miércoles, 29 de octubre de 2008

ES BUENO RECORDAR PARA NO OLVIDAR (V)



CARTA DEL MDS DIRIGIDA AL SR. CARDENAL FRANCISCO JAVIER ERRAZURIZ CON FECHA 10 DE ABRIL DE 2006 QUE A LA FECHA NO HA TENIDO RESPUESTA

Santiago, 10 de Abril de 2006

SR. CARDENAL
FRANCISCO JAVIER ERRAZURIZ
PRESENTE

Excelentísimo Señor Cardenal:

Somos un conglomerado de personas que nos hemos organizado bajo el nombre de “Movimiento Diez de Septiembre”, (MDS), integrado por numerosos civiles- católicos cristianos y laicos- y uniformados en condición de retiro, bajo las motivaciones que se desprenden de los valores humanos y espirituales que anidan en el alma y el corazón de todos los chilenos y que reconocemos la trascendental obra fundacional realizada por el Gobierno de las Fuerzas Armadas y de Orden y cuyos integrantes, en una coyuntura particularmente trágica de toda nuestra sociedad, se vieron obligados a asumir la conducción política de Chile durante 17 años, período durante el cual se cumplieron objetivos de necesidad Nacional, logros que nos benefician en todos los frentes, hasta el día de hoy.

Nuestros principios valóricos, en síntesis, se basan en:

- Nuestra sólida convicción de manifestarnos en desacuerdo al materialismo ateo rechazando categóricamente al marxismo leninismo o al marxismo renovado gramchiano y a todos los estamentos políticos que profesan, simpatizan o apoyan a esta filosofía. Asimismo rechazamos a los diversos grupos violentistas y terroristas de extrema izquierda o de cualquier índole similar, por no avenirse el actuar de todos ellos con el sentir de la sociedad chilena
- En el actuar con las máximas motivaciones, compromisos, medios y capacidades a nuestro alcance, por el permanente respeto al cumplimiento del Estado de Derecho, por la correcta aplicación de la Institucionalidad de nuestra Patria y por evitar la implantación de la dictadura del relativismo, mecanismo que atenta constantemente contra la estructura organizacional básica del Ser humano, que es la familia y sus valores constitutivos cristianos- occidentales.
- Finalmente, basados en la síntesis de los Principios enunciados, tenemos como objetivo prioritario la lucha por la consecución de la inmediata libertad de los Prisioneros Políticos- Militares, verdaderos Soldados de la Paz que se vieron enfrentados a un cruento Combate contra el Terrorismo, y que mantiene condenados y procesados, en forma arbitraria, injusta, ilegal y vengativa el Gobierno de la Concertación, conglomerado político que, con su actuar, consideramos está en contradicción con nuestros Principios y Valores.

Respetado Sr. Cardenal: Nuestra Patria ha iniciado un nuevo período de conducción política, refrendado por la voluntad mayoritaria de nuestro Pueblo, actitud que refleja la legítima esperanza de alcanzar las tan anheladas aspiraciones individuales, familiares, comunitarias y nacionales de la sociedad chilena, que cada líder ha prometido, sincera y honestamente, conquistar en los diferentes Campos de Acción del quehacer nacional, abriendo de este modo los espíritus y corazones de las personas hacia la certeza de la llegada de un futuro pronta y promisoriamente mejor, en paz y con seguridad.

Inserto en el destacado núcleo que conforman los liderazgos de Chile, vuestra figura, respetado Sr. Cardenal, adquiere una proyección de formidable trascendencia, al ser reconocido como nuestro conductor y guía espiritual, pues más allá del Alto cargo que US. ostenta como Jefe máximo de nuestra Iglesia Católica, se ha posesionado del reconocimiento integral de las convicciones cristianas que alientan las motivaciones de Fe de todos los habitantes de esta querida Tierra nuestra, logro obtenido por su firme y persistente actitud y voluntad de lucha por la mantención, concreción e incremento de todos los valores espirituales que deben caracterizar el alma de todo Ser humano y el respeto a tales condiciones, haciendo permanentemente especial hincapié, a las respectivas Autoridades Nacionales, de los esfuerzos que es necesario desarrollar para materializar la equidad y la justicia, elementos fundamentales para la existencia de una verdadera paz social en toda la Nación.

