EDITORIALES EL DIARIODEHOY
Jueves 20 de noviembre de 2008 editorial@elsalvador.com
26
Prueba de carácter
Una vez que el expresidente Alfredo
Cristiani está siendo demandado
en España por el asesinato
de los padres jesuitas, la sociedad salvadoreña
tiene que reaccionar: el gobierno,
los partidos, las iglesias, los hombres
y mujeres que junto con Alfredo Cristiani
firmaron los Acuerdos de Paz, y quienes
fuimos protagonistas del conflicto
bélico que fue sellado con esta refundación
del país y,aunque noles gusta reconocer a algunos,
con la amnistía para ambos
bandos.
Entiendo la necesidad de tener instancias
internacionales que pueden generar
justicia cuando las nacionales no
lo hacen.Si mañana el gobierno venezolano
(o el colombiano, o cualquier otro)
comete terrorismo de Estado y al mismo
tiempo tiene capacidad de impedir que
la justicia nacional pueda enjuiciar a los
culpables, se necesitan cortes internacionales
o de otros países. La mera existencia
de estas instancias tiene fuerza
preventiva.
Entiendo el derecho y las motivaciones
de los familiares del padre Martín
Baró de buscar justicia por la muerte de
su ser querido. Si no la encontraron en
El Salvador, lugar del crimen, tienen derecho
de buscarla en su país.
Sin embargo, como ex-integrante de
una de las fuerzas beligerantes que firmamos
la paz, no puedo aceptar que el
hombre a quien dimos la mano para sellar
la paz, hoy (16 años después) sea
puesto en el banquillo de acusado por su
actuación en el conflicto. La acusación
actual contra Alfredo Cristiani no es un
ataque a un ex-adversario, es un ataque
a la esencia de los acuerdos que hemos
negociado. Por tanto, todos los que hemos
construido la paz, nos toca defender
a Alfredo Cristiani para proteger la
paz. No es por simpatía.No es por considerarlo libre
de culpa. Es por razón del
Estado y de la paz.
Ignacio Ellacuría, uno de los padres
jesuitas víctimas, fue asesinado porque
aportó activamente a crear las condiciones
para hacerla posible. Frente a la izquierda,
Ellacuría argumentó contra la
posición que consideraba que sería inmoral
negociar con “los escuadroneros
de ARENA” y con “los genocidas del altomando”.
Y frente a la derecha --precisamente
frente al presidente Cristiani--
Ellacuría argumentó contra la posición
que consideraba inmoral negociar con
los comandantes guerrilleros, responsables de secuestros y asesinatos políticos.
Elpadre Ellacuría hablaba con Cristiani,
argumentaba con Cristiani,
precisamente porque había que
hablar con el hombre que tenía poder sobre
los escuadroneros y los generales.Y
hablaba con Joaquín Villalobos y Schafik
Handal, precisamente para que se
sentaran con Cristiani a negociar, a buscar
entendimientos, a construir salidas.
Siempre he pensado que Ellacuría fue
asesinado precisamente porque tenía
éxito en esta labor. Fue asesinado para
detener la negociación.
Es absurdo querer enjuiciar hoy, en el
nombre de Ignacio Ellacuría, al hombre
al que él convenció de la solución negociada.
Sería absurdo que los protagonistas
de estas negociaciones, los ex-dirigentes
guerrilleros, dejaran pasar esto, o
que incluso lo promovieran.
“Ahora está defendiendo hasta a los
asesinos de los mártires jesuitas”,me van
a decir los que no entienden nada de
nuestra historia. Pero no se trata de defender a personas,
sino al edificio que hemos
construido negociando la paz, facilitando la
amnistía,emprendiendo el camino
de la reconciliación.
Varios tienen culpa que ahora, a 16
años, todavía andemos en esta discusión.
Esta situación la hubieran podido
evitar los dirigentes del Frente con una
posición clara respecto a la amnistía.
La culpa la tienen también--sobretodo--
los presidentes areneros, empezando
por el mismo Alfredo Cristiani, que
no han tenido el valor, la humildad ni el
carácter para reconocer los crímenes cometidos
y pedir perdón en nombre del
Estado. Al igual que los mil campesinos
de ElMozote, los padres jesuitas fueron
asesinados por el Estado, en nombre del
Estado.
Tal vez todo esto todavía tiene reparo.
No es tarde para que los signatarios
de la paz de ambos bandos se pronuncien.
No es tarde para que los dirigentes
delFrente tomen una posición inequívoca asumiendo y defendiendola amnistía
que los ha favorecido igual que a los militares.
Y no estoy hablando de la amnistía como cuerpo de ley,
sino de la amnistía
como un principio, como una manera
de superación de conflicto.
No es tarde para reparar la falta de
carácter que han mostrado los
cuatro areneros que han llegado
a la presidencia.Nada impide al hombre
que quiere ser el quinto arenero presidente
a mostrar su valentía y liderazgo
diciendo: “Al ser investido presidente de
la República, solicitaré a los hermanos
jesuitas que me inviten a la UCA, al jardín
de las rosas donde descansan los padres asesinados y sus dos colaboradoras,
para pedir, como máximo representante
del Estado salvadoreño, perdón por los
crímenes cometidos en su nombre”.
No se trata de olvido. Pero tampoco
de buscar penalización. Se trata de esclarecer,
y se trata de perdonar. Para esto,
primero los victimarios tienen que pedir
perdón. Así como ningún presidente
arenero ha pedido perdón por los crímenes
cometidos por el Estado, tampoco
Salvador Sánchez Cerén ha asumido públicamente
la responsabilidad por las
ejecuciones sumarias que su organización hizo en San Vicente.
Si los máximos
responsables de ambos bandos beligerantes
pidieran perdón, nadie necesitaría
ir a España a buscar justicia.
Con un solo gesto, se hizo posible el
difícil proceso de reconciliación entre
Alemania y Polonia: En 1970, el jefe del
gobierno alemán Willy Brandt, visitando
Varsovia y rompiendo el protocolo,
se arrodilló frente al monumento en honor
a los millones de polacos y judíos
asesinados por los alemanes. La ultraderecha
alemana lo acusó de traidor
por este gesto, el resto de la sociedad
alemana y el mundo lo admiraron por
su valor. Ese día en Varsovia, el político
Brandt se hizo estadista, el padre de la
reunificación de Europa.
*Periodista de origen alemán y editor de Siguiente
Página.
COLUMNA TRANSVERSAL Es absurdo querer enjuiciar hoy, en el nombre de Ignacio
Ellacuría, al hombre al que él convenció de la solución negociada
Paolo Lüers*
lunes, 24 de noviembre de 2008
EL DIARIO DE HOY
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario