domingo, 3 de enero de 2010

Arturo Fontaine sobre Derechos Humanos en Chile y el Museo de la Memoria Vengativa


COMENTARIO.
CON ESTE SR. FONTAINE, QUE SE ALIMENTÓ CON LA MANO QUE LE EXTENDIÓ EL GOBIERNO MILITAR A SU PADRE Y FAMILIA, AHORA LA MUERDE CON SU INCIDIOSAS DECLARACIONES EN SINTONÍA DE AQUELLOS QUE, CONFORMAN EL DIRECTORIO DEL MUSEO DE LA MEMORIA IZQUIERDISTA. BASTA CONOCER LOS NOMBRES DE LAS PERSONAS QUE LO INTEGRAN PARA DARSE CUENTA DE CUAL SERÁ LA TENDENCIA QUE PREDOMINARÁ EN ESA INSTALACIÓN. NADA DE JUSTICIA PARA CHILE, NADA SE DIRA, DE LAS GENESIS, Y CAUSAS QUE DETERMINARON EL QUEBRANTAMIENTO DE LA DEMOCRACIA, POR SI NO LO SABEN, NO FUERON LOS MILITARES SINO LOS POLÍTICOS QUE, AHORA DEMUESTRAN UNA AMNESIA INCREIBLE. BUENA TORTA SE HARA SR. FONTAINE, CON SUS INCIDIAS Y CRÍTICAS, Y ES BUENO CONOCER, SU TRAYECTORIA FUTURA. SEGURAMENTE UD, NO VOTARA POR PIÑERA. LAMENTO SU PROCEDER Y SU CONCOMITANCIA CON GENTE DE TAN BAJO PERFIL.
RUS.
El Mercurio, 6/12/2009

El director del Centro de Estudios Públicos fue nombrado por la Presidenta Michelle Bachelet como miembro del directorio del Museo de la Memoria, que será inaugurado el próximo 10 de enero.

por José Luis Santa María

Hace dos semanas recibió un llamado de la Presidenta Michelle Bachelet para ofrecerle integrarse al directorio del Museo de la Memoria.
Arturo Fontaine, director del CEP, contestó de inmediato que sí, aunque estaba consciente de que recibiría críticas por su pasado, desde ambos bandos.
"Me llena de entusiasmo poder acompañar a la Presidenta en esta tarea, en la cual creo que ella representa una figura paradigmática", dice.
Será uno de los quince miembros del directorio encargados de poner en marcha el emblemático proyecto de Bachelet. Junto al académico Óscar Godoy, ambos vinculados a una derecha liberal que ha expresado una visión crítica del gobierno militar, serán los únicos representantes de su sector.
"Bachelet encarna algo que tiene mucho que ver con este museo, porque padeció a través de su padre la represión. Ella estuvo detenida, fue exiliada y venía de una tradición política radicalizada, y en lugar de haber quedado fija en el pasado y masticando el rencor, ha tenido una capacidad de sobreponerse y de tener esperanza", explica Fontaine.


-¿Por qué cree usted que la Presidenta lo invitó?
"Mi tarea es colaborar en la conservación de la memoria de lo que ha acontecido en Chile en materia de abusos insoportables y sevicia sistemática en el área de derechos humanos y a contribuir también en sacar algunas lecciones de lo que significa el desfondamiento del sistema democrático".

-Usted es la cara visible del CEP. ¿Conversó su nombramiento con el presidente o con el resto del directorio de la entidad?
"Fui nombrado en tanto persona en un acto de confianza de la Presidenta Bachelet, y corresponde a mi trayectoria. Por lo que no lo he hecho".

-¿Qué piensa de la posibilidad de que su nombramiento sea una forma de legitimar políticamente a la nueva institución?
"Pienso que es importante estar ahí y dar un testimonio claro respecto de hechos que son indesmentibles".

-La Presidenta, en la primera reunión, realizó un llamado a construir la memoria en forma colectiva. ¿Cuál será su aporte?
"Lo que yo quisiera es que este museo evitara en lo posible las interpretaciones de causas, y más bien se centrara en hacer visibles los hechos que han sido ocultados, omitidos u olvidados. Y que estos hechos susciten una reflexión. Que sea un museo de Chile, no el museo de un grupo".

-¿Por qué es importante para el país la existencia de este museo?
"Creo que va a cumplir un rol educacional. Uno tiende a pensar que la democracia es algo tremendamente sólido, que se sostenía por inercia. Pero hay situaciones que terminan destruyendo las instituciones democráticas. Yo creo que el museo va a mostrar eso. Los efectos de la destrucción de la democracia, los efectos de establecer un régimen sin derechos".
"También este museo debe rescatar la experiencia de personas que no creían en los llamados 'derechos burgueses', hasta que éstos fueron violentados por la dictadura militar, y se produjo el reconocimiento de que eran algo importante".

-El museo abordará sólo el período 1973-1990. ¿No sería necesario conocer el proceso completo del quiebre de la democracia para sacar las lecciones?
"Yo veo al museo como un faro, que va a advertir que hubo algo inaceptable. Ahora las causas de cómo se gestó esa situación es justamente lo que el museo no debe hacer. Pero sí debe poner los hechos de una forma lo suficientemente dramática como para que las personas que vayan se hagan esa pregunta".
"El museo es uno de los elementos de un engranaje. En los currículums de la enseñanza media está el tema, y también está ahora el Instituto de Derechos Humanos. Y esta pieza tiene el rol de transparentar lo que ocurrió de una forma que yo espero sea imparcial, pero a la vez dramática, porque la idea es que esto cause un impacto emocional".

