General de Brigada Fernando Arancibia Reyes
I. ANTECEDENTES
No obstante haber transcurrido 36 años del pronunciamiento militar del 11 de Septiembre de 1973, se mantiene sistemáticamente la campaña comunicacional de la izquierda en contra del mundo castrense, teniendo como fundamento principal el tema de las violaciones a los derechos humanos llevadas a cabo durante el Gobierno presidido por el General Augusto Pinochet Ugarte. Su objetivo, llevar a la justicia al máximo de los uniformados que tuvieron que emplearse, en los diferentes grados del escalafón, para combatir al aparato paramilitar preparado por la izquierda marxista, para tomar por la fuerza el control del país, de acuerdo con lo expresado en declaraciones formuladas en sucesivos congresos del Partido Socialista, comenzando por el del año 1967 en la ciudad de Chillán.
Para ser justos, debemos reconocer que han tenido un gran éxito y, sin duda ha contribuido a ello el que la campaña en cuestión se empezó desde el momento mismo en que los militares iniciaron las acciones para tomar el control del país, ello gracias a os cuantiosos recursos proporcionados por la URSS, con el apoyo incondicional de sus satélites, particularmente de su trampolín en América, la Cuba de Castro. Las depuradas técnicas comunicacionales, en las que son maestros, se realizaron en el contexto y con la intensidad propia de la Guerra Fría. Rusia no podía perdonar que el único gobernante marxista elegido por una votación popular y dentro de un sistema democrático, como lo era el chileno, hubiese visto interrumpido su mandato y sido reemplazado por un “gobierno de facto”. Por ello es que trató por todos los medios, que eran muchos, de convencer al mundo de que Allende había sido un “flamante demócrata”, que no tuvo otro pecado que haber intentado llevar a cabo un gobierno en que se aplicaban medidas novedosas para lograr una mayor justicia social , por lo que había sido derrocado y “asesinado” por los uniformados, en uno más de los “cuartelazos” que caracterizaron el escenario político latinoamericano durante el siglo XX.
Fue así como, rápidamente, comenzó a lograr dividendos no solamente entre los países mantenidos bajo su égida, que por lo demás debían “bailar la música que les tocaba el director de la orquesta”. Una bien orquestada campaña de los medios de comunicación internacionales de izquierda, permitió que también empezaran a “tragarse la falacia” muchos de los países del tercer mundo, en los que la utopía marxista tenía entonces un gran arraigo. Si bien esto podría haber sido comprensible, dadas sus grandes carencias económicas y sociales, no lo es que haya ocurrido con muchos países occidentales y menos aun con EE.UU. a cuyo gobierno, paradojalmente, se atribuye participación en la gestación del pronunciamiento militar. Así parece demostrarlo sus archivos secretos, los que de un tiempo a esta parte fueron difundidos por la prensa. Fue así que EE.UU. adoptó una posición progresivamente crítica, que llegó a ser activamente antagónica durante la administración del Presidente Carter, en donde por iniciativa del senador Edward Kennedy se le aplicaron sanciones a Chile, negándole la venta de armas y repuestos para su defensa, lo que podría haber tenido consecuencias muy graves si se considera que gran parte de su material de guerra era de fabricación norteamericana, y que el país debió enfrentar entonces dos crisis mayores con sus vecinos del norte y del este.
En Chile la gran mayoría ciudadana no solamente sabía la verdad de lo ocurrido, sino que había sido la que de diferentes maneras había mostrado su repudio al gobierno marxista, exigiendo la intervención militar cuando las instancias institucionales demostraron su inoperancia, pues el resquicio legal y las acciones de hecho se habían convertido en el instrumento con que operaba el gobierno de la Unidad Popular. Las FF.AA. y de Orden actuaron solamente cuando la situación vivida por el país fue caótica, cuando la confrontación fratricida era evidente y cuando el Poder Judicial y la Cámara de Diputados manifestaron públicamente, que el gobierno de Allende se había salido de la Constitución.
Paradojalmente, un sector importante de quienes estimularon y apoyaron el pronunciamiento militar, al parecer querían que la intervención castrense fuera transitoria. Por ello es que, cuando la Junta de Gobierno manifestó públicamente su intención de desarrollar un proceso que permitiese no solamente superar la crisis sino que sentar las bases para una democracia estable, lo cual demandaba tiempo, vieron frustradas sus expectativas, por lo que pasaron a incrementar la oposición al gobierno militar. A lo anterior debemos sumar la acción del extremismo que, poco a poco fue recuperando su capacidad de acción, realizando actos terroristas que significaron la pérdida de bienes y valiosas vidas, de civiles y uniformados, entre ellos el general Urzúa.
La juventud idealista, que no vivió los hechos someramente enunciados, que ha recibido en forma persistente lo que en la práctica se ha convertido en la reescritura de la historia de los malhadados años del gobierno marxista de la Unidad Popular, se ha formado una opinión errónea de quienes fueron los verdaderos causantes del quiebre institucional el año 1973, además de que se han silenciando los notables logros del Gobierno Militar, destacándose solamente los excesos cometidos en materia de derechos humanos. Estos, sin justificarlos de ninguna manera, son mínimos en relación a los cien millones de víctimas de las atrocidades cometidas por el comunismo en todos los países en que impuso su utopía a sangre y fuego, hasta su desplome, el año 1989, acontecimiento histórico simbolizado con la caída del Muro de Berlín.
Hechos como los señalados, traen a la memoria la opinión del sociólogo y profesor norteamericano Michael G. Roskin : " Los medios de comunicación de masas representan un factor importante en el momento de concientizar al pueblo sobre asuntos relacionados con el interés nacional. Desgraciadamente lo hacen en forma caprichosa y sin fundamentarse en cálculos sensatos. Un afamado periodista hizo de los kurdos su interés nacional particular. Debido a que estamos acostumbrados a las imágenes atractivas y filmaciones dinámicas, la televisión va donde está la acción, trayéndonos imágenes de niños mutilados o hambrientos, siguiendo la famosa premisa publicitaria - si muestra sangre llamará la atención - ... Sin embargo, los medios de comunicación pueden ser sumamente selectivos, proporcionando una gran cobertura a los horrores en Bosnia, mientras ignoran horrores similares en el Perú, Sri Lanka o Angola…
No es de extrañar que, dentro de su contexto, se haya llegado a tratar de presentar a Salvador Allende, como un mártir de su celo porque "sus propósitos de emancipación social se desarrollaran en el marco de la Constitución y la ley" , y de unas fuerzas armadas y de orden que, por ambiciones espurias, interrumpieron y dejaron inconcluso un proyecto que convertiría a Chile en un modelo de equidad y justicia, obviamente que de acuerdo al modelo soviético de la época. Es evidente que el propósito final no es otro que tender una “ cortina de humo “ sobre la verdad histórica, entre otras razones, para no comprometer a muchos personajes que hoy son fervorosos demócratas y renovados actores del quehacer político nacional.
Más de alguien se preguntará ¿porqué el Gobierno Militar no difundió su verdad al mundo con el mismo énfasis?. La respuesta es muy simple: el país carecía de recursos económicos en términos absolutos para este propósito. Un análisis realista de la situación, llevó a la Junta Militar al convencimiento de que era punto menos que imposible entrar en una costosa campaña comunicacional externa, capaz de contrarrestar la que lideraba la entonces poderosa URSS, cuando las arcas fiscales estaban vacías y habían otras prioridades sociales que incidían en la misma supervivencia de la población.
Por esta razón es que se ha estimado pertinente, agregar un nuevo aporte a los de quienes han intentado mostrar la verdad de los hechos, aporte que es posible represente el punto de vista de la generación militar, que en distintos grados y roles, bajo el liderazgo del General Augusto Pinochet, sin ningún estímulo material, estuvo comprometida en el proceso de “reconstrucción de Chile“, junto a los millones de compatriotas que la acompañaron en lo que en su momento fue una tarea titánica. De esos militares a los que, no las ambiciones de poder sino que el destino, les enfrentó a una situación límite, en la que no tuvieron otra alternativa que constituirse en actores políticos, además de continuar cumpliendo sus responsabilidades de seguridad y defensa, en momentos en extremo difíciles para el país .
Con las limitaciones que significa el no contar con los recursos ni las facilidades para difundir nuestra visión de los hechos, intentaremos hacer algo a través de estas líneas. Muchos de sus fundamentos se encuentran insertos en la literatura y en los medios de comunicación social de la segunda mitad del siglo pasado, a los que no es difícil acceder si existe el interés de conocerlos en mayor profundidad.
Siendo una obra de largo aliento el hacer una relación detallada y cronológica de los hechos , se ha estimado más útil tratar los aspectos medulares e incluso, emplear un lenguaje desprovisto de formalidades, que incluso mantiene algunas de las expresiones propias de la retórica política periodística de la época.
II. ALGUNOS ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA RELACION
POLITICO MILITAR EN CHILE
Sería muy alejado de la verdad suponer que el 11 de Septiembre nació por generación espontánea o que fue la consecuencia única del desastroso gobierno de la Unidad Popular (1970-73). La verdad es que fue la culminación de un proceso de descomposición progresiva de nuestra democracia, que hizo crisis durante el Gobierno del Presidente Salvador Allende, al que sin duda corresponde la mayor cuota de responsabilidad. Para mejor entender su gestación, se estima necesario hacer una síntesis de la forma en que se han materializado las relaciones político militares en nuestro país.
Las Fuerzas Armadas de Chile no solamente jugaron un papel fundamental en el proceso que condujo a la independencia (1810-1818), sino que fueron vencedoras en todas las guerras que enfrentó nuestro país , en donde se dieron sobradas demostraciones de valor, además de que permitieron incorporar a nuestro patrimonio ricos territorios, que han sido factores muy importantes de nuestro desarrollo.
Chile alcanzó un sistema de gobierno estable a partir de 1840 cuando los otros países de la región vivían, mayoritariamente, una situación política anárquica. Ello no significó que no tuviera algunas crisis institucionales. En 1891 una violenta confrontación política entre el Parlamento y el Presidente de la época, derivó en una sangrienta guerra civil en donde las Fuerzas Armadas se dividieron en apoyo a las dos grandes facciones en que se polarizó la sociedad chilena.
Vuelto el país a la normalidad, la vida política se desarrolló con enormes dificultades, toda vez que se pretendió aplicar un régimen parlamentario de gobierno dentro de un marco constitucional de corte y espíritu presidencialista, como lo era la Carta Fundamental de 1833, lo que obviamente no resultó. No es extraño entonces, que el primer cuarto del siglo XX haya sido un período de intranquilidad política, y que los cuarteles comenzaran a verse continuamente "visitados" por políticos de gobierno y oposición para obtener el respaldo militar, arma de doble filo, que estimuló la ingerencia de los uniformados en el quehacer político.
El año 1924, habiéndose producido nuevamente un grave clima confrontacional entre el Ejecutivo y el Parlamento, que obstruía gravemente los programas de beneficio social del Gobierno, bastó la presencia de algunos oficiales en las tribunas del Congreso Nacional, como inequívoca demostración de descontento e impaciencia con una clase política, que concentrada en una estéril lucha por el poder ignoraba los reales problemas del pueblo, para que en un tiempo record se aprobarán una serie de leyes de muy avanzado contenido social para la época, que colocaron al país en una situación de liderazgo en esta área. El hecho es recordado como el “ruido de sables”.
El año 1925 se promulgó una nueva Constitución, la que reforzó considerablemente el poder del Presidente de la República. En ese mismo año, las turbulencias políticas decidieron al Presidente Arturo Alessandri a presentar su renuncia al cargo. En una elección de dudosa transparencia, asumió la primera magistratura el General Carlos Ibáñez del Campo. El corto Gobierno que llevó a cabo, recordado como “la dictadura de Ibáñez”, fue fructífero en obras públicas y realizó un serio ordenamiento en el aparato del Estado. La crisis mundial de los años 30 afectó con especial fuerza a Chile, produciendo un período de gran efervescencia política y social, que significó la caída del General Ibáñez. A partir de entonces, las Fuerzas Armadas fueron progresivamente confinadas a una situación de marginalidad, con grave deterioro de sus rentas y de su preparación profesional.
La Constitución de 1925 no produjo los resultados esperados; si bien mantuvo una democracia formal, que contrastaba con una Latino América en que predominaban los “cuartelazos” y los consiguientes gobiernos de facto, no solucionó los problemas de fondo de la sociedad chilena y particularmente los de las clases más desposeídas.
Las malas prácticas políticas fueron deteriorando progresivamente la economía y la convivencia social, a lo que contribuyó grandemente la expansión de la revolución marxista iniciada en Rusia el año 1917. En muchas oportunidades, en este escenario inestable y tremendamente confrontacional, cuando el descontento popular produjo desórdenes que sobrepasaron la capacidad de control de la policía, la autoridad política hizo uso de algunas leyes de excepción constitucional, para disponer el empleo de las Fuerzas Armadas en el control del orden público, y la protección del funcionamiento de servicios tan esenciales para la población, como el agua, la electricidad, la locomoción, hospitales, etc. tarea que las Fuerzas Armadas, no obstante no corresponder a su razón de ser ni menos ser de su agrado, siempre cumplieron con celo y responsabilidad. Algunas veces, la acción vandálica provocada por los atizadores del descontento popular, hicieron imperativo el empleo de las armas para evitar males mayores, lo que produjo algunas víctimas. Restablecida la normalidad de una situación de cuya génesis no eran en absoluto responsables, muchos jefes y oficiales fueron afectados en sus carreras al constituirse en instrumento de lucha entre facciones políticas antagónicas que, con una virulencia extrema, trataban de sacar dividendos de tan lamentable situación.
