sábado, 22 de noviembre de 2008

AYUDA MEMORIA Nº 2 DE SERGIO ONOFRE JARPA


AYUDA MEMORIA Nº 2

La declaración del Partido Socialista aprobada en su Congreso de Chillán en 1967 (Ayuda Memoria Nº 1) significó una declaración de guerra a todo el sistema institucional de Chile y, en especial, a las F.F.A.A. encargadas de garantizar esa institucionalidad.
La solidaridad que se expresó con la URSS y otros gobiernos de tendencia marxista, hizo evidente y público el propósito de alinear a Chile, en apoyo de las acciones y propósitos de la URSS y el comunismo internacional durante la llamada “guerra fría”.


En otro aspecto, resulta increíble que el gobierno y las autoridades de aquella época no hayan denunciado y sancionado la proclamación de la lucha armada por el Partido Socialista, que fue el inicio de un proceso que fatalmente llevaría a los chilenos a la división, al enfrentamiento y la guerra civil, pues la mayoría ciudadana no iba a aceptar que la minoría marxista alcanzara sus objetivos por la amenaza y la violencia.
El proyecto socialista, para conquistar el poder era la negación de los derechos humanos y la libertad de los chilenos contrarios a someterse a un régimen opresivo e inhumano, como los que imperaban en los países gobernados por los marxistas. Significaba, también, el intento de obligar a los chilenos a romper sus tradiciones enraizadas en la Cultura Occidental Cristiana, para imponer, por el terror y la persecución, lo que ellos definían como el marxismo - leninismo, es decir, las ideas de Marx y los métodos de Lenin.
Algunos han sostenido que los propósitos y acuerdos del Partido Socialista para alcanzar el poder por la lucha armada, no fueron mas que bravatas revolucionarias. Tratan de probar estos asertos afirmando que participaron en la elección presidencial de 1970 incorporados al sistema político electoral vigente. Pero olvidan mencionar que ya habían iniciado los preparativos para la lucha armada que proclamaron en Chillán, dando apoyo a los grupos extremistas que comenzaban a usar el terrorismo como arma de acción política y que nunca volvieron atrás en las ideas y propósitos acordados en el Congreso de Chillán.
En la campaña presidencial de 1970 usaron la táctica de sumergirse tras una apariencia democrática y así obtuvieron una votación del 36% de los votos, lo que no les permitía acceder al poder sin el apoyo de sectores democráticos no marxistas.
Ese apoyo lo lograron mediante un acuerdo con el Partido Demócrata Cristiano, obligándose a gobernar dentro de la Constitución y las leyes, y reiterando especialmente aquellas disposiciones que garantizaban los derechos ciudadanos y las libertades públicas y, en especial, la libertad de educación. Se reiteró asimismo que los únicos cuerpos armados que podrían existir, serían los establecidos en el ordenamiento jurídico de Chile: Armada, Ejército, Fuerza Aérea y Carabineros.
Fue así como el Congreso Nacional eligió Presidente de la República al candidato socialista señor Salvador Allende, quien había obtenido poco mas de un tercio de la votación ciudadana.
La revista marxista “Punto Final” reprodujo una entrevista hecha a Allende por el conocido periodista francés Regis Debray, también marxista, quien preguntó: “Cómo pudiste pactar con la burguesía.” Allende responde: “Ubícate en el momento. Era necesario tomar el poder.”
Los acontecimientos que siguieron clarificaron el sentido de dicha respuesta. En efecto, los partidos de la Unidad Popular -socialista, comunistas y otros grupos menores de extrema izquierda- nunca tuvieron el propósito de gobernar ordenadamente el país, encauzando las reformas dentro de los marcos constitucionales y legales a que se habían comprometido. Todo lo contrario, deslumbrados por el éxito obtenido aceleraron el proceso revolucionario, imponiendo por el atropello, la persecución y la violencia, los objetivos que se habían propuesto antes de los compromisos que habían suscrito. El ejemplo de Cuba y la presión del comunismo soviético, llevó a los nuevos gobernantes a equivocar el camino, a la desorganización y al fracaso. En ellos predominó el ímpetu revolucionario, la convicción ideológica por sobre la prudencia política y los intereses de Chile.
Sergio O. Jarpa

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