-¿Y no se corre el riesgo, como sostuvo Roberto Ampuero en su columna, de demonizar a un sector?
"Yo tengo respeto por Roberto Ampuero, pero no estoy de acuerdo con él. Por cierto que se corren riesgos, por cierto que una persona u otra siempre van a poder discrepar sobre el lugar o el tamaño de una foto. Pero a mí me parece importante que esto tenga fuerza y filo, y que no sea una cuestión destinada a neutralizar el tema".

-¿El proyecto incluirá a todas las víctimas de violencia política de ese período?
"Según sus estatutos, se enfocará en lo que quedó acreditado en los informes Rettig, en el cual hay miembros de las Fuerzas Armadas, y Valech. Espero que en la muestra no sólo estén las víctimas de la violencia ejecutada por agentes del estado, que es lo principal y más grave. A mí también me preocupa el tema de las víctimas de la violencia política y del ambiente de la época".
"Por ejemplo, me conmueve el caso de un niño de 10 años (Orlando Sáez) que en La Pincoya encontró un reloj que al tomarlo explotó, porque era una bomba destinada a una comisaría. En todo caso, lo esencial es que se ponga el énfasis en lo que es la violación de los derechos humanos en sentido estricto: la realizada por agentes del Estado".

-¿Tuvo conocimientos de estos hechos cuando presidió la Feuc, en 1974?
"Yo tenía 21 años, y cuando comencé a recibir informaciones sobre estos abusos, mi primera reacción fue de incredulidad total. Yo venía de una familia que tenía mucho respeto por las Fuerzas Armadas. Me arrepiento hasta el día de hoy de haberme demorado tanto en comprender lo que estaba ocurriendo, y que no sólo eran desbordes de individuos aislados. Habría sido mejor hacer el proceso más rápido, pero así fue mi propia historia".

-¿Y cuándo tomó conciencia de lo que ocurría?
"A fines de 1975, comienzos de 1976 comprendí que esto era metódico y sistemático".

-¿Mientras participaba en el Consejo de Estado?
"Exacto, porque todavía lo veía como un sistema que requería una corrección y un término. Fui a hablar con el ministro de Justicia Miguel Schweitzer y con don Jorge Alessandri, que presidía el Consejo, para decirles que no aceptaría por lo que estaba ocurriendo. Ambos usaron el mismo argumento, que para mí tuvo mucha fuerza en ese momento: que estaba claro, pero que mi tarea era contribuir a cómo salir de esto. La tarea del consejo, que era ad honorem, básicamente se iba a situar en ofrecerle un camino de salida al régimen, pero yo me di cuenta de que esto no iba a ocurrir, y renuncié al año".
"Luego me fui a estudiar filosofía, porque, entre otras cosas, quería reflexionar sobre lo que significaba el desfondamiento de la democracia, y la relación entre los derechos y la dignidad del cuerpo. De a poco cuajó en mí dedicarme a crear una cultura de libertades civiles, y creo que desde el CEP hemos colaborado en eso".
"Por eso creo que una persona de mi trayectoria puede contribuir a darle credibilidad frente a cierta gente que todavía se resiste a creer esto".

-¿Apoyó la Constitución del 80?
"Estaba fuera de Chile para el plebiscito, y no es una Constitución que me interprete en su enfoque básico, porque yo ya era parlamentarista. Sin embargo, soy de los que se inclinan en interpretar las constituciones más que criticarlas".

-¿Y por quién votó el año 88?
"Yo prefiero no contestar eso, porque es bastante obvio, y en razón de mi cargo siempre lo he mantenido en reserva".

-¿Qué le parece que el museo sea inaugurado a una semana de una eventual segunda vuelta presidencial?
"Creo que una cosa como ésta no tiene ningún impacto electoral. Al contrario, si hubiese un intento de utilizar esto contra Piñera, más bien le daría pie para esgrimir que él presidió al grupo de empresarios por el No".
"Lo que yo quisiera es que este museo evitara en lo posible las interpretaciones de causas, y más bien se centrara en hacer visibles los hechos que han sido ocultados, omitidos u olvidados".
"Este museo debe rescatar la experiencia de personas que no creían en los llamados 'derechos burgueses', hasta que éstos fueron violentados por la dictadura militar".


1 comentario:

Javier Bazán Aguirre dijo...

O sea los terroristas del Mir antes y después del 11 al matar no violan los DD.HH.

Habrá que enviarle el libro sobre Krassnoff: Prisionero por servir a Chile.

El mismo se contradice: "Lo que yo quisiera es que este museo evitara en lo posible las interpretaciones de causas". Pues el Museo es una interpretación de la izquierda, como lo han hecho en estos 20 años. Omitiendo la verdad: el totalitarismo y comunismo.

¿Cómo le puede creer una tropa de mentirosos compulsivos como son los izquierdistas?

Se me olvida que tanto el señor Lucas Sierra como el sr. Fontaine si uno le dice, que la izquierda debe ser que lo torturaron siguiendo el Manual del Guerrillero, a uno lo tildan de loco.

El Sr. Fontaine se le considera un intelectual porque ha escrito novela y poemas.

El sr. Fontaine es un estúpido y cabeza de músculo.
O como decían en la Guerra Fría es un 'tonto inútil'.
Bachelet no fue torturada.