En 1945 la poca visión de los líderes aliados de Occidente, entregó los frutos de la victoria militar conseguida con tanto sacrificio en la II Guerra Mundial, a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), lo que le permitió reiniciar con gran fuerza la expansión de su revolución proletaria. Fue así como a través de las acciones que conformaron la Guerra Fría, fue introduciendo en los países del Tercer Mundo y muy particularmente en los de nuestra América, la violencia como método de acción política.
El año 1946 fue elegido el Presidente Gabriel González Videla con el apoyo de las fuerzas políticas de izquierda. Paradojalmente fue el Partido Comunista el que le produjo las mayores dificultades a su administración, afectando de tal manera la paz social y la seguridad ciudadana, que terminó por marginarlo de la legalidad mediante la dictación de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia . En la oportunidad fueron huéspedes de Pisagua, virtualmente habilitado como "campo de concentración" los principales y más violentos agitadores y activista de la época.
En 1952 y con una mayoría absoluta, caso inédito en nuestra historia, fue elegido Presidente de la República Don Carlos Ibáñez del Campo. El enorme apoyo popular se debió a que la gente estaba realmente hastiada de la politiquería y de la demagogia, por lo que eligió a quien durante su primera administración gobernara con mano dictatorial, imaginando que el slogan de su campaña “la escoba“ significaba que barrería con la politiquería y que obraría si no en igual forma, a lo menos con la misma energía y demostrada capacidad realizadora de su primera administración. La verdad es que el esperado “ dictador ” entonces ya era un político con bastantes años, que obró en una dirección absolutamente distinta a la esperada. En algún momento intentó introducir algunos cambios de giro con el propósito de mejorar la deteriorada economía del país, para lo que incluso contrató un equipo de expertos norteamericanos, conocidos como “ la misión Klein Saks “. Pero no existían los espacios políticos para llevar a la práctica sus recomendaciones, por lo que volvieron a su país sin haberse logrado los propósitos que justificaran el alto costo de su contratación.
En lo que corresponde al Ejército, una de las primeras resoluciones presidenciales fue nombrar Ministro de Defensa al Coronel Abdón Parra, lo que significó que, con mínimas excepciones, renunciaran los generales más antiguos, por lo que se puede decir que se produjo un verdadero descabezamiento de la Institución. Entre sus resoluciones políticas trascendentes estuvo la derogación de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, quizá pensando que de esta manera iba a ganarse las simpatías de los sectores de extrema izquierda, particularmente de los comunistas. Los hechos demostraron cuan equivocado estaba. Su administración estuvo marcada por una gran efervescencia laboral y social y por periódicos y graves desórdenes en la vía pública, muchos de los cuales superaron la capacidad de reacción de la policía, por lo que se utilizaron con largueza los estados de excepción constitucional a que hacíamos referencia. Dentro de estas situaciones, quizá la más crítica fue la conocida como los “ Luctuosos Sucesos del 2 de Abril ”, ocurridos durante el año 1957 , donde hubo numerosas víctimas, producto de los enfrentamientos, y enormes destrozos en el sector céntrico de Santiago.
III. LOS PROLEGÓMENOS DE LA CRISIS DE 1973
El año 1958 fue elegido presidente don Jorge Alessandri Rodríguez, un ingeniero de demostrada capacidad y honestidad, entre cuyas principales características estaba su austeridad. Fue elegido por las fuerzas de centro derecha, pero no tuvo las mayorías que necesitaba en el Congreso. Por lo demás, desde un primer momento sectores radicales de la oposición "democrática", entre los que estaba la izquierda extrema y la democracia cristiana, proclamaron a “soto voce” sus propósitos de "negarle la sal y el agua" refiriéndose de esta forma a la actitud que adoptarían cuando sometiera a su consideración las leyes que permitirían implementar su programa. Fácil es comprender las enormes dificultades políticas que debió sortear, más aun si se considera que en 1959 se produjo el triunfo de la revolución cubana y la llegada de Fidel Castro al escenario latinoamericano. Ello trajo un significativo incremento de la actividad revolucionaria. En 1961 lanzó su " declaración de La Habana", instando a los pueblos de América Latina a hacer de la guerrilla el medio de lucha que permitiría alcanzar los propósitos revolucionarios. No fue de extrañar, entonces, que en 1962 nacieran en Chile los primeros núcleos revolucionarios del nuevo estilo. Expresiones como VOP (Vanguardia Organizada del Pueblo) POR ( Partido Obrero Revolucionarios ) y otros que, finalmente, fueron absorbidos por el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionario) iniciaron acciones extremistas que empezaron a ser tema recurrente de los medios de comunicación, particularmente de los más sensacionalistas.
La agitación interna, no fue menor que la de las administraciones precedentes, y obligaron también al Presidente Alessandri a utilizar los "estados de excepción constitucionales", empleando a las FF.AA. en actividades de seguridad interior, lo que una vez más afectó la preparación profesional de las instituciones de la defensa, dejándolas en una situación difícil ante las periódicas crisis que caracterizaron la relación con nuestros vecinos.
En 1964 fue elegido presidente por una significativa mayoría de votos, don Eduardo Frei Montalva, iniciándose lo que sus partidarios denominaron " La Revolución en Libertad". Las ideas socio - económicas predominantes en la época, cuyos máximos exponentes en el área eran los principales economistas de la CEPAL , se orientaban hacia diferentes formas de cooperativismo y a un reforzamiento de la injerencia del Estado como agente principal del desarrollo. La “reforma agraria” emprendida por el gobierno comenzó la miniaturización del agro, lo que no trajo la esperada mayor eficiencia productiva, pero sí fue el caldo de cultivo del extremismo de izquierda, que trató de acelerar el proceso mediante las tomas de fundos y otras expresiones de violencia revolucionaria, que produjo las primeras víctimas. El país empezó a ver tropicales huasos con barba y boina, al más puro estilo del Che Guevara. Sus adversarios políticos empezaron a denominarle el "gobierno de los asesores" debido a que incrementaron de manera considerable la burocracia administrativa.
Durante este período el MIR con sus banderas rojinegras y entonando su "grito de batalla" "Pueblo, conciencia y fusil" que empezó a ser parte de la decoración de las murallas de los pueblos y ciudades del país, incrementó notablemente su acción proselitista, difundiendo sin mayores dificultades su ideología revolucionaria, gracias al apoyo incondicional de la prensa de izquierda , que empleaba un lenguaje cada vez más injurioso y grosero, el que hasta entonces era desconocido en nuestras prácticas comunicacionales. Pero la cosa no quedó en el terreno de las ideas, para convencer de su "sinceridad revolucionaria" el MIR empezó a realizar todo tipo de operaciones subversivo - terroristas: colocación de bombas, rapto de personas de figuración pública , tomas de terrenos, desórdenes estudiantiles, etc. Dichas operaciones se financiaban con el producto de los asaltos a mano armada de las instituciones bancarias y comerciales, práctica que si bien hoy en día la delincuencia común la ha hecho habitual, hasta entonces era desconocida en el país. La gente se acostumbró a nuevas acepciones del lenguaje. Por ejemplo, al robo se le llamó "expropiación" y al asesinato, "ajusticiamiento" , entre muchas otras expresiones de la jerga revolucionaria, insertas en el contexto de la "lucha de clases".
En 1967 y a consecuencia de la "Conferencia Tricontinental de la Habana" a la que concurrió invitado por su amigo Fidel Castro, el entonces Presidente del Senado don Salvador Allende Gossen, se crea la "Organización Latinoamericana de la Solidaridad" (OLAS) que en el acápite 7 de su proclama constitutiva estableció que: " Para la mayoría de los países del Continente, el problema de organizar, iniciar, desarrollar y culminar la lucha armada, constituye hoy la tarea inmediata y fundamental del movimiento revolucionario".
Habiendo sido en esa oportunidad el Senador Allende el primer Presidente de OLAS, no es de extrañar que en el Congreso de Chillan, celebrado en 1967 por el Partido Socialista, en el que participaron políticos que asumieron posteriormente importantes responsabilidades durante el gobierno de la Unidad Popular, se proclamase que “la vía armada debía ser el camino para la conquista del poder”.
Dentro de esta orientación doctrinaria, el MIR extendió su acción hacia las poblaciones marginales. El Pabellón Patrio, anudado, con cintas negras, colocado en posición invertida o pintarrajeado, se usó como símbolo de las tomas. Apareció, entre otros, un siniestro personaje de nombre Víctor Toro, quien denomina a su toma, una de tantas, "Campamento 26 de Enero"; según propia declaración, el primero de los “territorios "independientes”" aparecidos en el país. Allí es negado el acceso a la Policía, la que es reemplazada por "milicias populares" y los problemas entre pobladores son sometidos a "tribunales populares", que aplican la "justicia revolucionaria".
La autoridad reacciona débilmente, quizá teniendo presente que se aproximaban las elecciones presidenciales de 1970. El Partido Comunista, como era su estilo y por la misma consideración, trataba de ocultar su concomitancia con el extremismo subversivo, calificando al MIR de "grupúsculo" y a sus miembros de "guerrilleros de café".
Así las cosas, se llegó a la contienda presidencial con tres candidatos, los señores Jorge Alessandri - Radomiro Tomic y Salvador Allende, este ultimo en su cuarto intento. Los resultados le fueron favorables en esta ocasión con un margen mínimo. Obtuvo el 30,39 % de los sufragios, Alessandri el 29,28 % y Tomic el 23,30 %.
En estas condiciones el Presidente de Chile debía ser designado por el Congreso Pleno, en donde el Candidato de la Izquierda no tenía mayoría. Se desató una verdadera guerra sicológica para influir la decisión de senadores y diputados. Argumentos como el que “ constituía una tradición la designación del candidato que obtuviera la primera mayoría, aunque fuera por un voto" se contrastaban con los que presagiaban “ una reacción popular incontenible" si no se le entregaba el Gobierno a Salvador Allende. El asunto fue zanjado en favor de la elección de éste, previa negociación del partido Demócrata Cristiano con la Unidad Popular, que terminó en la firma de un " Estatuto de Garantías " que sería incorporado a la Constitución y que esta colectividad política estimaba que aseguraría la democracia durante el gobierno de Salvador Allende.
En lo referido a las FF.AA. y Carabineros, el estatuto "consagraba constitucionalmente que la fuerza pública está organizada única y exclusivamente en las Fuerzas Armadas y Carabineros , que no se podrían organizar ni milicias populares ni guardias blancas. Las Fuerzas Armadas y Carabineros serían instituciones profesionalizadas, jerarquizadas, obedientes y no deliberantes”. "Se reservaba a los Comandantes en Jefe la facultad plena para el nombramiento de sus subordinados" .
Los hechos demostraron elocuentemente el irreal optimismo democratacristiano. Allende ya como Presidente, en una entrevista que concediera al ideólogo marxista francés Regis Debray, publicada por la revista Punto Final , manifestó que la aceptación del Estatuto de Garantías fue "una necesidad táctica para asumir el poder" y que no comprometía para nada su programa.
De más está decir que el citado estatuto no satisfizo a ninguno de los extremos del espectro político chileno. Los " termocéfalos " como se comenzó a denominar al sector más radical y violento de la izquierda, liderado por Carlos Altamirano y obviamente el MIR, lo consideró como una claudicación ante las presiones de la Democracia Cristiana. La derecha, como una "añagaza" . Durante el proceso de su aprobación en el Parlamento, se produjeron atentados dinamiteros y variadas acciones subversivas de sectores extremos contrarios a la elección de un presidente marxista, con el propósito de crear un clima de desorden e ingobernabilidad que llevaran a la intervención militar. El más grave de ellos fue el intento de secuestro, por un grupo de extrema derecha, del Comandante en Jefe del Ejército - General René Schneider, reprobable acción que derivó en su asesinato . El hecho de sangre produjo una gran consternación en el país y particularmente en el Ejército, en donde el distinguido general tenía un gran ascendiente de mando, debido a sus notables condiciones profesionales. Como es de suponerse, el efecto fue absolutamente contrario al perseguido por sus victimarios. La Institución se cohesionó en torno al contenido de la llamada "Doctrina Schneider", declaración que no hacía mucho había hecho el ilustre soldado y que reflejaba su pensamiento sobre el papel que cabía al Ejército en la grave coyuntura que se vivía y que no era otro que el estricto apego a las normas constitucionales . Dicha declaración, tuvo el gran mérito de la oportunidad con que la principal autoridad del Ejército reiteró lo que, tras la caída de Ibáñez y a partir de la gestión de mando del General Novoa, constituyó la doctrina institucional, la que fue alterada en contadas excepciones, superadas por la misma institución en el momento de su ocurrencia.
