sábado, 27 de diciembre de 2008

EL DIA DE LA ITHAKA

> Por JOSE LUIS MILIA
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> Hay un remordimiento al que la forma de vivirlo enaltece a quienes lo sufren.
> Es el remordimiento de los combatientes. De aquellos que, mandados por políticos
> que aún hoy se siguen enredando con el significado de la palabra aniquilar
> y, abandonados por muchos de sus mandos, fueron a la guerra aún a sabiendas
> que no solo se jugarían la vida sino también el alma. Esa es la contrición
> que llevarán siempre todos aquellos que pusieron el pecho. Nada tienen que
> enmendar. Solo son ellos con su conciencia, porque ellos son juez, jurado
> y reo.
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En contraposición a este doloroso pero noble sentimiento existe el de los
> otros, existe el remordimiento de los cobardes, de los logreros, de los delatores,
> que no se queda en una dolorosa contrición sino que da vida a la más espuria
> de las actitudes: la venganza. Porque esta pesadumbre que envuelve sus días
> se alimenta de miedo, de un pánico incontrolable, porque hay testigos de
> sus traiciones y agachadas. Y hoy no quieren ni justicia ni reconciliación,
> sólo la venganza contra aquellos que humanamente fueron mejores.
>
> Es el miedo a que se sepa que muchos de los que se entregaban - cuando ya
> la euforia de la patota se había terminado y no era tan fácil matar por la
> espalda a un pobre "cana" de consigna o a un colimba en la esquina de un
> cuartel - vendían "perejiles" para comprar su vida, colaboraban en los plancheos
> o que, si eran mujeres, salían de juerga por las noches con sus "captores"
> para ganarse su derecho al resuello.
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> Es el miedo a que se sepa que muchos jueces que hoy se llenan la boca con
> la palabra democracia juraban por el estatuto del Proceso. Y es, también,
> el miedo a que se sepa que muchos "desaparecidos" reaparecieron justo para
> cobrar las indemnizaciones espléndidas de un estado generoso para con quienes
> lo atacaron y que ha olvidado miserablemente a quienes lo defendieron.
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> Es el miedo a que se sepa que muchos "exiliados" no se fueron por miedo sino
> porque descubrieron que el caché de la persecución, el desarraigo, y la tristeza
> era bien pagado en universidades de otras latitudes a las que por sus méritos
> no hubieran accedido jamás.
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> Es el miedo a que se sepa que algunas matronas que hoy son vestales de la
> "resistencia" por hablar de más en la pasión de una sábana contribuyeron
> a llenar tumbas anónimas.
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> Es el miedo de jueces y fiscales a que se les acabe el "negocio" ya que han
> descubierto maravillosas vetas auríferas acusando y juzgando a combatientes.
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> Es el miedo a que se sepa que muchos de los que hoy hacen parada de machos,
> cuando el paisaje se puso oscuro pusieron leguas de por medio para salir
> de la escena y que al esperar épocas mejores para hacer la "revolución" dedicaron
> su tiempo a amasar fortunas con las leyes del proceso, pero es también el
> miedo a que se sepa que durante ese tiempo nunca se los encontraba para un
> habeas corpus, para la defensa de un detenido político o el consuelo de la
> madre de un "desaparecido". Madres a la que recién ahora se ocupan de abrazar.
>
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> Es el miedo de los muchos ciudadanos comunes y no tan comunes que aplaudieron
> el golpe como si fuera la llegada del Mesías. De esos que decían: "por algo
> será" y pedían horca y degüello para cualquier subversivo y hoy les aterra
> que alguien se lo recuerde.
>
> Es el miedo a que se sepa que muchos políticos que jugaban de defensores
> de guerrilleros por las dudas mantenían relaciones más que cordiales con
> los "servicios"
>
> Es ese miedo del que esta pandilla de miserables se ha apropiado para hacer
> de la venganza una política de estado. Ese miedo, contagioso e infame, se
> ha convertido en moneda de extorsión para jueces, políticos, obispos, periodistas
> y empresarios y también para los lacayos uniformados que con tal de mantener
> una ilusión de poder olvidan a sus camaradas caídos o presos.
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> Ese miedo es el que alimenta la persecución que no se queda en castigar a
> los jefes del proceso ? algo que muchos consideraríamos razonables por las
> equivocaciones cometidas - sino que quiere la prisión y la humillación de
> cuantos con las armas en las manos y de frente, del General Menéndez para
> abajo, combatieron a la subversión.
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> Esta es la verdad de nuestra República Argentina donde los esfuerzos de estos
> pusilánimes para ocultar sus fechorías triunfan gracias a una justicia tuerta
> que mientras pone todo tipo de trabas a parientes y amigos para visitar a
> los presos políticos permite que una grela de cuarta acompañada de "bravos"
> de utilería y custodiados por personal del SPF suban a los miradores de Marcos
> Paz para divertirse viendo a nuestro hermanos encarcelados.
>
> Toda esta chusma es culpable, por su pánico cerval y su insolente estupidez,
> de haber cerrado las puertas a cualquier reencuentro fecundo. Les han negado
> a todos los argentinos la posibilidad de soñar con un País que después de
> lamerse sus heridas emprendiera un camino de esperanza y concordia. Y llegará
> el día en que esa deuda no quedará impaga.
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> JOSE LUIS MILIA
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