Consecuente con los conceptos expresados y, representando el sentir de la totalidad de los ex servidores de las Fuerzas Armadas y de Orden de la República – Oficiales, Sub-Oficiales y Clases en situación de retiro-, de sus respectivas familias y de numerosos amigos civiles, queremos manifestar a V.E. la enorme y permanente inquietud, junto a una profunda sensación de discriminación, que nos causa la evidente desigualdad en la aplicación de las leyes cuando se trata de resolver jurídicamente materias relacionadas con aquellos temas denominados como Derechos Humanos- temas que en honor a la verdad histórica corroborados por los hechos y acontecimientos de público conocimiento ocurridos en Chile hace más de 3 décadas nosotros denominamos Combate contra el Terrorismo- en los que aparecen involucrados miembros de las Instituciones permanentes de la República antes mencionadas.

En efecto, desde el año 1990, época en que se produce el retorno al sistema democrático en Chile, no menos de 350 personas, no integrantes de las FF.AA. y de Orden- y que, comprobadamente, tuvieron actuaciones terroristas violentistas mucho antes del Pronunciamiento Militar del 11 de Septiembre de 1973 y también posteriormente a esa fecha- se han visto favorecidas por conmutaciones de penas e indultos especiales de condenas y procesos, sin considerar en esta estadística la cantidad de aproximadamente 11.000 personas del mismo tipo de actuaciones que las anteriores, que se beneficiaron con la dictación de la Ley de Amnistía promulgada por el Gobierno de las FF.AA. y de Orden, precisamente para propender a la paz social, tan violentamente quebrantada desde fines de la década de los años 1960 en adelante. US. y todo nuestro País hemos sido testigos de cómo numerosos hechos de sangre, cometidos por terroristas de extrema izquierda en contra de civiles y uniformados, han sido amnistiados por delitos cometidos en las fechas antes indicadas en virtud a la Ley Nº 2.191, aplicada desde 1978 en adelante, declarados prescritos o bien archivados por tomarse en consideración el principio de la cosa juzgada.
En cambio, tratándose de uniformados en condición de retiro, que hoy llegan a las 471 personas, entre condenados y procesados, sin perjuicio de la existencia de más de 1.000 procesos aún sin resolver por causas relacionadas con el indicado Combate contra el Terrorismo - producto de determinadas orientaciones que en su momento provinieron del mas alto nivel de la Autoridad de la Nación - los Magistrados de la República simplemente no aplican el Debido Proceso ni las normas Constitucionales, como tampoco las leyes e instituciones plenamente vigentes en el ordenamiento jurídico nacional, como son la ya mencionada Ley de Amnistía, la Prescripción o la Cosa Juzgada, sin considerar siquiera si existe culpabilidad o no. Para estas personas, utilizan una ficción conocida como “Secuestro Permanente” - situación que no escapará a vuestra alta percepción que es racionalmente imposible de sostener dado el transcurso del tiempo de ocurridos determinados hechos - y hacen invocaciones de Tratados o Convenios Internacionales que no están ni vigentes ni suscritos por nuestro País, a la par que dictan sentencias condenatorias y procesales basadas en Presunciones que a su vez, especialmente en todos los casos presumiblemente ocurridos entre los años 1973 y 1977, han surgido de testimonios falsos, fabricados o remunerados, manifestados por presuntas víctimas de la represión militar que, confesadamente, pertenecieron a organizaciones y grupos terroristas y violentistas que afectaron en un pasado reciente, a toda la sociedad chilena.

Hace unos meses atrás, S.E. el Presidente de la República, Don Ricardo Lagos Escobar, explicó al País que procedió a la conmutación de la pena que afectaba a un Sub- Oficial (R) del Ejército, basándose en razones de pacificación, clemencia y para “dar una señal potente para comenzar a dejar atrás las odiosidades del pasado”, actitud noble y valerosa de S.E. que fue muy bien recibida por la ciudadanía y, en especial, por toda la Familia Militar, la que actualmente se encuentra sumida en un profundo agobio, pero digna y estoica en su sufrimiento y desesperanza, al ver deambular ininterrumpidamente desde hace más de 10 años a sus camaradas por los diferentes Tribunales para enfrentar condenas y procesos por ilícitos, en su gran mayoría, falsamente imputados y sin otra prueba que los dichos de los perjuros testigos que pretenden representar a los eventuales afectados, y que corresponden a presuntos delitos que habrían sido ejecutados hace 32 años atrás.
A los sentimiento de angustia y profunda tristeza indicados precedentemente, que día a día se acrecienta en los diferentes senos familiares de los uniformados y de sus respectivos entornos, (padres, esposas, hijos, nietos y otros), se debe agregar la impotencia de sus integrantes de no poder comprender las razones valóricas, políticas y judiciales por las cuales sus seres queridos se encuentran en la situación descrita dado que, producto de circunstancias absolutamente ajenas a sus particulares y personales sentimientos; a sus intenciones; a sus intereses y solamente bajo el concepto del honor militar, se vieron obligados a cumplir con su deber ante la tragedia que afectaba a la Patria, en aquellos aciagos días de tragedia y dolor por la destrucción del País, tras lo cual y respondiendo al llamado del Pueblo chileno, se vieron obligados a participar en el pronunciamiento militar de 1973. Sus desventuras y tribulaciones se han transformado en una tortura sicológica permanente, que no respeta en absoluto sus reales Derechos Humanos y los de sus familias. ¿Quién vela por ellos en este aspecto humanitario básico y fundamental? Los hechos que con ellos hoy ocurren, indican que nadie.