III. EL GOBIERNO DE LA UNIDAD POPULAR
Así fue como se inició la vía chilena hacia el socialismo; " la revolución con sabor a empanadas y vino tinto ", slogan con que había vendido al electorado la Unidad Popular su programa de gobierno, sintetizado en " 40 medidas " de aplicación inmediata. Basta con una simple lectura a sus ofrecimientos de universidad para todos, empleo para todos y otros, para comprender su increíble contenido demagógico y como se debilita la democracia abusando de la necesidad y buena fe del pueblo.
En lo que a formas protocolares se refiere, hubo desde el primer momento grandes cambios. A la ceremonia de transmisión del mando concurrieron las nuevas autoridades en traje de calle, para marcar una seudo raigambre popular y contrastarla con quienes les entregaban, que lo hicieron de frac. El desplazamiento posterior hacia la moneda fue en automóviles y no en las tradicionales carrozas francesas, arrastradas por hermosos caballos.
En vez de Su Excelencia Allende pidió ser llamado "Compañero Presidente " al igual que todos sus partidarios. De esta manera se fue dividiendo el país entre "compañeros " y "momios " como se denominaba a quienes no compartían el ideario marxista. En las concentraciones políticas de aquellos no faltaban las referencias jocosas a quienes no compartían sus ideas: " el que no salta es momio " era la señal para poner en movimiento una masa, en la que muchos se veían obligados a desafiar las limitaciones impuestas por la edad o la salud, ante el peligro de ser calificados como carentes de fervor revolucionario. Fue en una de estas concentraciones, en Valparaíso, tres meses después de asumido el cargo, cuando Allende manifestó textualmente " Yo no soy el presidente del Partido Socialista; Yo soy Presidente de la Unidad Popular. Tampoco soy Presidente de todos los chilenos ".
Su seguridad inmediata se encomendó a doscientos individuos con preparación guerrillera, dotados de abundante armamento y los recursos para cumplir su tarea. Estos fueron los integrantes del denominado “Grupo de Amigos Personales” . Como factor común demostraron una gran prepotencia, abuso de poder, al margen de que cometieron cualquier clase de fechorías, dentro en la más absoluta impunidad. Uno de los momentos en que los comandantes de unidades militares ponían en juego su carrera, era cuando ordenaban impedir su acceso a los cuarteles en ocasión de visitas presidenciales.
Uno de los primeros decretos supremos de Allende, indultó a cuarenta y tres extremistas prófugos o procesados, los que pudieron dejar la clandestinidad, entre ellos su sobrino Andrés Pascal Allende. El Presidente justificó su acción diciendo que se trataba de "jóvenes idealistas con los que teníamos una apreciación táctica distinta, y que actuaron erradamente pero impulsados por un anhelo superior de transformación social". Uno de los indultados, Arturo Rivera Calderón, asesinó cinco meses después al que fuera Vicepresidente de la República en el Gobierno de Eduardo Frei Montalva, don Edmundo Pérez Zujovic, un destacado político, de gran calidad humana, que no había cometido otro pecado que aplicar rigurosamente la ley y asumir sus responsabilidades en plenitud, actitud que obviamente, para la mentalidad "revolucionaria" de la época era motivo de condena a la "pena capital ".
La composición del primer Gabinete no hacía difícil imaginarse el futuro del proceso. El Presidente integró a cuatro obreros en su Gabinete" , lo que fue destacado profusamente, haciéndose presente que " ocurría por primera vez en la historia de Chile". Entre ellos, Américo Zorrilla, comunista, asumió la muy importante cartera de Hacienda. Cabe hacer presente que el "Maestro Zorrilla" como peyorativamente empezó a llamarlo la oposición, era un esforzado hombre de trabajo, que se inició a los 14 años como obrero gráfico, llegando a ser Jefe de Taller de la Imprenta Gutemberg y después de la Editorial Universitaria. Desde allí pasó a asumir la enorme responsabilidad de administrar las finanzas del país.
Los hechos mostraron muy luego que se le había asignado un papel decorativo, y que la dirección del proceso de transformación a una economía marxista lo tendría a cargo el economista (PC) Pedro Vuscovic. Ello lamentablemente fue así pues, vistos los resultados posteriores, es posible que el Sr. Zorrilla lo hubiese hecho mejor. En efecto, Vuscovic inició un acelerado traspaso de las empresas privadas al área estatal, sin ninguna limitación ética o legal, poniendo en práctica el que " el fin justifica los medios ". Los reiterados informes de la Contraloría representando la incorrección de los procedimientos administrativos, fueron simplemente ignorados mediante la dictación de decretos de insistencia firmados por el Presidente y todo su gabinete. La requisición bajo supuestos y nunca probados malos manejos; la exacerbación de los conflictos laborales de manera de llevar a los empresarios a la quiebra o a la compra a precio vil, fueron algunos de los expedientes utilizados por la autoridad económica para incorporar la propiedad privada al Estado.
De esta manera se entregó la administración de las empresas a "interventores" designados por cuoteo político, ya que como posteriormente quedó demostrado, éstas eran parcelas productivas para ellos y para sus partidos. El país había pasado del Gobierno de los asesores al de los interventores. Estos interventores desconocían en términos absolutos el manejo técnico de las empresas, lo que las llevó muy rápidamente al descalabro económico. Esto tuvo especial significación en el área del cobre, en donde de una producción de 533 mil toneladas en 1970, se bajó a 450 mil en 1973. No hay duda de que se estaba cumpliendo perfectamente el plan del Ministro Vuscovic, quien había dicho en círculos privados, que el objetivo final en esta etapa, era "la destrucción de la economía capitalista, para edificar desde sus ruinas el nuevo orden socialista".
Ahora bien, el Gobierno de la unidad Popular recibió una reserva de más de 400 millones de dólares ( hay que considerar esta cifra dentro del contexto de la época). Los considerandos ya indicados, el aumento del gasto fiscal debido a un enorme e injustificado crecimiento de la Administración Pública, a consecuencia del pago de favores políticos; los generosos e indiscriminados aumentos de sueldo con que se satisfacían las presiones laborales, obligaron a poner en funcionamiento la "máquina de fabricar billetes" con verdadero frenesí revolucionario, toda vez que se superaron todos los límites hasta entonces conocidos.
Los críticos de la gestión económica del Gobierno, dijeron peyorativamente que alguien tendría que pagar la farra, cuando la inflación llegara a pasar la cuenta. Quien otro iba a ser que “Moya” o “Verdejo”, expresión representativa del sufrido pueblo chileno, el mismo que muy confiado gozaba el primer año de Gobierno de la Unidad Popular del "billete largo", como la jerga popular denominaba a la mayor disponibilidad de dinero. Al parecer, esta fue una de las razones por las que el Gobierno vio aumentado su porcentaje en los comicios municipales realizadas a comienzos de 1971, lo que incrementó su confianza y sus ímpetus revolucionarios.
Sin embargo, aunque las fabricas habían llegado a utilizar al tope su capacidad instalada, la producción empezó a declinar aceleradamente, toda vez que nadie se interesaba en invertir ni un peso, debido a la política estatizadora y a la indisciplina laboral e incertidumbre reinante. Fue así como desaparecieron de las vitrinas los productos de la línea blanca y electrónicos, que por lo demás, se fabricaban en el país con una calidad y tecnología que dejaba mucho que desear, pues altas barreras aduaneras creaban un mercado cautivo que no estimulaba la competencia. El Estado, prácticamente dueño de todas las fábricas, monopolizó la distribución de estos productos, para lo cual creo organismos burocráticos como el Estanco Automotriz, en donde tras una larga y desesperanzadora espera, toda vez que la producción era mínima y no había importaciones, se podía adquirir un mal armado auto Fíat. Como es de suponer, solo esporádicamente lograban este propósito quienes no fueran simpatizantes de la Unidad Popular. Estos últimos eran favorecidos por sorteos brujos, que les entregaba vehículos a un precio irrisorio, lo que les permitía venderlos de inmediato, produciéndoles pingües ganancias.
Al respecto un hecho anecdótico. Un Capitán de la Academia de Guerra, al parecer arbitrariamente postergado por un funcionario del régimen, muy alterado, como lo estaban muchos en el país debido al ambiente confrontacional que se vivía, concurrió a las oficinas del Jefe del Estanco Automotriz y le dijo lo que consideró eran "unas cuantas verdades". Como es de suponer hubo airadas reacciones oficiales.
En el sector agrícola reinaba la más absoluta anarquía. El extremismo ocupaba indiscriminada y violentamente los fundos, estuvieran o no dentro de las causales de la Ley de Reforma Agraria. No fue inusual que la celebración de esta abierta ilegalidad fuese un asado popular con la carne de los reproductores obtenidos a un alto costo y tras una cuidadosa selección genética, exhibiéndose sus cabezas en los accesos de los fundos, como expresión de fuerza y fervor revolucionarios.
La posesión de la tierra sin dinero, sin dirección técnica, sin disciplina laboral, sin incentivo, pues no se entregaban títulos de propiedad, necesariamente produjo una rápida disminución de la producción de alimentos. Fue así como se llegó a depender fundamentalmente de las importaciones. Productos tan autóctonos como la papa, fueron traídos desde Polonia. Como la carne faltara, las autoridades empezaron a promover el consumo de los productos del mar y a tratar de crear nuevos gustos, como los de la carne de conejo y la liebre, muy poco comunes en la vianda popular chilena. La carne de vaca y los pollos llegaron a ser artículos de lujo, siendo reemplazados por un producto enlatado conocido como "chancho chino", de dudosa composición, pero que a falta de alternativa, nadie se interesaba en investigar.
Sería lato señalar todas las carencias en el rubro alimentos que debió sufrir el pueblo no simpatizante de la Unidad Popular. A la escasez originada por la falta de producción, se sumó el acaparamiento generado por la incertidumbre y el temor. Los escaparates vacíos y los letreros " No hay " eran el espectáculo mostrado por la mayoría de los negocios de distribución. Las colas, que hasta entonces conocíamos en las películas y noticiarios de países en guerra, aunque sabíamos que eran normales en las "democracias populares" de los países marxistas, fueron la única forma de tratar de lograr algo con que componer la mesa familiar. Se hizo una práctica habitual el que las dueñas de casa anduvieran siempre con una bolsa, colocándose en cualquier cola que indicase la existencia de algún producto, aun sin preguntar de que se trataba. Así podían obtener un pomo de pasta dentífrica, un rollo de papel higiénico o un desodorante. El Gobierno creo las "Juntas de Abastecimiento y Precios (JAP)" como una forma de permitir un “abastecimiento equitativo de la población” . La iniciativa fue denunciada por parte de la oposición, como una forma de “controlar a la ciudadanía por el estomago”. El que se inscribía en las JAP debía aceptar un empadronamiento completo de su grupo familiar, a cambio de ello, tenía garantizada la entrega preferencial de los pocos alimentos de que se disponía. De más está decir que la mayoría de la población se negó a esta denigrante alternativa.
El país se fue polarizando y la oposición, cada vez mayor, pasando a la contraofensiva en todos los frentes. Los medios de comunicación incrementaron su virulencia. A los diarios marxistas Clarín y Puro Chile, notables expresiones de vulgaridad periodística, empezaron a hacerles el contrapeso La Tribuna y la revista PEC. Aparecieron destacados periodistas de una valentía notable, dadas las condiciones en que trabajaban. Carmen Puelma, Silvia Pinto, Marcos Chamúdez, Alvaro Puga (Alexis ), Rafael Otero y muchos otros. La violencia verbal era extrema, el honorable Diputado Mario Palestro, a la sazón pintoresco “cacique” de la Comuna de San Miguel , en una oportunidad trató a los Ministros de la Corte Suprema de " alcahuetes - celestinos y cabrones" expresiones que fueron replicadas enérgicamente por los personeros de la oposición. Dentro de tantas tensiones, también surgían situaciones jocosas. En uno de los tantos programas trasmitidos por la T.V. " A esta hora se improvisa", se desarrollaba una acalorada discusión entre el Ministro Orlando Millas y el Senador Sergio Onofre Jarpa. Otro de los participante, el joven militante socialista Aníbal Palma trató de intervenir, lo que motivo la siguiente expresión del Senador Jarpa: " Que se mete Ud. esta es pelea de perros grandes y no de quiltros". Podrán imaginarse como llamó desde entonces la oposición al personaje aludido.
