martes, 27 de octubre de 2009

“EL COMENTARIO INDEPENDIENTE”


COMENTARIOS SOBRE TEMAS DE INTERÉS PÚBLICO,
CRR Complejo Radial para la Región de Los Ríos

Ofensa a la Presidenta Bachelet

Hola,

El diario peruano “La Razón” ha tratado de conchuda a la Presidenta Bachelet. El Diccionario de la Lengua Española, asigna al término conchudo el significado, en sentido estricto, de “cubierto de conchas”, animal cubierto de conchas, y en sentido figurado y familiar, el de “astuto, cauteloso, sagaz”, pero aclara que en México, Ecuador y Perú significa “sinvergüenza”. En Chile se emplea el término en el sentido de “suertudo”. En todo caso, entre nosotros su uso es despectivo y vulgar. Entre gente decente se dice “afortunado”, pero está claro que en Perú es simplemente injurioso.

Puede uno tener el concepto que tenga sobre la Presidenta Bachelet. Personalmente, después de haber hecho un gran esfuerzo y confiar democráticamente en ella, encontré una falta de respeto de su parte el haber dicho, siendo ya Presidenta de Chile, que los derechistas no pueden mirar a sus hijos a los ojos. También reprobé sus palabras cuando dijo que la derecha tiembla cuando la izquierda sale a la calle. Puede doña Michelle recordar sus años en la República Comunista Alemana como los más lindos de su vida. Pero al faltarle el respeto el diario peruano le faltó el respeto a Chile, porque ella es la Presidenta de la República de Chile, elegida por el pueblo, para su bien o para su mal.

Y así como yo no me permito injuriarla, por más que discrepe con su posición política, no permito que nadie, ni menos un periódico extranjero, nos ofenda al injuriarla a ella, a todos los chilenos, porque la Presidenta Bachelet es la Jefa del Estado de Chile, y la enorme mayoría de los chilenos podemos discrepar con el gobierno que ella encabeza, pero respetaremos su investidura presidencial hasta el último día de su mandato.


En esa línea de pensamiento publiqué bajo el título “Tarapacá ex Zavala”, hace 6 años, el domingo 27 de abril de 2003 en “El Diario Austral” de Valdivia, el siguiente artículo, siendo doña Michelle Ministra de Defensa Nacional y con motivo de unas declaraciones de algunos antiguos terroristas compañeros suyos, publicadas en una revista. Decía así:

Antiguamente tenía mucho prestigio y se servía en las grandes ocasiones el vino Zavala, producido por la afamada viña de ese nombre, que la familia enajenó y pasó a llamarse Viña Tarapacá. El vino se continuó vendiendo bajo la marca “Tarapacá ex Zavala”. Hubo claridad y aceptación del cambio por parte del público, que hasta hoy aprecia el producto.

Doña Michelle Bachelet mantuvo siempre ocultas sus actividades cumplidas en el seno del organismo guerrillero rodriguista, en su época más relevante (internación ilegal de armamento por Carrizal Bajo y atentado presidencial en el Cajón del Maipo, entre otras acciones terroristas), por lo que no me extrañó que inicialmente ella rehuyera confirmar o desmentir la fundada acusación en tal sentido que le hizo la Revista Qué Pasa, limitándose a decir que se trataba de una campaña de desprestigio en su contra. Tampoco me sorprendió que el vocero del gobierno, con la habitual liviandad con que proceden, responsabilizara a los partidos de la oposición, de las declaraciones efectuadas a dicha revista por sus antiguos compañeros de ruta, por razones que probablemente sólo ellos y la ministra conocen.

En un primer momento tuve una sensación de honda decepción al constatar que las Fuerzas Armadas aceptaban mansamente continuar su dependencia de la antigua guerrillera. Sin embargo, al leer las declaraciones del comandante en jefe del Ejército, general Cheyre, las medité profundamente. Expresó lo siguiente: “Chile, desde la década de los ’60 llevó a nuestros conciudadanos a tomar opciones muy diferentes y radicales, debido a la profunda crisis política que se vivió”, y agregó que “conquistada la normalidad, gracias a todos nosotros, no nos hace bien mantener esa lógica de división y posicionamiento que cada uno tomó; en cambio nos hace bien aportar a la unidad y construir el futuro desde las dimensiones y ópticas de cada cual, pero que no pueden ser polarizadas.”

Yo comparto esos conceptos y así lo he expresado reiteradamente en mis diversos escritos, por lo que concluí en que aunque me resultara dolorosa la permanencia en tan alto cargo de la señora Bachelet, lo aceptaría como el precio de la pacificación y el reencuentro dentro del pluralismo y la tolerancia que la convivencia democrática de Chile nos exige recuperar. Pero definitivamente, no lo aceptaré y quedaré con una profunda sensación de impotencia y fracaso, si el asunto no conlleva un acuerdo político y en su defecto el planteamiento de una cuestión de seguridad nacional, que deriven en el cierre definitivo de la transición y el archivo de todos los aberrantes procesos que en clara violación de la constitución y las leyes se llevan adelante en la más repugnante farsa política y judicial que haya podido representarse jamás. Se reabren procesos fenecidos -lo que expresamente prohibe desde siempre nuestra carta fundamental- y se invocan las más aberrantes fantasías jurídicas acerca de la supuesta mantención en secuestro permanente, de extremistas ejecutados hace más de un cuarto de siglo. Y así se urguetea en un doloroso pasado prescrito y amnistiado para moros y cristianos, y se está encarcelando a más ya de 200 militares que -en cumplimiento de sus deberes y arriesgando sus vidas que más de 700 de sus camaradas perdieron- debieron acometer la dura tarea de desarticular y derrotar al terrorismo chileno, financiado y dirigido desde el extranjero, mientras a los de este último bando, a cuyas manos cayeron esos soldados de la patria, no sólo se les ampara con todos los derechos legales, especialmente prescripción y amnistía, sino que sus más insignes comandantes y consejeros detentan los más altos cargos. Los ciudadanos comunes entendemos que no está bien así la cosa. Para superar situaciones odiosas tiene que haber voluntad en ambas partes y no sólo de un lado, porque en ambos se ejecutó, se secuestró y se torturó gente, dependiendo la legitimidad concedida a esas actuaciones, sólo del bando en el que se haya estado.

Así como en el caso del vino Tarapacá ex Zavala quedó claro el cambio en la propiedad y naturalmente en algunos procesos de la producción, en el caso de la coalición que nos gobierna hay que asegurarse que los socialistas sean de verdad renovados y “ex” violentistas. Pero no podrán así catalogarse mientras mantengan la odiosidad y el revanchismo en la política, porque ello no es democrático. Y las Fuerzas Armadas no deben legitimarlo. Amnistía general legislativa o indulto presidencial, según proceda; he ahí la solución, la que en todo caso no debe postergarse más allá del trigésimo aniversario de las decisiones de septiembre de 1973. Así lo escribí, se ve que infructuosamente, en abril de 2003. Pero no por eso voy a sentirme autorizado para ofender a la Presidenta de Chile, y sólo espero que termine pronto su mandato.

Chao, y será hasta la próxima semana, a esta misma hora, en este mismo lugar.


www.raulhermosilla.cl


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