Entre el último 11 de septiembre y el primer debate presidencial, pudimos ver que el resentimiento es lo que más aflora en los políticos auto proclamados ‘progresistas’.
En efecto, durante esa semana la Presidenta Bachelet siguió el 15 de este mes sostuvo: "nos ayuda a ser una sociedad más democrática, y la muerte del presidente Allende demostró la intolerancia de la sociedad”. Si los intolerantes eran ellos, pues como afirmó el Partido Socialista en su famoso congreso del siglo pasado: “2.- La violencia revolucionaria es inevitable y legítima. Resulta necesariamente del carácter represivo y armado del estado de clase. Constituye la única vía que conduce a la toma del poder político y económico y, a su ulterior defensa y fortalecimiento. Sólo destruyendo el aparato burocrático y militar del estado burgués, puede consolidarse la revolución socialista”; aunque algunos no les guste recordar esta etapa del socialismo chileno.
Luego agregó: "una tragedia como sociedad, de incapacidad de las fuerzas políticas de resolver sus contradicciones e intereses diversos a través de un mecanismo democrático pacífico". Si quienes eligieron la violencia y el terrorismo fue la izquierda. ¿Acaso quiere la Presidenta que se quedaran de brazos cruzados?
Y a propósito del estreno de la película ‘Isla Dawson’, la Presidenta manifestó: “la miseria que puede existir, lo brutales que podemos ser los seres humanos" Con la expresión ‘brutal’ se refiere al terrorismo del Mir, a la violencia que la propia Unidad Popular generaba. Nosotros hemos conocido la miseria del humanismo socialista, cuando al terrorismo que eligió la izquierda queda en la impunidad, cuando quisieron esclavizar por el estómago a través de las JAP, cuando militares mayores de 70 años que están en prisión injustamente no los dejan libre porque el resentimiento es más fuerte en el ‘progresismo’, cuando condena por delitos que no existen en nuestra legislación, cuando la justicia aplica la prescripción en el caso de un implicado en el caso Guzmán y le niega la misma prescripción a los militares, cuando cometen perjurio en los tribunales para acusar a los militares que combatieron el terrorismo.
Lo mismo puede decirse del candidato a la Presidencia independiente y socialista, Marcos Enríquez Ominami, quien afirmó en esa semana: "quiénes en el pasado fueron cómplices de lo más malo y de lo mejor, quiénes, a través de sus declaraciones, participaron por ejemplo, de operaciones políticas que fueron bastante feas y quiénes en el pasado fueron cómplices de la impunidad y del divorcio entre los chilenos”. La izquierda antes del 11 de septiembre dividió la sociedad chilena con su proyecto totalitario. La izquierda como he dicho antes se comportaba igual que los nazis antes de llegaran al poder. La izquierda es la que es le gusta la impunidad, pues no le interesa las muertes de las personas que murieron bajo la violencia del socialismo marxista-leninista. Y la izquierda pasado veinte años del terminó del Gobierno Militar sigue dividiendo el país, ya sea con declaraciones como las de la Presidenta o del propio candidato, ya sea al querer reabrir los Informes Rettig y Valech. No sé de dónde sacaron algunos comentaristas de derecha al sostener que Marcos Enríquez no era resentido, si menciona la muerte de su padre cada vez que puede. Su padre no era un angélico ni un ‘joven idealista’, sino un terrorista. Hasta le han salido defensores como lo expresa el señor Ricardo Lazcano Espejo en una carta a ‘La Tercera’: “Es lógico que a un hombre al que le mataron a su padre, que le quitaron su nacionalidad y que ha tenido que luchar muchísimo para recuperar sus derechos en algún momento pueda haber sentido que su patria no era para él.” El padre murió en un enfrentamiento y portaba balas bum-bum prohibidas en los tratados internacionales. Si se trata recordar impunidad de la izquierda, su padre adoptivo el terrorista del Mir y actual senador, Carlos Ominami es un de los responsables del atentado del puente Queronque, donde setenta personas murieron en el tren en 1986. Naturalmente, esas muertes no constituyen violaciones a los derechos humanos, ni genocidio.
Si los socialistas criollos hubiesen sigo coherentes y consecuentes como tantas veces les gusta afirma, se darían cuenta que al imponer una estado marxista leninista por la violencia, uno de los bandos iba perder. Con el consiguiente exilio como les pasó a los rusos que se exiliaron en Francia, como le ocurrió a los chinos, vietnamitas que se exiliaron en Hong-Kong y Australia, respectivamente y como le ocurrido a los cubanos exiliándose en Miami. Ser izquierdista o ‘progresista’ o como quieren llamarse en Chile significa posar de mosquita muerta.
Además, el candidato socialista mencionó que por la chilenidad se torturaron. Hay que recordarle, que a fines de la década del sesenta del siglo pasado, el Mir secuestró y torturó al director del diario ‘Las Últimas Noticias’ del Sur, el cual después fue botado desnudo al frente de la Universidad de Concepción. Como dicen los progres desde 1990 en democracia.
En fin es un resentido como su admirada Presidenta.
Ahora bien, con respecto al homenaje que le hicieron al ex rector de la Universidad Chile el demócrata cristiano, Edgardo Boeninger , conviene recordar las palabras de este señor a propósito de la Unidad Popular : “El golpe era muy necesario, Allende necesitaba ser removido, no importaba quién lo removiera. Me parecía imposible que funcionara ese Gobierno. Yo tenía un juicio extremadamente negativo en aspectos políticos y económicos respecto del Gobierno de la Unidad Popular”. Esas palabras refutan las palabras de los dos resentidos. En las dedicatorias en la prensa nadie mencionó esa cita, ni los socialista ni los DC.
posted by Javier Bazán
jueves, 1 de octubre de 2009
RESENTIMIENTO PROGRESISTA
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