Los enfrentamientos en las calles se hacían cada día más frecuentes y más violentos. Al MIR, a sus filiales, y a las brigadas Ramona Parra , Bribona Parra, para la oposición, que además de su activismo subversivo eran las encargadas de pintar con murales de dudoso valor artístico, pero de alto contenido revolucionario, todos los muros de las principales ciudades del país, se les interpuso el grupo de derecha Patria y Libertad, liderado por el Abogado Pablo Rodríguez y la Brigada Rolando Matus. El ex Grupo Móvil, disuelto en cumplimiento a una de las "40 medidas" a que hiciéramos alusión anteriormente, debido a que en el "gobierno del pueblo" reinaría la paz social, reapareció con otro nombre, con muchos más medios y dotación y con un respaldo irrestricto del gobierno, cuando se trataba de controlar a la oposición. Cuando, circunstancialmente y tras ser objeto de agresiones y vejámenes, trataba de imponer el orden a activistas del régimen, era enfrentado con toda la violencia que les permitía la impunidad. Una foto que muestra la agresión por parte de un extremista con el rostro cubierto, a un carabinero, recorrió el mundo y llegó a constituir el símbolo de la absoluta falta de respeto a la ley, demostrada por los violentistas de la Unidad Popular
Paradojalmente, la imagen internacional de Allende era muy distinta de la que tenía dentro del país. En el viaje que hiciera al exterior en 1972 recorrió países de tres continentes y habló en la ONU. Los dirigentes de los principales países del mundo, incluso aquellos de abierta posición antimarxista, demostraron una enorme flexibilidad para comprender un proceso, que obviamente no lo veían en sus efectos, sino que en los moderados discursos de un presidente "progresista", de imagen bonachona, que habló de un "socialismo democrático y pluralista" como instrumento para solucionar los problemas socio - económicos de un pequeño país, ubicado en el ultimo rincón del mundo.
Pero volvamos a Chile. La situación vivida por la justicia había llegado a ser crítica, tras reiterados desacatos de sus resoluciones y entorpecimiento del ejercicio de las atribuciones de los magistrados. Habiendo dispuesto el Juez de Melipilla la detención de 41 extremistas que dirigían las tomas de fundos en Melipilla y San Antonio, de acuerdo a lo resuelto por el Movimiento Campesino Revolucionario (MCR – filial del MIR)) y su reclusión en la cárcel local, doscientos miristas y socialistas se tomaron el Juzgado, dejando en calidad de rehenes al magistrado y algunos funcionarios subalternos, a los que amenazaron con ahorcarlos. Cuando el Gobernador intentó reaccionar, ocuparon también la Gobernación. El Intendente de Santiago dispuso que Carabineros no interviniera, mientras se trasladaba al lugar de los hechos. Al llegar se dirigió a los agresores pidiéndoles que soltaran al Juez y a los funcionarios, prometiéndoles que pronto sus compañeros recuperarían la libertad, ya que "si la justicia burguesa los condenaba, el compañero Presidente los indultaría". Como si fuera poco, el entonces Subsecretario de Justicia y actual Senador, José Antonio Viera Gallo, que les acompañaba, previno a gritos al juez que “no ordenase a Carabineros detener a quienes efectuaron la toma y el secuestro, porque ellos no le obedecerían . El hecho conmocionó al país y trajo como consecuencia un enérgico reclamo de la Corte Suprema, uno más, pues no sería el último ultraje al Poder Judicial. Ante los reclamos de la oposición, el Ministro de Justicia Jorge Tapia manifestó: "La revolución se mantendrá dentro del derecho, mientras el derecho no pretenda frenar la revolución" . Al lector le será fácil sacar sus propias conclusiones.
Cuando las cosas parecían insolubles dentro de las vías institucionales, pues el Gobierno simplemente vulneraba la ley mediante el expediente de los "resquicios " y los "decretos de insistencia" muchos políticos hicieron públicas insinuaciones a las FF.AA. para que intervinieran. Voy a citar solamente una, pero hay más, que suelen olvidarse. El entonces Senador Patricio Aylwin, en parte de su homenaje al General Schneider en el segundo aniversario de su muerte dijo lo siguiente : " Cuando el país aparece dividido, la única garantía real de estabilidad interna es la rigurosa sujeción de nuestras FF.AA. a sus tareas de respaldo y respeto a la Constitución Política del Estado, para que, según el ilustre general, todo se lleve por la vía legal. Ellas no pueden servir, so pretexto de obediencia debida, para que un bando imponga su voluntad al otro, para que los que detentan el Gobierno, aplasten a la oposición. Su misión es asegurar el imperio de la ley. Sobre los altos mandos de las FF.AA. pesa la enorme responsabilidad de hacer respetar estos principios". Por buena voluntad que se tenga para interpretar el mensaje, es imposible no entender el claro llamado a que las FF.AA. fueran los árbitros de la situación e impusieran el cumplimiento de la Constitución. En otras palabras, "que fueran garantes de la institucionalidad", expresión inserta hoy en la carta fundamental y tan vapuleada por la izquierda.
La Unidad Popular inició desde un principio el fortalecimiento de su capacidad militar. Para ello obtuvo gran cantidad de armas y hombres entrenados en el extranjero por sus aliados marxistas . Fue así como llegó a contar con 15.000 guerrilleros, chilenos y de otras nacionalidades, los que se constituyeron en instructores de las escuelas de guerrilla que se formaron a lo largo y ancho del territorio. El Primer Mandatario no se marginó del entrenamiento militar. Bajo la supervigilancia del Director de Investigaciones, Eduardo ( Coco) Paredes realizaba prácticas de tiro en su residencia privada de El Cañaveral, en el camino a Farellones, en donde, por lo demás, funcionaba una de las escuelas de guerrilla. Se estimaba que, cumplidos los planes de formación del " Ejército Popular" como le llamarían, la Unidad Popular dispondría de 40.000 hombres, entrenados y equipados para la guerra civil .
Dentro de las medidas de alistamiento militar llevadas a cabo por el MIR, a través del Frente de Trabajadores revolucionarios, estuvo la Organización de los denominados "cordones industriales". Estos fueron la Organización Paramilitar de las principales áreas fabriles de Santiago, las que fueron dotadas de abundante armamento y munición, e instruidas perfectamente para que llegado el momento, tuviesen la capacidad de aislar Santiago, en especial impidiendo el desplazamiento de las unidades militares.
Las armas y el equipo no sólo provenían del extranjero, sino que se obtenían en las empresas intervenidas o estatizadas. En Mademsa, además de producir refrigeradores y calefones, se preparaban cohetes antitanques. En Madeco (Industria Manufacturera de Cobre), se cortaban planchas de acero que, en el momento oportuno permitiría la adaptación de 26 montacargas como vehículos blindados, las "tanquetas del pueblo" como fueron denominados.
Donde la situación pasó los límites razonables, fue con el envío de armas utilizando unos bultos internados a través de la Aduana del aeropuerto Pudahuel, como se le conocía entonces, con el equipaje del Director de Investigaciones Eduardo (Coco) Paredes, proveniente de uno de sus viajes a Cuba. Este estaba compuesto por nada menos que 13 cajas de madera, que pesaban más de mil kilos. El personaje en cuestión manifestó a los celosos inspectores de aduana que querían fiscalizar el desusado equipaje acompañado, que se trataba de regalos de Fidel Castro para el Presidente Allende, entre ellos cigarros, licores y objetos de arte. Como insistieran en cumplir con su deber fiscalizador, los amenazó y no siendo suficiente, requirió la intervención del Ministro del Interior, Hernán del Canto, que había llegado al aeropuerto.
En definitiva los bultos fueron sacados sin revisión. En los allanamientos realizados después del 11 de Septiembre, se encontraron en uno de los departamentos ocupados por "Coco" Paredes las listas de su contenido, compuesto exclusivamente por armas de gran poder de fuego.
El 10 de Noviembre de 1971 llega a Chile Fidel Castro, la visita, inicialmente programada para diez días, se prolongó por más de un mes. Fidel recorrió el país haciendo abierto proselitismo político para la Unidad Popular. En un acto deportivo en Rancagua, el impredecible Fidel, al parecer dio un abrazo al Secretario General de Gobierno, Jaime Suárez. de una manera tal, que fue aprovechada por los fotógrafos para sacarle una foto, que fue interpretada por algunos medios de oposición como un intento por sacarlo a bailar vals. La prensa opositora fue implacable para explotar lo que evidentemente era un truco fotográfico.
La mujer sufrió muy principalmente los problemas generados por el régimen, por ello es que también jugó un papel determinante en su caída. Cuando el desabastecimiento aumentó y el mercado negro hizo su agosto, debido a que los interventores empezaron a pagar a los trabajadores con parte de la producción, no fue de extrañar que comenzaran a escucharse al anochecer, en los balcones y puertas de las casas, inicialmente en Santiago y luego en provincia, el ruido de cacerolas vacías golpeadas con un cucharón. Sin embargo, la expresión máxima del descontento de las dueñas de casa contrarias a la Unidad Popular y por consiguiente, la gran mayoría, fue la "marcha de las cacerolas vacías" que congregó a una enorme cantidad de mujeres de todas las edades y condición social. La autorización oficial concedida por la Intendencia, no fue óbice para que las huestes armadas de la Unidad Popular las agredieran con cadenas y palos, dejando un gran numero de heridos y lesionados.
Como es de suponer, la situación tenía profundamente alterado a la gran mayoría de la población civil y también al personal de las fuerza armadas. Si sus hijos pequeños se iban solos al colegio, estaban permanentemente expuestos a encontrarse dentro de uno de los desórdenes y enfrentamientos habituales que afectaban el radio urbano de las principales ciudades del país, con empleo de piedras, palos, linchacos, cadenas, gases lacrimógenos y carros lanza agua. Si los llevaban en un bus de transporte escolar, sabían que era una posibilidad muy probable que quedaran atascados y que fueran blanco de las piedras, con la consiguiente quebrazón de vidrios, si no del volcamiento del vehículo.
Era difícil andar en la calle de uniforme, pues se repetían los sarcasmos con que la gente quería decir a los militares que les faltaban "pantalones" para terciar en la situación. Era frecuente que grupos de señoras y niñas, llegaran hasta las puertas de los cuarteles a lanzar trigo y maíz. En reunión social en que un militar participara, le confidenciaban, en un tono bajo, que en Chile las mujeres estaban tejiendo de color celeste, para que naciera un hombrecito. En la otra parte, la izquierda extrema, muy molesta con el resultado de la aplicación de la "Ley de Control de Armas” que con enormes esfuerzos de la oposición, se había aprobado el mes de Julio de 1972 y en cuyo cumplimiento los militares ponían gran celo, reclamaba la "democratización inmediata de las fuerzas armadas".
Pero los violentistas no se quedaron ahí, el mes de Agosto de 1973 la Armada descubrió un complot que comprometía a algunos suboficiales. Se pretendía de esta manera copar los buques y simplemente liquidar a los oficiales y personal que se les resistiera. En los interrogatorios se comprobó la participación directa del Senador Carlos Altamirano, hoy respetable burgués, de muy buen pasar, cuyo pensamiento renovado lo hemos conocido no hace mucho en los reportajes de El Mercurio , y el Sr. Oscar Garretón , ex Subsecretario y violento dirigente del Mapu, hoy próspero empresario, presidente de IANSA, y gran defensor de la economía de mercado .
En Noviembre de 1972, estando el país tremendamente convulsionado, el Presidente Allende llamó a los Comandantes en Jefe a integrar su Gabinete, asumiendo el General Carlos Prats la cartera de Interior. Es evidente que Allende buscaba con ello comprometer a las FF.AA. en el proceso de socialización de Chile. El hecho produjo un "Veranito de San Juan" dentro de la anarquía generalizada que se vivía, el que fue de muy corta duración, sólo cinco meses, pues los comandantes en jefe pusieron como condición de su permanencia en funciones políticas, mayores atribuciones para controlar los desbordes extremistas, los que obviamente les fueron negados.
V. EL COMIENZO DEL FIN
Así las cosas, el 29 de Junio de 1973 se produjo la insurrección de una unidad militar, acción que la prensa denominó el Tanquetazo. El Regimiento Blindado Nº 2 "Libertadores", ubicado en aquel entonces en la calle Santa Rosa, al mando de su comandante, se dirigió a la Moneda, donde algunos tanques abrieron fuego sobre el frontis del edificio. Esta situación no tenía ningún destino, y puede ser considerada una aventura individual dentro del contexto de la situación que se vivía. Tan improvisada fue que algunos tanques, en camino a la Moneda, pasaron a cargar bencina en alguna de las bombas del sector. Como es de comprender, el asunto fue superado rápidamente por los mandos institucionales.
Si hay algo que dejó el “Tanquetazo “como saldo positivo, fue que puso de manifiesto la muy poca combatividad de las huestes de la Unidad Popular, a las que en la oportunidad convocó Allende para la defensa del régimen. Estas acudieron solamente en la tarde y luego de estar definitivamente controlada la situación, para expresar con el fervor revolucionario verbal que las caracterizaba, su insultante repudio al Ejército, el que reiteraban debía ser sometido a un proceso de "democratización" Por otra parte, la Unidad Popular aceleró su preparación militar, bajo la "cortina de humo" del slogan "no a la guerra civil". El Presidente Allende, llamó a sus partidarios a tomar el control de todas las industrias y de todas las empresas, 34.000 de las cuales quedaban aun en manos privadas. Desde entonces, cualquiera fuera su tamaño y rendimiento de trabajo, empezaron a quedar ilegalmente en manos del régimen.