A modo de mayor abundamiento y para ejemplificar todo lo anteriormente expuesto, se hace necesario agregar la nula posibilidad de réplica y defensa pública de los afectados, los cuales son permanentemente denostados por los diferentes MM.CC.SS., informando dichas comunicaciones solo lo que interesadamente les es conveniente a determinados sectores del ente político de la Nación, sin mencionar su real situación judicial, su inocencia y su dramática impotencia de albergar legítimas esperanzas de obtener Justicia.

Excelentísimo Sr. Cardenal: Los argumentos descritos precedentemente; la férrea convicción a los principios que motivan nuestra existencia como Movimiento; nuestro compromiso con el respeto a la verdad histórica y con la realidad de la génesis que produjo la destrucción espiritual y de convivencia humana de todos los chilenos en un pasado reciente - realidades grotesca e interesadamente distorsionadas - ; vuestra Alta investidura; nuestra absoluta certeza de la trascendencia de su condición de conductor espiritual y moral de todos nosotros; nuestro convencido compromiso y reconocimiento hacia todos aquellos uniformados que con su sacrificio nos han permitido hoy vivir y desarrollarnos con normalidad y vuestra especial sensibilidad por la Justicia, nos ha motivado para dirigirnos a V.E a fin que interceda ante las autoridades correspondientes, para que efectivamente se materialice en nuestra Patria la tan necesaria y verdadera tranquilidad espiritual en el alma de todos los chilenos y, a través del cumplimiento y respeto del Estado de Derecho y de las leyes vigentes en el ordenamiento jurídico nacional, se revierta la evidente injusticia con la cual se ha tratado a aquellas personas cuya desesperanza y las de sus familias, hoy hacemos nuestras, estimando asimismo que la solicitada intervención de US. propenderá a la conquista definitiva de la tan ansiada, pero inconclusa hasta hoy, Reconciliación Nacional.

En el compromiso de lealtad antes señalado, tenga US. la plena certeza que con el mismo énfasis y profunda sinceridad con la cual hemos hecho nuestros los padecimientos de miles de uniformados y civiles a manos de vengativos otrora terroristas adversarios, compartimos el dolor de las personas cercanas a aquellos que, voluntaria e ilegalmente, optaron por seguir los caminos de violencia y de las armas para la conquista de sus particulares objetivos y, producto de ello, fallecieron en diferentes circunstancias, pero este sentimiento cristiano de piedad y comprensión, lo internalizamos en nuestros corazones con perdón, sin rencores, sin aspiraciones revanchistas de ningún tipo y sin odios ni venganzas en contra de aquellos que tanto mal y daño nos han causado.

Con el convencimiento de que V.E. tendrá a bien considerar nuestra respetuosa solicitud, rogaremos a Nuestro Señor Jesucristo y a la Santísima Virgen Maria, en quienes nos apoyamos día a día, para que le dé a US. la fuerza y la convicción que su intervención será de la más alta importancia, lo que se traducirá en el acto de mayor justicia y equidad para los espíritus de los que hoy sufren verdaderas persecuciones prolongadas desde hace más de 30 años atrás, por el solo hecho de que hoy, como maridos, padres, abuelos y como jóvenes soldados del ayer, cumplieron con su deber de recuperar la libertad, la esperanza y la dignidad de todos nosotros, que somos el Pueblo de Chile.

Saludan respetuosamente a V.E.,

Roberto Schmied Zanzi
Presidente MDS.

Fernando Martínez Collins
Vice presidente MDS

Rodrigo Martínez Gonzalez
Secretario MDS





















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