo regresaron a Higuerillas, decrepito y desahuciado.
Su amo no tuvo mejor suerte. A los seis meses, y quiza de pena, murio en tierra firme luego de haber sobrevivido a la mar bravia.
Esta es la historia del My Way, para los amantes del Oceano.




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