Desde la antigua Academia de Guerra del Ejército ubicada en Alameda con García Reyes y a la sazón un hervidero de inquietudes compartidas por docentes y alumnos por igual, se veían a diario desfilar las "hordas" extremistas, armadas de lanzas, cadenas y linchakos. Los tractores rumanos, que eran los únicos que se podían importar a crédito, en vez de estar arando la tierra, le daban el toque "motorizado" a la marcha. Los oficiales tenían grandes inquietudes: ¿sería lógico que nuestro Ejército contemplara desde un relativamente cómodo "compartimiento estanco" como este buque llamado Chile se hundía ? ¿Que no se sabía que en un régimen a la cubana, el destino de la Institución, previa purga estaliniana, sería convertirse en un "Ejército Popular " ? Si se resolviera intervenir, sería la resolución adoptada desde los mandos superiores, como era de desear ? ¿actuarían las instituciones en conjunto ? ¿Como estaría la cohesión interna de las mismas ?
En un operativo realizado el 6 de agosto, se requisó gran cantidad de armas en Punta Arenas ( Lanera Austral). La reacción de la Unidad Popular no se hizo esperar. El ya citado diputado Mario Palestro, Jefe de la Brigada Parlamentaria Socialista hizo una violenta declaración, en la que en nombre de ésta "repudia y rechaza vigorosamente los atentados a la tranquilidad publica de la provincia de Magallanes, realizados por un sátrapa que desgraciadamente ostenta el grado de General de Ejército. El MIR exigió la inmediata derogación de la Ley de Control de Armas y la destitución del General Manuel Torres de la Cruz," Cdte. en Jefe de la V D.E.”
El General Torres respondió públicamente " me querellaré contra todas las personas, organizaciones o Instituciones que calumnien, injurien o difamen mi persona, el cargo que represento y la Institución a la que pertenezco".
El 23 de Agosto de 1973 renunció indeclinablemente el Comandante en Jefe del Ejército, General Carlos Prats y asumió quien era el Jefe del Estado Mayor, General de División Augusto Pinochet Ugarte. Las incógnitas de la oficialidad parecían empezar a despejarse. El nuevo Comandante en Jefe inició un recorrido por las unidades para tonificar la moral, cohesionar la Institución, reforzar la disciplina y la confianza en el mando. Suponemos que antecedentes de inteligencia militar fueron la causa de que se dispusiera al día siguiente que la Academia empezara a preparar con profesores y alumnos del III año del Curso Regular y en plazos muy exiguos, un "Juego de Guerra de Seguridad Interior", con el máximo de antecedentes reales disponibles, en el que todos los participantes entregaron el máximo de su entusiasmo y capacidad.
Ya el mes de Julio se había iniciado el segundo y ultimo gran paro nacional, liderado por los transportistas encabezado por su dirigente máximo y gran luchador, León Villarín. A este se plegó de inmediato la mayoría de los gremios,
excepto las facciones de la Unidad Popular, que eran absoluta minoría. Ello significó el agudizamiento de la violencia en las calles; los enfrentamientos entre grupos bien armados y entrenados, contra otros más improvisados, pero resueltos a jugarse hasta las ultimas consecuencias. En el Barrio Alto los vecinos se prepararon para resistir la agresión de los sectores marxistas de las poblaciones marginales, que reiteradamente les habían amenazado que, en el momento oportuno, se apoderarían por la fuerza de sus casas. Todo indicaba que algo grave se aproximaba a pasos agigantados.
Lo delicado de la situación que se vivía, se comprueba en el mensaje difundido por los obispos católicos, el que termina con la frase : "No representamos ninguna posición política, ni ningún interés de grupo, sólo nos mueve el bien de Chile, tratando de impedir que se pisotee la sangre de Cristo en una guerra fratricida".
Cansada de no obtener solución a sus reiterados reclamos, la Corte Suprema representa a Allende" la perentoria e inminente quiebra de la juridicidad del país" . El Pleno del alto tribunal se expresó en los siguientes términos, que "debe representar a vuestra excelencia por enésima vez, la actitud ilegal de la autoridad administrativa en la ilícita intromisión del país".
El 23 de Agosto de 1973 la Honorable Cámara de Diputados publicó el acuerdo a que ya se hiciera referencia, dirigido a su Excelencia el Presidente de la República, a los Señores Ministros de Estado y Miembros de las Fuerzas Armada y del Cuerpo de Carabineros denunciando el grave quebrantamiento del orden institucional y legal de la República... En el Artículo 15 dice a la letra :11." Representar a su Excelencia el Presidente de la República y a los Señores Ministros de Estado y Miembros de las Fuerzas Armada y del Cuerpo de Carabineros, el grave quebrantamiento del orden institucional y legal de la República... 21. Representar asimismo que en razón de sus funciones, del juramento de fidelidad a la Constitución y a las leyes que han prestado y, en el caso de dichos señores Ministros, de la naturaleza de las instituciones de las cuales son altos miembros y cuyo nombre se ha invocado para incorporarlos al Ministerio, les corresponde poner inmediato término a todas las situaciones de hecho referidas, que infringen la Constitución y las leyes... /
En una concentración realizada el 4 de Septiembre de 1973, Allende dijo a sus parciales, con el pomposo estilo que le era tan propio: " Trabajadores de Chile, el invierno está terminando y aparecen ante nosotros horizontes promisorios ". Dos días más tarde, sentado en una mesa de manera muy poco protocolar, dijo al país a través de los medios, la televisión entre otros, en un lenguaje alterado : "no tenemos el más mínimo stock de harina, a lo sumo nos queda para tres días más ".
Los organismos de inteligencia militar tenían antecedentes de que las Fiestas Patrias y particularmente la Parada Militar, que constituía un momento de gran vulnerabilidad, había sido elegido por el aparato militar de la Unidad Popular para eliminar a los mandos, oficiales y tropa leal, y tomar el control de la población. La Guerra Civil aparecía como una realidad pavorosa e inminente. Todo señalaba que tomar la iniciativa era un factor de supervivencia nacional.
V. EL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1973
El 11 de Septiembre de 1973, el Ejército, junto a la Armada, la Fuerza Aérea y Carabineros, interpretando el sentir de las grandes mayorías nacionales, destituyó al Presidente Salvador Allende y asumió el Gobierno de la República mediante una Junta Militar, integrada por el Cdte. en Jefe del Ejército General Augusto Pinochet Ugarte, el Cdte. en Jefe de la Armada Almirante José Toribio Merino, el Cdte. en Jefe de la Fuerza Aérea General del Aire Gustavo Leigh Guzmán y el General Director de Carabineros César Mendoza Durán. Su primera proclama, difundida casi a través de todos los medios de comunicación, pues aun había algunos en poder de la Unidad Popular, daba cuenta al país de los motivos que les había llevado a tomar esta decisión. Como era de esperarse, la alegría fue indescriptible en la gran mayoría ciudadana.
La Junta de Gobierno declaró el estado de sitio y el toque de queda, clausuró el Congreso, disolvió todos los partidos políticos ; dispuso la censura de los medios de comunicación social. El general Pinochet fue proclamado presidente de la Junta el 13 de septiembre.
El ex Presidente de la República, Dn. Eduardo Frei Montalva, tras el pronunciamiento militar, envió sus impresiones a un político italiano, don Mariano Rumor, que contenía algunos conceptos como el que se transcribe : "Este país ha vivido más de 160 años de democracia prácticamente ininterrumpida. Es de preguntarse entonces cuál es la causa y quiénes son los responsables de su quiebre. A nuestro juicio la responsabilidad íntegra de esta situación - y lo decimos sin eufemismo alguno - corresponde al régimen de la Unidad Popular instaurado en el país". Más adelante agrega: "A mi entender, Chile afronta un período en extremo difícil y duro. Yo diría tal vez el más difícil de su historia. El desastre económico no se conocía en su verdadera magnitud. Reorganizar desde sus bases todo el aparato productivo, hacer renacer la agricultura, renovar la maquinaria, detener la hiper-inflación, etc. será una tarea que exigirá enormes sacrificios". "Las Fuerzas Armadas - estamos convencidos - no actuaron por ambición. Más aun, se resistieron largamente a hacerlo. Su fracaso ahora sería el fracaso del país y nos precipitaría en un callejón sin salida"
Las unidades de todas las instituciones de la defensa se pusieron en movimiento para controlar la situación en el más breve plazo. Con algunas excepciones, el personal se mostró absolutamente solidario con sus mandos y cumplieron sus delicadas y peligrosas tareas con encomiable voluntad y decisión.
En Santiago, desde la Plaza de La Constitución los francotiradores hacían fuego graneado sobre las tropas. Tanques y soldados a pié rodeaban la casa de Gobierno, desde donde el Presidente Allende llamaba insistentemente a sus partidarios a la defensa del régimen mientras resistía junto a algunos GAP. Como no aceptara entregarse, no obstante que se le garantizaba su traslado fuera del país, con su familia, se le dio como plazo final las 11 de la mañana, hora en la cual se bombardearía la Moneda con aviones de la Fuerza Aérea. Después de fallidas conversaciones, ello se realizó a mediodía.
Los cohetes dieron con gran precisión sobre el edificio, el que de inmediato empezó a incendiarse. El efecto fue logrado, la Junta fue informada de la decisión de Allende y las personas que le acompañaban de entregarse, para lo cual se dieron las facilidades y la protección del caso. Fue en esas circunstancias que el destituido Presidente se suicidó con la metralleta que le regalara Fidel Castro. El Sr. General Javier Palacios y la tropa que ocupó la moneda, encontró el cadáver sobre un sillón en el Salón Rojo que daba a Calle Morandé y que entonces tenía una puerta de acceso propia signada con el Nº 80.
En Valparaíso la Armada tenía el control relativamente consolidado. Sin embargo, en el resto del país, el Ejército debió montar numerosas operaciones especiales, para ubicar y desarticular las escuelas de guerrillas y los depósitos de armas de las fuerzas paramilitares de la Unidad Popular, especialmente fuertes en la zona boscosa del Sur, en donde campeaba un personaje que tenía aterrorizada a la población, el "Comandante Pepe ".
El control de la situación exigió arduos esfuerzos. No podía ser de otro modo si consideramos los acabados aprestos de la maquinaria paramilitar de la Unidad Popular, bajo el amparo oficial. Cuando hoy se pretende ignorar estos hechos y presentar a los miles de subversivos y terroristas, solo como un puñado de idealistas, mártires de la represión, surgen algunas voces que lo desmienten. Es el caso del reciente reportaje que se le hiciera a Max Marambio, hoy floreciente empresario y en aquellos tiempos guerrillero con formación en Cuba, miembro del MIR y Jefe del GAP . En este manifiesta: “solicité al MIR incorporarme como instructor en un centro de entrenamiento guerrillero que el movimiento tenía en las montañas de Temuco” . Más adelante recuerda que el embajador de Suecia Harald Edelstam intentó enviar las armas que se mantenían en la Embajada de Cuba ( ¿en que convención internacional esto está permitido?) por valija diplomática, pero que comprendió la imposibilidad de hacerlo al ver el sótano “atiborrado” de fusiles.
Afortunadamente, la maquinaria militar de la U.P. o "no estuvo a punto" o quedó una vez más demostrada la importancia de tomar la iniciativa ( "el que pega primero - pega dos veces" ). Es del caso que el brazo armado de la U.P. presentó resistencia solamente en un comienzo, pero, superada la fase inicial, se dio origen a lo que fue una verdadera guerra interna que se prolongó largamente mediante operaciones subversivo - terrorista, que los recursos acumulados, el entrenamiento adquirido y el abierto apoyo del marxismo internacional hicieron posible, afortunadamente sin éxito, pero con un alto costo para los bandos en lucha. Es así como la acción subersiva fue permanente durante el Gobierno Militar, teniendo su expresión máxima en el ingreso de miles de armas procedentes de Cuba, en un sector de la costa norte del país y en el atentado en contra del entonces Presidente de la República, Capitán General Dn. Augusto Pinochet Ugarte, del que salvó providencialmente, pero en el que perdieron la vida 5 de sus escoltas.
Así empezó el denominado “proceso de reconstrucción nacional “. El 11 de marzo de 1974 la Junta de Gobierno emitió una Declaración de Principios, documento que decía que el régimen se inspiraba en "principios cristianos" y que se identifica con la "civilización occidental". Paralelamente se definió al régimen como "autoritario y nacionalista", y se manifestó la intención de buscar una reordenación total de la estructura del Estado, absolutamente distinta del modelo precedente, el que una vez cumplido, permitiría instaurar una auténtica “democracia protegida”. En julio de 1976 se constituyó un Consejo de Estado, órgano consultivo que contribuyó a la toma de decisiones.
El asesinato del general Carlos Prat, el 30 de septiembre de 1974 en Buenos Aires, y del ministro de Exteriores de Allende, Orlando Letelier, el 21 de septiembre de 1976 en Washington, fueron atribuidos a la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional) organismo creado el año 1974 para cumplir tareas como las que desarrollan los organismo de inteligencia y seguridad en muchos países del orbe. El hecho complicó las relaciones del Gobierno Militar con la administración del presidente Jimmy Carter, en los EE.UU. En agosto de 1977 la DINA fue reemplazada por la Central Nacional de Informaciones, (CNI).
