jueves, 23 de abril de 2009

ARGENTINA : "LESA HUMANIDAD"


Envío sobre el Coronel Larrabure, secuestrado y mártir del Ejército Argentino.Su crímen, despues de tantos años, fue declarado de "Lesa Humanidad"

El era Ingeniero en la Fábrica de Pólvora y Explosivos, Villa María(Córdoba)y los terroristas lo secuestran porque querían qué les fabricara armas poderosas,a lo qué él se niega!!!!Fué torturado al extremo máximo.

Marta Domínguez Matheu

EL SECUESTRO

En una misma noche, la del 11 de agosto de 1974, el Ejército Revolucionario del Pueblo asaltaba dos organismos militares. Uno de ellos era el Regimiento de Infantería Aerotransportado nº 17, de Catamarca, donde la actuación de la guardia y de la policía provincial impidieron el copamiento, con el resultado de dos terroristas muertos y uno herido. A su vez, dos policías también quedaron con impacto de bala.
En el otro hecho, perpetrado contra la Fábrica Militar de Villa María, el resultado fue muy distinto. Allí, cinco kilómetros afuera del radio urbano, la acción de setenta guerrilleros fuertemente armados logró vulnerar las defensas del perímetro castrense, gracias a la complicidad de un soldado conscripto, apellidado Pettigiani.


El ataque se inició aproximadamente a las 10 de la noche del sábado, cuando por el tiempo invernal la mayoría de la población vecina ya estaba recluída en sus hogares. A esa hora, quince subversivos coparon el motel “Pasatiempo”, ubicado a unas nueve cuadras de la planta militar. Varias parejas guerrilleras, llegadas con anterioridad, ya habían ocupado habitaciones del establecimiento, que en pocos minutos se convirtieron en cuartel general del operativo. Entre los treinta ocupantes armados, una decena vistió con prontitud uniformes militares, mientras que con otro grupo, alejado del lugar, se mantenían conversaciones radiales.
La llegada casual del automóvil de una pareja, que al ver la oscuridad del edificio supuso que estaba cerrado y optó por regresar hacia Villa María, desbarató en parte los preparativos. Asustados, algunos de los guerrilleros que actuaban en el exterior como “campanas” comenzaron a disparar sin resultado contra el automóvil, gracias a lo cual se puso en movimiento un operativo policial en la zona.
Varios grupos de guerrilleros se lanzaron en consecuencia al ataque contra la Fábrica Militar, mientras frente al motel era muerto por los terroristas el cabo Marcelino Cuello. La policía provincial tuvo, igualmente, cuatro heridos.
La acción del soldado Pettigiani, que junto con otros dos había formado una célula en la Fábrica, permitió que la guardia de los portones de entrada fuera reducida por la acción traicionera desde el recinto. A la vez, en el perímetro castrense, donde se alojaban los oficiales superiores con sus familias –entre ellos Argentino del Valle Larrabure, su esposa, los dos hijos del matrimonio y el pequeño incorporado meses atrás al grupo-, se estaba desarrollando una reunión de amigos.
En el instante de abrirse el portón de acceso, y pese a que continuaba el enfrentamiento en el motel, los guerrilleros que penetraron sumaban más de sesenta.
Divididos en grupos que conocían perfectamente la distribución de los hombres a esa hora, así como la ubicación de los materiales, los guerrilleros intentaron secuestrar al Teniente Coronel Osvaldo Jorge Guardone, que se hallaba en su casa. El militar, que segundos antes había percibido movimientos extraños, organizó rápidamente su defensa, entregándole un arma a cada integrante de su familia que sabía manejarla, así cayó muerto uno de los asaltantes que había irrumpido en su vivienda; los restantes componentes del grupo se dieron a la fuga.
A todo el personal que estaba en la reunión, entre los que se contaban el Mayor Argentino del Valle Larrabure y el Capitán Roberto A. García, se le ordenó que se tiraran al piso, el Mayor Larrabure rápidamente se identificó como la persona de más alta jerarquía militar de la fiesta y pidió tranquilidad y que no se les hiciera daño a ninguna de las personas allí congregadas. Los dos militares fueron tomados de rehenes. Cuando fueron llevados hacia un automóvil, el Capitán García intentó fugarse; fue acribillado por la espalda y mal herido, junto al Mayor Larrabure, fueron subidos al vehículo con el que se dieron a la fuga. A la mañana siguiente el Capitán García, gravemente herido, dándolo por muerto, fue abandonado. Larrabure, en cambio, golpeado brutalmente,comenzaba su largo peregrinar hacia su calvario.
En otros sectores, los 50 o 60 soldados que constituían la dotación de la planta resistían en forma desordenada. La mayoría estaba ya disponiéndose para el reposo, cuando los extremistas, vestidos de soldados u oficiales, se interpusieron entre ellos esgrimiendo armas.
Dos horas después de haber ocupado la Fábrica, los atacantes dejaban el lugar con un camión cargado de fusiles FAL, ametralladoras, explosivos, armas cortas, y uniformes. En otros diez vehículos, parte de los cuales habían permanecido estacionados sobre la ruta y en medio de pastizales, huyeron los guerrilleros llevando consigo a sus muertos –habrían sido dos- y a siete u ocho heridos.
El soldado José Carlos Fernández y el Suboficial Alberto Albornoz eran, entretanto, los efectivos de Ejército peor heridos, junto al Capitán García, quien apareció abandonado en un vehículo con varios tiros en el abdomen, signos de quemaduras de cigarrillos y fractura de un brazo y de una pierna, producidos durante torturas de que fue objeto durante el breve cautiverio. De las 10 heridas de bala, siete le fueron inferidas durante las torturas.
De Larrabure, igualmente secuestrado, no hubo huellas y García no pudo aportar datos.
Horas después del copamiento, al intentar la fuga ante un control policial, chocó espectacularmente un Fiat 128 robado la noche anterior. Herido, fue retirado de entre los hierros del rodado un tucumano apellidado Sánchez, mientras que a su lado estaba el cadáver del médico José Luis Boscaroli, viejo conocido de las autoridades por sus actividades subversivas. Sánchez reconoció que ambos habían participado del ataque de Villa María.
El soldado Fernández ya estaba en estado de coma profundo…
En la fecha del golpe, ya tenían los terroristas a un militar en sus manos: el Teniente Coronel Jorge Roberto Ibarzábal, secuestrado en Azul.

