jueves, 26 de febrero de 2009

TERAPIA PARA CEREBROS LAVADOS


Estimados Amigos Comandos:
Adjuntamos, extracto de un capítulo del libro "Terapia para cerebros lavados" del abogado y periodista Hermógenes Pérez de Arce. (Páginas 467 a 474)



TERAPIA PARA CEREBROS LAVADOS


Autor: HERMOGENES PEREZ DE ARCE
DEL CAPITULO XVI
¿QUE DIRA LA HISTORIA? (XVI-1)

En los tiempos siguientes a la muerte del ex Presidente Pinochet hubo un sinnúmero de entrevistas a políticos, candidatos a premios nacionales de historia (algunos más desconocidos que otros) y líderes de opinión en las cuales, con toda soltura, una mayoría concluía que la figura del ex jefe de estado no podría abstraerse de la generalizada condena internacional a su gobierno.
Evidentemente, no tomaron en cuenta opiniones de otras personas de peso que, fundamentalmente, han opinado de manera opuesta, empinándose por sobre el lavado de cerebro global.
Tal es el caso del historiador británico Paul Johnson, reconocido como uno de los más distinguidos y prolíficos ensayistas históricos de los últimos cincuenta años y autor, entre otros libros, de Tiempos modernos, Historia de los judíos, Los intelectuales e historia del cristianismo. En entrevista publicada por Las Ultimas Noticias, respondió:
“- Recuerdo que usted estuvo en Chile y tomó té con Pinochet…
“- El general Augusto Pinochet fue demonizado por la Unión Soviética y por la propaganda comunista. Lo villanizaron y ése fue el gran éxito de la maquinaria comunista. Mientras que, en realidad, Pinochet, ante la urgente petición de la mayoría del Parlamento, se hizo cargo de Chile en la época en que sólo había caos. Chile tenía la inflación más alta del mundo y en el país había decenas de miles de terroristas que pretendían transformar el país en otra Cuba, con cientos de miles de prisioneros políticos.
“- Pinochet está retirado, en su casa, ¿supone que ocurrirá un fenómeno similar al de Reagan con el paso del tiempo?

“- Pinochet rigió dos décadas a Chile y convirtió al país en el más rico de América Latina; revitalizó las exportaciones. El entregó el poder voluntariamente y no me cabe duda de que los historiadores de este siglo lo reconocerán como el mejor estadista que ha tenido Chile. Yo he analizado la historia del mundo durante los últimos cincuenta años y siempre he visto este proceso de villanización y de canonización, una y otra vez”
La opinión de Paul Johnson tal vez tenga más permanencia histórica que la de políticos nacionales y extranjeros sometidos a un constante lavado cerebral.
Y en su última obra, Héroes, Johnson reafirmó:
“Yo admiro mucho a Chile y a su gente, y me preocupé cuando mi amigo Salvador Allende llegó a la Presidencia y abrió el país a hordas de extremistas armados en el mundo. El resultado fue la inflación más alta del mundo, una violencia generalizada y la amenaza de una guerra civil. Por lo tanto, aplaudí el pronunciamiento del general Pinochet, obedeciendo órdenes del Congreso, y aún mas su éxito en revivir la economía y transformarla en la más sólida de América Latina. Pero al impedir la transformación de Chile en un satélite comunista, el general se ganó el odio furioso de la Unión Soviética, cuya máquina de propaganda tuvo éxito en demonizarlo entre las élites habladoras del mundo. Fue el último triunfo del KGB antes de que desapareciera en el basurero de la historia. Pero para mí, Pinochet sigue siendo un héroe, porque yo conozco los hechos”.
Generalmente los que conocen los hechos opinan de la misma manera. Y la historia, que en definitiva se construye sobre la verdad, terminará por corroborar ese veredicto.
Los hechos acreditan que las Fuerzas Armadas y Carabineros, acudiendo al llamado de los líderes de la mayoría civil, salvaron al país y, tras diecisiete años, les devolvieron otro mucho mejor.
En 1989, último año de su gobierno, Chile creció al 10,3 por ciento, terminó con un desempleo apenas superior al cinco por ciento (enero de 1990, cifras del INE) y, tras haber sorteado exitosamente todas las amenazas externas y sometido o derrotado a delincuentes y terroristas internos, entraba a la plena democracia diseñada por la Constitución de 1980.
En el orden social, la cobertura de la educación superior se triplicó, la mortalidad infantil descendió del 79 al 17 por mil y la desnutrición infantil bajó del 12 al 4 por diez mil nacidos vivos.

Era la nación más estable, próspera y ordenada de América Latina.
Por eso el Presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, cuando visitó Chile a comienzos de los años noventa, dijo, con razón, que este país era la joya más preciada de la corona latinoamericana. Y, ciertamente, eso no era obra de la recién llegada Concertación.
En el orden internacional, el gobierno militar fue el primero de la Tierra que logró desplazar del poder a un régimen marxista-leninista.
Brezhnev fundó su ataque contra la Junta Militar en el tema del respeto a los derechos humanos. Occidente tomó en serio ese tema y la URSS se vio obligada, en Helsinki, a fines de los setenta, a comprometer ella también su respeto a los derechos humanos. Pero después de que Gorbachov se viera impelido a abrir una pequeña ventana en la Cortina infranqueable, por ella se filtró la libertad y arrasó con el régimen totalitario.
El Muro de Berlín y el Imperio Soviético demoraron apenas una década en caer, pues no pueden coexistir un régimen marxista-leninista y el respeto a los derechos humanos.
Esa fue una cara de la importancia mundial del gobierno militar chileno. Y la otra, su adhesión a los principios de la sociedad libre, que mediante la descentralización económica, la apertura comercial, las privatizaciones y la consagración de la libertad de elegir en materia económico-sociales, como previsión, salud y educación, se anticipó a las grandes reformas y dio el ejemplo a la Primera Ministra Thatcher y al Presidente Reagan, que siguieron el mismo modelo, progresivamente transformado en un modelo mundial.
Ésa es la última línea del balance del gobierno militar chileno y en ella se fundará el veredicto de la Historia.
Ya en la actualidad ese veredicto está comenzando a cambiar a su favor, al menos en relación con la principal figura de ese gobierno, Augusto Pinochet.
Véase lo que comprobó el Centro de Encuestas del diario La Tercera:





“Pregunta: Usted considera que su papel (el de A. Pinochet) en la historia reciente de Chile fue….

2006 2007
Muy positivo + positivo 30% 34%
Muy negativo + negativo 43% 33%
Ni positivo ni negativo 23% 31%

“Para verdades, el tiempo”. Ni siquiera el más cuantioso presupuesto permite engañar a todo el mundo todo el tiempo
(Páginas 467 a 474 de “Terapia para cerebros lavados”)


FIN



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