
Hermógenes Pérez de Arce
Miércoles 19 de Noviembre de 2008
Un país angosto y ajeno
El peruano Ciro Alegría escribió la novela "El mundo es ancho y ajeno", cuyo título, un acierto memorable, citaban mucho hace medio siglo personas cuya mayoría no la había leído. Bueno, él ahora me da pie para parodiarlo y decir, con fundamento, que vivo en un país cada vez más angosto y ajeno. Pues la Concertación nos lo está escamoteando
Desde luego, se ha apoderado de nuestra historia reciente. Como parte del proceso, el Gobierno inaugura una "Ruta de la memoria", que recorre lugares transformados, a gran costo para el erario, en monumentos recordatorios de una supuesta persecución de inocentes bajo el régimen militar. Pero ésos fueron centros de detención de los más de 20 mil guerrilleros que llegaron a operar en el país entre 1970 y 1973, y cuyo objetivo era dar un golpe armado y transformar a Chile en un estado totalitario, como lo denunciaron los líderes democráticos. ¿Cómo podía derrotarse al terrorismo sin lugares de detención de tan gran número de terroristas? A la vez, la reescritura de la historia permitió esfumar al ejército guerrillero de la memoria colectiva, dejando los centros de detención como testimonio de persecución de inocentes.
Por supuesto, alguien podría trazar otra "Ruta alternativa de la memoria", recorriendo los lugares en que perecieron centenares de víctimas del terrorismo de izquierda. Pero nadie del Gobierno se va a incomodar ni va a gastar en eso. Para algunos, equivaldría a autoinculparse. Para otros, caso del ministro del Interior, cuyo padre fue asesinado por terroristas de la misma izquierda con la cual comparte el poder, sería muy embarazoso.
Esa "Ruta alternativa de la memoria" podría partir en la rotonda Carol Urzúa, recordatoria del intendente asesinado por el MIR; pasar por el monumento a Jaime Guzmán, asesinado por los comunistas, y luego por la rotonda Pérez Zujovic, ex ministro del Interior asesinado por la VOP (Vanguardia Organizada del Pueblo), cuyos integrantes habían sido indultados por Allende antes del crimen. Luego podría alcanzar la avenida Apoquindo, donde el guerrillero mexicano Soza Gil dio muerte a sangre fría al teniente Lacrampette. Aquél se acogió a la Ley de Amnistía del gobierno militar, hoy denegada a los uniformados, para salir libre y retornar a su patria. Y, en fin, esa ruta podría bajar por Santa María hasta el lugar donde cayó, víctima de una bomba del MIR, el teniente Luis Carevic.
Pero esa parte de la memoria del país angosto y ajeno compromete a las más altas esferas del poder y ha sido borrada.
Ojalá nos hubieran quitado sólo memoria. También nos han privado de patrimonio. Pues usted tal vez todavía cree, como le han dicho, que "el cobre es de todos los chilenos". Olvídese de eso. Si bien nunca habría podido vender, como supuesto dueño, ni una mísera acción de la compañía cuprera estatal, en teoría tenía algo. Pero ya no le queda nada. En diciembre del año pasado, el economista Felipe Morandé ("El Mercurio", 18.12.07) advertía que, tras la ley que obligó a Codelco a incorporar a trabajadores subcontratados, la empresa había perdido, por ese hecho, unos tres mil 500 millones de dólares, es decir, entre el 10 y el 15 por ciento de su valor. Pues bien, ahora, con el retorno del precio del cobre a niveles normales, el total de los excedentes de Codelco se ha traspasado a sus trabajadores, "...consumando así la segunda expropiación de la minería del cobre", justo lo que temía el economista José Ramón Valente ("La Segunda", 05.05.08).
Cada día, bajo la Concertación, este angosto país se torna más de ella y, a la vez, más ajeno a la gran mayoría de los chilenos.
jueves, 20 de noviembre de 2008
UN PAIS ANGOSTO Y AJENO
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