EL CAUTIVERIO

El 28 de febrero de 1975, Narciso Aurelio Larrabure, uno de los hermanos del militar, del cual no se tenían noticias, salvo por conmovedoras misivas enviadas desde la prisión del ERP –y remitidas por medio de los terroristas-, publicaba en el diario “Córdoba” una carta dirigida al cautivo:
“Querido hermano:
Sé de los problemas y vicisitudes que estás pasando. No sólo vos tenés este problema. En el andar diario veo la preocupación del ciudadano, llámese amigo nuestro, conocido; sea profesional, empleado, comerciante, obrero, estudiante, sacerdote, incluídos en esta gama muchos de los adversarios políticos que yo tuve hasta ayer.
Todos, queridos hermanos argentinos, expresan por igual su más decidido apoyo ante tu problema y reiteran permanente solidaridad con tu persona. Dentro del dolor, comparto la alegría de escuchar lo que de ti expresan. Todos esperan el día de tu liberación. No estás solo. Contás con el apoyo espiritual y material de todo aquel que te conoce, y por lo tanto meritúa tu persona.
Hermano mío: No debes desfallecer. Debes tener fe en este cautiverio que estas soportando. No te abandones ni espiritual ni físicamente, hacé ejercicios indicados, pensá sin temor a equivocarte que en días o meses deberá llegar el entendimiento entre los hombres de este suelo, y todo quedará como recuerdo, caro sí, pero recuerdo al fin.
Entonces podrás decir como fray Luis de León a sus discípulos: “Y como decíamos ayer…”. Y así podrás seguir trabajando como lo has hecho siempre para tu Patria, con esa auténtica y desinteresada vocación de servirla que tenés.
Cariños de Moña, tu querida sobrina, Maria Aurelia; te manda muchos besos tu desconsolada hermana gringa. Un abrazo de tu hermano que no te olvida ni un segundo. Hasta dentro de poco…
Cariños, Toti.
P.D. –En estos momentos sos para la subversión un “trofeo de acción”. En la paz no lejana, éstos se devuelven. Vale”.



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