El 4 de enero de 1978, tras una condena de la ONU por lo que estimó graves violaciones de los Derechos Humanos en nuestro país, un plebiscito "en apoyo al presidente en su defensa de la dignidad de Chile", tuvo un 75,3% de votos favorables.
Diferencias irreconciliables entre el general Gustavo Leigh Guzmán y los miembros de la Junta , particularmente con el general Pinochet, llevaron a la cesación de aquel en sus funciones. El hecho produjo un descabezamiento del alto mando de la FACH, lo que tuvo delicadas consecuencias, por estar enfrentándose una muy crítica situación con la República Argentina por el caso del Beagle. Fue reemplazado en sus funciones por el general Fernando Matthey Aubel.
El año 1978, con el propósito de pacificar los espíritus y facilitar la reconciliación, el Gobierno Militar decretó una Ley de Amnistía para las situaciones de este tipo que hubiesen ocurrido entre 1973 y 1978 alcanzando sus efectos a ambos bandos. No está demás recordar que amnistía, de acuerdo al derecho, es " la dictación por parte del tribunal de un sobreseimiento definitivo, y posterior archivo del proceso" y en ese sentido aplicó la jurisprudencia el Poder Judicial.
El 11 de septiembre de 1980 la nueva Constitución propuesta fue aprobado con el 67% de los sufragios, entrando en vigor, en sus disposiciones transitorias, el 21 de octubre del mismo año.
El 11 de marzo de 1981 el general Pinochet, de acuerdo a la nueva carta fundamental, juró como presidente con un mandato prorrogado de ocho años, inaugurando la etapa de transición que habría de culminar con la plena entrada en vigor de la Constitución en 1989. Su puesto en la Junta fue ocupado por el general César Raúl Benavides. La Junta de Gobierno siguió operando como órgano legislativo y constituyente.
Como se dijera precedentemente, el Gobierno Militar asumió el país en la ruina económica. El general Pinochet entregó la responsabilidad de cambiar esta situación a un equipo de economistas neoliberales de la Escuela de Chicago. Estos aplicaron una política que entonces era absolutamente novedosa y cuyos detalles se encuentran en el libro El Ladrillo, Bases de la Política Económica Del Gobierno Militar Chileno . Esta abogaba por el libre mercado, la eliminación de los controles de precios, la unificación de los tipos de cambio, la flexibilización de las tasas de interés y la reducción de los aranceles aduaneros y del gasto público. Para nosotros los militares, acostumbrados a regímenes jerarquizados, más afines con la economía centralizada, nos pareció altamente preocupante “ el experimento”, por decir lo menos. Nos imaginábamos que si se decretaba el precio libre del pan, junto a otros productos de la canasta básica, éstos se irían “ a las nubes” y la que sufriría sería principalmente la gente de menores recursos. Para sorpresa nuestra, las cosas no se dieron así y por el contrario, tuvieron unos efectos muy positivos para el saneamiento estructural de la economía, incluida la hiperinflación en que nos dejara el Gobierno de la U.P.
Sin embargo, no podemos negar que hubo costos sociales importantes. La apertura a los mercados internacionales hizo que las empresas ineficientes, hasta entonces sobreprotegidas, quebraran, incrementándose la cesantía hasta números alarmante. Un Plan de Empleo Mínimo (PEM) y un “Plan de Ocupación para Jefes de Hogar (POJ), administrado a nivel municipal, constituyeron un paliativo. A ello debemos agregar las crisis del petróleo, de comienzos de la década del 80, que produjo un deterioro en el proceso económico, que tan bien se había manifestado.
Esta situación produjo descontento, particularmente en los sectores contrarios al régimen, los que no obstante haberse puesto fin a la actividad política partidista, empezaron a hacerse presente a través de protestas y manifestaciones.
Los cargos por violaciones a los derechos humanos, hicieron que parte importante de la Iglesia Católica asumiera un rol muy crítico al Gobierno Militar. Particularmente dura fue la posición asumida por algunos obispos, entre ellos el Cardenal Raúl Silva Henríquez. La Vicaría de la Solidaridad fue el organismo creado para actuar en esta materia, demostrando una enorme actividad.
Así las cosas, ocurrió algo desusado hasta entonces. El 22 de agosto de 1986 se constituyó la primera entidad opositora, la Alianza Democrática, la que representaban todo el arco político supuestamente “ en receso”.
Las operaciones subversivo terroristas, que como se dijera anteriormente, se manifestaran durante todo el Gobierno Militar, produjeron numerosas víctimas entre uniformados y civiles. La reacción policial y de los organismos de seguridad fue a veces dura y obviamente, fue utilizada para incrementar las denuncias dentro y fuera del país por violaciones a los derechos humanos. Un episodio extremadamente grave lo constituyó el bien planificado atentado efectuado por el Frente Manuel Rodríguez el 7 de septiembre de 1986, contra el presidente Pinochet en Achupallas. Este salió con heridas superficiales, pero murieron cinco de sus escoltas.
El 5 de octubre siguiente, conforme a la Constitución de 1980, se sometió a plebiscito la expiración del mandato del presidente, o la renovación por otros ocho años. Esta confrontación política entre el SI y el No fue desfavorable al Gobierno , el que obtuvo el 43,3% de los votos, contra el 54,6% de la oposición.
Esta, representada por la Concertación de Partidos por la Democracia (CPPD), designó candidato al señor Patricio Aylwin Azócar el 23 de junio de 1989. Al día siguiente se aprobó en referéndum, con el 85,7% de los votos, una serie de enmiendas a la Constitución concordadas entre el Gobierno y la oposición. En las elecciones realizadas el 14 de diciembre de 1989, el candidato del oficialismo, Hernán Büchi Buc, ex ministro de Hacienda, consiguió el 29,4% de los sufragios, siendo el ganador Patricio Aylwin con casi el doble de votos. En los comicios legislativos, la CPPD conquistó la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados (72 de los 120 escaños) y la mayoría relativa en el Senado (22 escaños de 46), mientras que el PDC revalidó su condición de primer partido del país con el 26% de los votos y 38 diputados.
El 11 de marzo de 1990 el general Pinochet entregó la banda presidencial a Aylwin, dando estricto cumplimiento a la Constitución. Dentro de las primeras medidas, el presidente Aylwin aplicó la ley de amnistía en el mismo sentido en que se había estado haciendo. Además, indultó a varios terroristas que estaban detenidos cumpliendo penas aflictivas. No obstante lo anterior, envió una comunicación a la Corte Suprema dándole a conocer su interpretación de la amnistía, la que, a diferencia de lo que históricamente había ocurrido hasta ese momento, consideraba que se debía investigar, fallar y posteriormente amnistiar. Sin ser mandatoria esta opinión, significó que varios jueces cambiaran el criterio jurídico con que hasta entonces se aplicara. El general Pinochet continuó por ocho años como Comandante en Jefe del Ejército, de acuerdo a la Constitución.
Poco tiempo después el Presidente Aylwin designó una comisión denominada "Verdad y Reconciliación", presidida por el jurista Raul Rettig, para establecer los hechos ocurridos durante el Gobierno Militar, que pudieran revestir los caracteres de violaciones a los derechos humanos. La comisión llegó a determinar aproximadamente 2.600 supuestas violaciones a los derechos humanos, y digo supuestas, pues no hubo una comprobación absoluta de las mismas. Por lo demás, la validez de sus resultados no fue compartida por las Fuerzas Armadas y de Orden y así lo expresaron por escrito sus Comandantes en Jefe cuando el Gobierno les consultó su parecer.
Para los militares pareció poco comprensible y más aun, injusto y parcial, un estudio que hubiese empezado solamente el 11 de Septiembre de 1973, dejando afuera el largo período en donde actuaron los verdaderos causantes y por lo tanto, responsables, de la crisis institucional chilena.
En las elecciones generales de diciembre de 1993 fue elegido don Eduardo Frei Ruis Tagle, el que asumió el 11 de Marzo de 1994.
En Agosto de 1995 la Corte Suprema de Justicia falló algunos casos de resonancia en lo que a investigación sobre supuestas violaciones a los derechos humanos se refiere, dentro del el espíritu original de la amnistía .
Dentro de la administración frei se produjo un hecho absolutamente inaceptable para una parte importante de la ciudadanía y especialmente para el estamento militar; se colocó una estatua de Salvador Allende en la Plaza de la Constitución, al lado de algunos destacados presidentes de Chile, en circunstancias de que presidió el peor gobierno del siglo, creando el caos y las condiciones para el término de una democracia que, con sus limitaciones y defectos, nos destacaba en el continente.
El 10 de marzo de 1998 y conforme a la previsión constitucional, el general Pinochet entregó el mando del Ejército al teniente general Ricardo Izurieta, en solemne ceremonia en la Escuela Militar, en presencia del Primer Mandatario de la Nación. Al día siguiente juró como senador vitalicio de la República
Durante el último tramo de la gestión del Presidente Frei Ruiz Tagle, el 16 de octubre de 1998, se produjo el arresto del senador Pinochet, durante su estadía en Londres, en donde se había sometido a una operación quirúrgica. El senador fue sometido entonces a un proceso de extradición a España, a instancias de la justicia de ese país, que lo acusaba de violación de derechos humanos durante su Gobierno. El presidente Frei negó la extraterritorialidad de la justicia española contra un senador de la República de Chile, e inició los contactos internacionales con el propósito de exigir a los gobiernos español y británico la no injerencia en los asuntos internos de nuestro país y el respeto a su soberanía, toda vez que, de existir razones y si así lo decidía el Congreso, podría ser enjuiciado en su propio dentro de éste.
El hecho produjo gran alegría en los sectores de extrema izquierda de la Concertación, particularmente en el partido socialista, cuyos personeros más importantes y numerosos integrantes de las agrupaciones de búsqueda de detenidos desaparecidos viajaron a Londres a apoyar ruidosamente lo obrado, con lo que estaban contradiciendo abiertamente la posición adoptada por el Gobierno sobre la materia. A su vez, los partidarios del general reclamaron airadamente y realizaron demostraciones de descontento frente a las embajadas del Reino Unido y España.
De esta manera quedó de manifiesto la fragilidad del hasta entonces aparentemente sólido proceso de transición chileno.
A lo largo del prolongado y tortuoso proceso, el presidente Frei ejerció una labor moderadora para evitar lo que podía transformarse en una grave fractura social; además, para calmar el descontento que el hecho produjo en las fuerzas armadas por lo que consideraron un atropello a la dignidad del país. Ante los magros resultados obtenidos, el presidente Frei optó por buscar un arreglo directo con los gobiernos implicados, como podría haber sido un arbitraje o la petición al británico de la libertad del acusado en atención a su salud y avanzada edad.
Cuando el 11 de enero de 2000 se conoció la sorpresiva decisión del ministro del Interior británico, Jack Straw, de poner en libertad al senador Pinochet por razones humanitarias, esta fue recibida con beneplácito por el gobierno de Chile.
El 3 de marzo de 2000 el senador Pinochet fue recibido en el aeropuerto de Santiago con gran cariño por sus partidarios y los altos mandos militares.
Sin embargo, el general Pinochet llegó a un país cambiado, en el que sus eternos adversarios clamaban para que la justicia chilena siguiera los pasos de su homóloga española.
Fue así como en uno de los procesos llevados por el juez Juan Guzmán Tapia, pidió el desafuero del senador Pinochet, el que fue aceptado en su última instancia, en la Corte Suprema de Justicia, el 8 de agosto de 2001 por 14 votos contra seis.
El proceso terminó el 1 de julio de 2002, cuando la misma Corte Suprema resolvió el sobreseimiento definitivo del senador Pinochet por 4 votos a uno, teniendo en consideración que sufría una enfermedad irreversible.
El 4 de julio de 2002, el senador Pinochet renunció a su cargo de senador vitalicio, justamente porque su estado de salud le impedía ejercer la función para la cual había sido investido en marzo de 1998.
En el intertanto, el Presidente Frei había constituido el año 1999 una Mesa de Diálogo, que presidía el ministro de Defensa e integraban conocidos abogados de derechos humanos, representantes de todas las ramas de las FF.AA. y de Orden, de las iglesias y de la comunidad judía, y personeros de la llamada sociedad civil. En esta, en un intercambio franco e inédito hasta entonces, se trataría de buscar antecedentes que permitieran encontrar a los “detenidos desaparecidos”.
La Mesa de Diálogo, tras deliberar varios meses, concluyó - casi sin disidencia- que la mejor, más aún, la única medida que podía recomendar sobre el problema de los detenidos-desaparecidos era una búsqueda durante seis meses, a cargo exclusivo de las Fuerzas Armadas y de Orden. El proceso culminaría informando éstas al supremo Mandatario: a) los paraderos de restos mortales que se pudieran encontrar, y b) la forma y circunstancias de muerte - en el mayor número de casos posible- , respecto de aquellos detenidos-desaparecidos que resultaran inubicables. El Presidente entregaría de inmediato el informe a la Justicia.
