martes, 30 de septiembre de 2008

COMENTARIO POLITICO SEMANAL


De: Patricio Grez

Mi Gordis exquisita cumplió 57 primaveras esta semana, felicitaciones comadre, somos los dos nacidos en 1951, muy buen año me parece. Y los celebró anunciando por cadena nacional el presupuesto de gastos estatales para el 2009. Lo que más me gustó de su discurso fue su tono templado, habló de que ella es la presidenta de todos los chilenos, y tiene que serlo, es la presidenta de todos y no solo de quienes votaron por ella.

Pero al día siguiente, a primera hora salió Panchito Vidal y se mandó uno de sus tradicionales follones: "Allamand probablemente rabió y ladró porque el presupuesto es espectacular". ¿Que tiene que ver?...¿Porqué el senador RN Andrés Allamand tendría que rabiar y ladrar cuando se anuncia el presupuesto estatal financiado por los contribuyentes?

La semana política también ha estado marcada por la noticia de que un fiscal incautó en la Moneda todos los mails correspondientes al último año de reinado de Ricardo Primero. El fiscal está investigando los pagos con dineros fiscales a 22 miembros del comando de mi Gordis entre Enero y Marzo del 2006. Entre los 22 miembros figura la secre de la "Jupi", estrecha asesora de mi Gordis.

Lo anterior se suma a una interminable lista de trampas. Lo de Panchito sin duda es una trampa, que no nos sorprende. Todos los días Panchito sale a denostar a alguien. Da lo mismo que mi Gordis se haya puesto simpática y tolerante el día anterior, da lo mismo, al día siguiente sale Panchito a pegarle a alguien un palo de la cabeza...y diga lo que diga, es difundido urbi et orbi por los medios, mal que mal es el "vocero" de Palacio.

Tanta trampa ha erosionado gravemente las confianzas políticas. Un mínimo nivel de confianza es fundamental para mantener un cuadro político sano para el país. Porque si la confianza desaparece del todo surge la crisis, tal como ocurre en la economía. Y la falta de confianza en la economía es igual de letal. La gente mira con recelo a los bancos, y se pregunta si su dinero estará seguro en ellos. Los bancos miran de reojo a la clientela y se preguntan si estarán seguras sus hipotecas. Pero el colmo de la desconfianza es que los bancos tampoco se fían unos de otros, y así no hay manera de que nadie le dé un crédito a nadie. La situación ha llegado a un punto en el que los gobiernos han dejado de creer en la banca y empiezan a apuntalarla con grandes sumas, que ahora se llaman inyecciones para evitar el desprestigiado término de nacionalización. Los economistas consideran que el peor síntoma es la desconfianza interbancaria, porque bloquea la actividad y colapsa la circulación financiera, pero a simple vista parece más grave la perspectiva ciudadana: que los banqueros duden de la solvencia de sus clientes forma parte de la lógica tradicional del sistema, pero cuando un tipo deja de creer que sus ahorros estén a salvo en manos de la banca es que estamos a punto de regresar al oscurantismo.

Veremos que pasa.

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