El 13 de junio de 2000 el Gobierno, las Fuerzas Armadas y organizaciones de Derechos Humanos, tras 22 sesiones de trabajo en nueve meses, en el marco de la denominada Mesa de Diálogo, llegaron a un acuerdo por el que los militares se comprometían a recabar durante seis meses, bajo una estricta confidencialidad, información sobre el paradero de los desaparecidos, información que no sería verificada. Cabe representar que las Fuerzas Armadas y de Orden advirtieron y reiteraron que no garantizaban el éxito de su gestión, no obstante que en ella desarrollarían su máxima diligencia. Ello porque institucionalmente carecían de archivos, documentos o testimonios. Por ello es que sus esperanzas se cifraban en la información voluntaria que pudiese aportar personal en retiro. En el discurso dado, en la oportunidad, por el Ejército ante la mesa, figura el siguiente párrafo “Estimamos que el tema de los derechos humanos en Chile no puede limitarse sólo a un enfoque parcial e interesado, como tampoco que sea monopolizado por un sector específico de la sociedad. Ello, por cuanto la problemática afecta sin duda a todas aquellas particulares ideologías y organizaciones políticas que de algún modo los han atropellado, o que contribuyeron directamente a que en una etapa de nuestra historia fueran vulnerados. Asimismo, su respeto y protección interesa a todos los chilenos; promoverlos es un deber de cada ciudadano. Es en razón de lo anterior que estamos sinceramente convencidos de que la responsabilidad de los sucesos acaecidos en las últimas décadas no sólo involucra a miembros de las instituciones de la defensa y a civiles que, en su momento, optaron por la lucha armada, sino que incluye a los actores de todo el cuerpo social que, por acción u omisión, crearon las condiciones que desembocaron en los hechos de todos conocidos.
Los partidos políticos, los medios de comunicación, el congreso y gran parte de la ciudadanía, aplaudieron el acuerdo. Como era de suponerse no estuvo de acuerdo el Partido Comunista y algunas entidades de familiares de detenidos-desaparecidos.
El documento final de la mesa, avalado por el presidente Lagos y por el comandante en jefe del Ejército, general Ricardo Izurieta, se presentó como un avance en el proceso de reconciliación, y fue difundido al país a través de un discurso del primer mandatario. Los hechos han demostrado la frustración de las esperanzas cifradas en la mesa de diálogo.
Termino estas reminiscencias reiterando que la conmemoración de los 30 años del pronunciamiento militar, “golpe” para sus detractores, dio origen a una orquestada campaña para reescribir la historia y presentar al líder del proceso de la destrucción de la democracia en Chile, Salvador Allende, como una víctima de sus propósitos de construir una sociedad mejor para los chilenos. Su trágico fin ha llegado a ser calificado como un acto de heroísmo, pues sucumbió sin claudicar en defensa de sus propósitos. Como se dijo precedentemente, aunque un largo tiempo la propaganda marxista atribuyó su muerte a un asesinato por parte de los militares, no enfrentó a balazos al asedió a la Moneda, sino que al comprobar que las exigencias de rendición incondicional iban en serio, se suicidó.
No hay que hacer leña del árbol caído nos decían nuestros padres cuando éramos niños, sin embargo, el ex presidente Allende, forma parte de nuestra historia reciente, y criticar su gestión lo más objetivamente posible es un deber, pues permitirá sacar las necesarias experiencias, especialmente útiles para la clase política que, en definitiva, es la que tiene la enorme e indelegable responsabilidad de administrar nuestra democracia. Dar nuestro testimonio y contribuir a mejor informar a nuestra juventud, es el propósito de este escrito. Somos concientes de que el debate continuará por muchos años y que solo la perspectiva que darán los mismos, hará claridad sobre uno de los episodios más traumáticos de nuestra historia patria.
ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES
1. Los hechos demuestran que el proceso de reconciliación de la sociedad chilena es solo una frase manida que demuestra una buena intención. La radicalización de las posiciones de quienes tienen un enfoque totalmente distinto de los hechos y de las responsabilidades que conllevan, demuestran las enormes dificultades para alcanzar algo tan necesario como la reconciliación nacional.
2. Al haber permanecido la Concertación en el poder desde 1990, a través de cuatro gobiernos sucesivos, le ha permitido disponer de un mayor acceso a los medios de comunicación social, pudiendo difundir “ su verdad “, verdad que pareciera que comienza a partir del 11 de Septiembre de 1973, olvidándose los hechos que, en la década del 60, llevaron al país al cáos y al desgobierno de la Unidad Popular.
3. Esto ha significado, en la práctica, reescribir la historia de la segunda mitad del siglo, la que mediante expresiones literarias abundantes y repetitivas y visiones muy bien manejadas a través de la televisión, han ido desinformando a las nuevas generaciones, que no tuvieron un conocimiento directo de los hechos. De esta manera han “vendido” a Allende como el “gran patriota y demócrata” cuya obra quedó inconclusa debido al golpe militar. Para mayor abundamiento, una estatua en las proximidades de la Moneda, hiere la conciencia de los miles de chilenos que vivieron el cáos marxista de la U.P no pueden sino sentir amargura y una profunda decepción ante tanta injusticia y burda tergiversación de la verdad.
4. Es cierto que durante el Gobierno Militar se cometieron excesos injustificables, como ha sido reconocido en la Mesa de Diálogo y en las declaraciones de los actuales mandos en Jefe, y que ellos deben ser resueltos por la justicia. Pero esta justicia no debe discriminar. Las variadas interpretaciones de la Ley de Amnistía, en algunos casos favoreciendo a terroristas y en otros, no aplicándose, tras haberse creado la desconocida figura de la “no prescipción del delito” y el “secuestro permanente”, rechazada por distinguidos juristas con sólidos argumentos hace dudar de la imparcialidad de los jueces que así obran.
5. Es evidente que los derechos humanos deben ser cautelados, pero sin odiosas e injustas discriminaciones. Muchos de los personeros de la U.P. que anduvieran recorriendo el mundo para concitar adhesión en contra del gobierno militar, esgrimiendo la bandera de la violación de los derechos humanos, no han dicho una palabra para exigir comisiones verdad y reconciliación que hagan justicia a los cien millones de víctimas de los sangrientos regímenes marxistas, en donde imperó la más oprobiosa dictadura que haya sufrido la humanidad. Al respecto son muy elocuentes las palabras expresadas por el señor Roberto Ampuero, un escritor que en sus años mozos militó en grupos guerrilleros de extrema izquierda “Hay líderes de la izquierda parlamentaria chilena que siguen aplicando un doble estándar con respecto a las dictaduras, y afectando con ello la reconciliación nacional. No resulta coherente un líder que busca esclarecer la violación de derechos humanos bajo Pinochet, hace un "mea culpa" público por la responsabilidad de la izquierda en los setenta, y prohíbe a sus camaradas desde La Habana que suscriban una condena al régimen unipersonal más prolongado que ha existido en el mundo moderno. ¿Por qué no demandan la democracia para los cubanos que viven bajo Castro con el mismo énfasis con que la exigieron con razón- para los chilenos que vivían bajo Pinochet?”
Quienes hoy proclaman su enorme preocupación por los pobres, que entonces si que lo eran, para nada consideraron que de haber tenido éxito en sus propósitos, el costo social habría sido sobrellevado principalmente por las clases de menores recursos económicos.
6. Cuesta entender la actitud de algunos personajes supuestamente "renovados", mea culpa que pareciera ser suficiente para eximirlos de toda responsabilidad en la destrucción de la institucionalidad chilena que nos llevó al 11 de Septiembre del 73. Estos autoproclamados paladines de la democracia y de la defensa de los derechos humanos, hace ya algunos años presionaron para la reanudación de relaciones diplomáticas con Cuba, sin condiciones, cuando están aun manchados de sangre los paredones en que asesinaron a miles de víctimas de la revolución. Por lo demás, no se sabe que hayan exigido comisiones "verdad y reconciliación" en Rusia y en los países que emergieron, muy a mal traer, del colapsado "paraíso marxista". ¿Que no tienen derechos humanos los millones de víctimas de la más oprobiosa tiranía de los tiempos modernos? ¿Que nadie es responsable de las cárceles psiquiátricas y de los asesinatos en la represión de la Primavera de Praga, o de los bosques de Katin, por recordar sólo algunos? Paradojalmente, comprometieron las relaciones externas del país dando asilo y recibiendo en "gloria y majestad" a uno de los principales victimarios del Muro de Berlín, el señor Hoenecker, el que muere tranquilamente en nuestro territorio.
7. Lato sería enumerar los muchos argumentos que pueden esgrimirse para pensar que la palabra justicia tiene un alcance muy discutible, cuando las comisiones encargadas de reunir los antecedentes, comienzan su trabajo a partir de Septiembre de 1973, olvidando averiguar por que se llegó a esta situación y quienes fueron los verdaderos responsables.
8. Cuando hoy se busca transformar a quienes integraban las FF.AA y de Orden de la época en victimarios de los chilenos y responsables de la destrucción de la democracia en Chile, es bueno recordarles las palabras contenidas en el libro de Genaro Arriagada “De la vía chilena a la vía insurreccional”. Allí, quien fuera el generalísimo de la campaña presidencial del señor Ricardo Lagos, dice lo siguiente sobre el Gobierno de la Unidad Popular: “cualesquiera que hayan sido las intenciones, los resultados fueron el mayor desastre político y económico de la Historia de Chile ; quebrada la institucionalidad ; dividida la comunidad nacional ; un endeudamiento externo acelerado ; una mayor dependencia internacional ; la violencia en la vida diaria ; la permanente crisis política agudizada por la condición de Gobierno minoritario ;la tentativa por usar las fuerzas armadas para objetivos partidistas ; y por último, el fin de la democracia en Chile por tiempo indefinido" .
Difícilmente se podría resumir con más claridad y precisión lo que realmente ocurrió. Pero para quienes estimen que es insuficiente, queremos agregar las expresiones del ex Presidente Eduardo Frei Montalva, en el prólogo de la misma obra: "A pesar de toda la cortina de propaganda con que se ha querido cubrir la realidad, es muy difícil ignorar el fracaso y el destrozo sin precedentes que sufrió este país en menos de tres años”.
En una entrevista de prensa , don Eric Schnake, destacado militante socialista y ex ministro de la Concertación, manifestó lo siguiente:
- Creo que no tenemos autoridad suficiente como para juzgar exactamente quién es el responsable de uno u otro bando del golpe de Estado. Los golpes se producen por algo, y éste tuvo un apoyo en un porcentaje importante de la ciudadanía. Quiere decir que no éramos una mayoría aberrante, que no fue el golpe clásico, sino que respondió a un reclamo de un sector importante, en el que había democratacristianos y gente de derecha. Eduardo Frei Montalva fue uno de los que pedía el golpe. El propio Patricio Aylwin también estuvo en eso y una vez lo conversamos muy fríamente paseando por Madrid el '83 o el '84.
- El periodista le pregunta ¿Y él se lo reconoció?
- Sí. Estaba muy condolido. Sentía que había cometido un error. El estaba extrañado: habíamos sido competidores en la elección senatorial en Talca, en la que -ahora puedo decirlo- lo doblé en votos, y a él le costaba creer que yo había cambiado tanto. De ser un socialista muy duro, con quien había tenido una campaña extrema, a mi moderación en el exilio. Yo también estaba extrañado. El era uno de los que había estado por dar el golpe y consolidarlo, y ahora estaba arrepentido de su decisión.
El actual Intendente de Valparaíso don Luis Guastavino, en un loable gesto de honestidad, dado el ambiente político reinante, dentro de una larga entrevista de prensa el 3 de Agosto de 2003 manifestó:
"El golpe lo dimos todos los chilenos. Nosotros. Los sectores políticos", afirma el ex diputado comunista. Y agrega: "Yo hacía discursos incendiarios. Yo levantaba a la gente... Alentaba la lucha de clases, el término de una clase por otra..., con vino tinto y empanadas como decíamos para darle una peculiaridad distinta... En la U.P. se postulaba el socialismo, donde no iba a haber sino una educación, una televisión, un diario, una filosofía, un partido único, todo lo que ocurría en el socialismo real..."
9. Nuestra gratitud a aquellas mujeres chilenas que lucharon con denuedo a nuestro lado, sacrificándose e impulsando a sus hombres a participar en la liberación de Chile. Ellas fueron un factor fundamental en la reconstrucción nacional, contribuyendo a ello con abnegación y generosidad a través de las distintas instituciones del voluntariado. Muchas de ellas, dentro de la familia militar, sufren los efectos de lo que a todas luces aparece como un revanchismo indiscriminado.
10. Nuestro reconocimiento a los señores generales y almirantes que, con gran eficiencia y abnegación, entregaron sus mejores esfuerzos al país como integrantes de la Junta Militar de Gobierno: Sr. Almirante José Toribio Merino Castro – Sr. General del Aire Gustavo Leigh Guzmán – Sr. General del Aire Fernando Matthey Aubel – Sr. General de Carabineros César Mendoza Durán – Sr. General de Carabineros Rodolfo Stange - Sr. Tte. General Julio Canessa Robert y Sr. Mayor General Humberto Gordon Rubio. Asumir esta responsabilidad sin ninguna experiencia política y con el país en un estado catastrófico, fue un acto de indiscutible valor, al que no se le puede tomar el peso, con justicia en la situación actual y menos aun detrás de un escritorio.
Nuestra gratitud y aprecio para quien tuviera la enorme responsabilidad de conducir el proceso de la "Reconstrucción Nacional de Chile", el Capitán General Don Augusto Pinochet Ugarte. Como miembro de la Junta de Gobierno, posteriormente como Jefe de Estado, y luego como Presidente de la República, le correspondió la responsabilidad de adoptar las medidas de emergencia que permitieron poner en movimiento un país paralizado por las desastrosas condiciones en que lo dejó el experimento marxista a que nos hemos referido. Luego debió tomar resoluciones trascendentales entre ellas, la adopción de las políticas económicas y sociales absolutamente novedosas a que hiciéramos referencia.
Finalmente, le correspondió manejar, con particular acierto, una de las mayores crisis vividas por nuestro país con Argentina, llegando a una solución que no sólo defendió los intereses superiores de Chile, no entregando ni “un pedacito de nuestro suelo”, sino que creó las bases para una buena convivencia vecinal. Todo ello, cuando el país era objeto de la agresión permanente del marxismo liderado por la URSS, la que entonces era extremadamente fuerte y enorme su influencia en el ámbito internacional.
Su detención en Londres y las reacciones que produjo, puso en evidencia la identidad nacional de sectores políticos que tenían el deber de respaldar la defensa de la dignidad de Chile, asumida en la circunstancia por el Gobierno dirigido por el Presidente Frei Ruiz Tagle. En ves de hacerlo, priorizaron el revanchismo y la venganza sobre la persona más representativa de entre los que impidieron que nuestro país engrosara la lista de los que sufrieron durante gran parte del siglo que terminaba, los horrores de la más abyecta dictadura conocida por la humanidad.
Continuamente y hasta su deceso, fue acosado por sus enemigos implacables, que para nada tomaban en consideración el demostrado deterioro de su salud y lo resuelto, en este sentido, en causas judiciales anteriores.
Cuan ilógica aparece la intención de algunos sectores políticos, que argumentando un seudo perfeccionamiento de nuestra democracia, intención que difícilmente oculta su enorme contenido ideológico, han ido desmantelando progresivamente una Carta Fundamental que hasta ahora ha demostrado su eficacia, al permitir que nuestra sociedad, en paz y en orden, pueda continuar su ritmo ascendente, no obstante las dificultades del momento, avanzando en sus propósitos de mejorar el nivel de vida de los sectores más postergados de la población, con resultados que están a la vista y que, paradojalmente, parecieran valorizarse más en el extranjero.
Es de esperar que las fuerzas políticas tengan en cuenta la necesidad de mantener los aspectos fundacionales de la Constitución de 1980, en cuyo texto se incorporaron las experiencias históricas adquiridas en más de 170 años de vida como República soberana e independiente y que, por lo demás, fue refrendada por la inmensa mayoría del pueblo de Chile.
Mas incomprensible aun es que, cuando hoy disfrutamos de los beneficios que nos entrega el nuevo Chile en que vivimos, un Chile en que superamos largamente nuestra mediocridad y nuestros crónicos complejos. Un país que hasta ahora, ha mostrado un proceso de desarrollo, producto de una obra fundacional que se ha mantenido y que en el extranjero es considerada un paradigma a imitar por los países del Tercer Mundo, sectores políticos malgasten sus mejores esfuerzos en escarbar en el pasado, exacerbar los aspectos que nos dividen y propiciar una vez más una violencia destructiva que han sufrido nuestras principales ciudades y que nos recuerdan tiempos que creíamos superados.
Fácil es rasgar vestiduras en busca de los responsables de los excesos que pudieron cometerse en la lucha contra el terrorismo y la anarquía, como si no estuviera históricamente demostrado, que ello es inevitable en este tipo de situaciones y que en nuestro caso afectó a civiles y uniformados.
Sin embargo, es reconfortante escuchar algunas voces cuerdas y desapasionadas que aconsejan, por el bien del país, mirar hacia adelante y continuar aunando esfuerzos para perfeccionar un proceso ya exitoso, pero que como toda obra humana, es perfectible. Ojalá que quienes tienen en estos momentos la responsabilidad de zanjar diferencias que a veces parecen insuperables, tengan el éxito que el futuro de Chile exige. Creemos que ello será posible en la medida que se tenga presente que la reconciliación condicionada a la " verdad y justicia " es aceptable, siempre y cuando la búsqueda de la verdad no tenga limitaciones ideológicas ni cronológicas, la justicia se aplique sin odiosas discriminaciones y se tenga la voluntad de usar los expedientes que nos permitan avanzar, a sabiendas que la unidad de los chilenos será un ideal que alcanzaremos cuando nuevas generaciones hayan largamente reemplazado a las comprometidas en el conmocionado quehacer político que afectara a nuestro país en la segunda mitad del siglo XX.
Quienes como soldados tuvimos el honor de contribuir a la reconstrucción del país a partir del 11 de Septiembre de 1973, no hemos tenido otra recompensa que el poder decir con mucho orgullo: "MISION CUMPLIDA". Siempre estaremos dispuestos a entregar lo mejor de nosotros si sirve a los intereses superiores del país. Esperamos que, a después de tantos años de una fecha que nos divide, los chilenos recapacitemos y como un homenaje al sacrificio de quienes, en uno y otro bando fueron víctimas de la defensa de sus ideales, asumamos finalmente el papel y las responsabilidades que al presente nos corresponden. Sólo con una visión de país podremos continuar trabajando en paz y armonía, para llegar en el siglo que estamos iniciando al Chile justo y desarrollado con el que hemos soñado tantas veces.
CITAS
El Gobierno de la U.P. desarrolló una inteligente política exterior y Allende se paseó por muchos países, que desconocían la realidad chilena, mostrando esta imagen.
El Libro Negro del Comunismo – Crímenes, Terror y Represión. Stéphane Curtois, Ni co las Perth y Otros. Editorial Planeta – Espasa 1997
Roskin Military Review
. Diputado Camilo Escalona - El Mercurio 5.Sep.95/C.2
Se cumplieron 100 años de la victoria chilena en la Guerra del Pacífico y los antecedentes indicaban en Perú aprestos reivindicacionistas. El diferendo del Beagle, tras el desconocimiento del Laudo Arbitral por Argentina, llevó a nuestros países al borde de la guerra.
Se encuentran detallados en obras como Los Mil días de Allende y Los Mil días de la Unidad Popular.
Guerra contra la Confederación Perú - Boliviana 1836/39. Guerra del Pacífico, contra Perú y Bolivia 1879/84.
Gestión de Joaquín Prieto y su Ministro Portales
"Ley Maldita" para la izquierda de la época
. Asume el Gobierno el 16 de Enero de 1959 y proclama su filiación marxista el 1 y 2 de Diciembre, en la Universidad de la Habana.
. Consejo Económico para la América Latina
. Las ideas fuerza de sus panfletos, que muy poco se apartaban de las teoría revolucionaria de Mao Tse Tung eran: "Que la acción revolucionaria se iniciaría por la agitación laboral y estudiantil"."Que ésta se continuaría con la guerrilla urbana y rural, como paso transitorio hacia la formación del Ejército Revolucionario"."Que la finalidad de la acción revolucionaria sería la conquista del poder político"."Que la actividad revolucionaria es posible cuando se cuenta con un 15 a 20% de la población"
. El Director del Diario de Concepción "Las Noticias de la Tarde" fue raptado y vejado.
. Emilio Filippi-Hernán Millas. Anatomía de un Fracaso / Ed. Zig Zag 1973 p.42
. Reproducida en el Cuerpo D de El Mercurio del 3 Septiembre de 1995
. Chile bajo la Unidad Popular/Revista Que Pasa cuaderno 1 p.12 / La entrevista fue publicada en la revista del MIR Punto Final, hoy nuevamente en escena.
. Diccionario Larousse: Artificio para atraer con engaño
. 22 de Octubre de 1973
. En parte de ella expresaba " Si se producen hechos anormales, nuestra obligación es evitar que ellos impidan que se cumpla lo que indica la Constitución. El Ejército va a garantizar el veredicto constitucional" / P. Aylwin - Diario El Mercurio - 11 Noviembre de 1972
Algunos de ellos son hoy personajes importantes dentro de la Concertación. Para ampliar detalles leer entrevista a Max Marambio en Reportajes de la 3ª del 17 de Agosto 2003
. Los otros tres eran Pascual Barraza (PC) en Obras Públicas, José Oyarce en Trabajo y Previsión Social, y Carlos Cortés (PS) en Vivienda.
. El primer año la emisión aumento el circulante en un 132,7 % (200 millones de dólares) en 1973 esta cifra llegó al 1.300 % (2.160 millones de dólares)
. En San Miguel se erigió un monumento al Che Guevara, sin ningún tramite legal. Este duró poco, pues ya le habían salido al camino al MIR grupos violentistas de la oposición, que hicieron en la estatua una demostración de su capacidad en el manejo de explosivos.
. Bribona Parra en la jerga de algunos medios de la oposición
. Anexo 2
La situación tiene una gran similitud con el llamado a desobedecer que hiciera a la fuerza pública, la señora Gladys Marín con ocasión de celebrarse el 25 aniversario del pronunciamiento militar del 11 de Septiembre de 1973 . La Cuarta del 12 de Septiembre de 1998
. Filippi-Millas Op.Cit.p.122/24
. Diario Tribuna- 11 de Noviembre de 1972. .
Reportajes de la Tercera del 17 de Agosto de 2003. Es el caso de Max Marambio que viajó con su padre a Cuba entre 1966 y 68, realizando un curso de guerrillas de 10 meses. En 1968 regresó a Chile, ingresa al MIR y participa de los asaltos a bancos y otras acciones subversivas.
. Las Ultimas Noticias del 27 de Agosto de 2003. se refiere al programa Informe Especial de T.V.N. de la noche anterior, en el que aparece una antigua entrevista al ex Presidente Patricio Aylwin, quien justificaba la intervención de las Fuerzas Armadas porque los militantes de la Unidad Popular “habían conformado un ejército paralelo”.
. Los cordones fueron: Cerrillos, Vicuña Mackenna, Santiago-Centro, Mapocho, Vivaceta, O’Higgins, Santa Rosa y San Joaquín, los que complementaron su acción con los principales campamentos poblaciones que se ubicaban en las avenidas de acceso a la capital.
. El Mercurio. 21 de Mayo de 1995/Cuerpo D
Ver fotos en que se contrastan los dos momentos de su vida a que se hace referencia.
. Primer Aniversario Secretaría General de la Mujer
Diario La Tercera del 6 de Agosto de 2000
Diario La Segunda del 29.IV.974
Grupo de Amigos Personales de Allende (GAP)
Reportaje de La Tercera citado en el Nº 29
Más precisamente entre el 11 de Septiembre de 1973 y el 10 de Mayo de 1978
De Castro, Undurraga y otros. El Ladrillo, Bases de la Política Económica Del Gobierno Militar Chileno, (Centro de Estudios Públicos, Santiago 1992)
El 19 de Agosto de 1995, la Corte Suprema determinó el sobreseimiento definitivo de 78 casos de detenidos desaparecidos, cuyo paradero no fue determinado.
Diario La Tercera 8 de Abril de 2001
El Libro Negro del Comunismo Op.Cit
Arriagada Genaro. De la Vía Chilena a la Vía Insurreccional. Ed. del Pacífico S.A. 1974 p.16
La Tercera del 6.VIII.2000
El Mercurio del 3.VIII.2003 Cuerpo D
BIBLIOGRAFIA
Anatomía de un Fracaso Emilio Filippi-Hernán Millas.
“ El Libro Negro del Comunismo” Stephan Courtois y otros
“Chile bajo la Unidad Popular/” Cuadernillos Revista Que Pasa
De la Vía Chilena a la Vía Insurreccional Genaro Arriagada
Breve Historia de la Unidad Popular El Mercurio
lunes, 21 de diciembre de 2009
11 DE SEPTIEMBRE DE 1973 UNA VISION CASTRENSE DEL PROCESO DE DESTRUCCION DE LA DEMOCRACIA EN CHILE
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UNA VISION CASTRENSE DEL PROCESO EN CHILE
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1 comentario:
Es justo reconocer la magnifjca vision de todo el devenir historico qje condujo a la accion del 11 de Septiembre del ano 1973, desde los ano1960 hacia adelante.
Profunda y acertada sintesis que hoy nos permiten dimencionar en su justa medida y gravedad de la Guerra Civil en ciernes de la cual nos libramos y que habria significado sin lugar a dudas un retroceso de nuestra querida Patria en su desarrollo y lo mas grave a la perdida de su identidad como Nacion
Gracias Senor General Arancibia Reyes
por este enorme esfuerzo en la reunion de antecedentes y su alta capacidad para entregarnos una vision objetiva y de mirada imparcial de todos aquellos hechos del pasado reciente ,cuyas heridas intereses creados impiden cerrar y mas aun
les solo desean continuar su escalada para mantener un odio eterno.
Rodrigo Albornoz C.
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