CARTA: CHILE Y BOLIVIA: UNA ENCRUCIJADA

Viernes 15 de Enero de 2010

Señor Director:

Recientes cartas del general Ernesto Videla Cifuentes a este diario apuntan certeramente a importantes facetas de las relaciones chileno-bolivianas.

Una de sus observaciones alude al último foro televisivo de los candidatos presidenciales. Destaca allí que Eduardo Frei hizo perturbadoras referencias a eventuales negociaciones sobre soberanía y a un poco claro manejo futuro de ellas. En contraste, Sebastián Piñera aparece expresando una tajante negativa a cualquier cesión de tierra o mar lo que, según encuestas, corresponde cabalmente al pensamiento de una gran mayoría de nuestros compatriotas.

Dichas cartas atañen, asimismo, a una presunta “política de Estado” atinente a Bolivia, cuyos alcances e importantes manifestaciones son hasta hoy ignorados por el país (tal vez con excepción de un puñado de ciudadanos privilegiados).

Así, se ha sabido de privadas reuniones a nivel presidencial cuyo contenido no se ha revelado hasta hoy. Y existirían importantes notas diplomáticas acerca de la Constitución boliviana, tramitadas por nuestra Cancillería, sobre las cuales se ha tendido un velo de la mayor reserva.

¿Es justo que todo el país esté desinformado en tan importantes temas?

A mi juicio, ello es totalmente desaconsejable, así como lo es la predominante confusión entre secretismo y prudencia que abre camino, aquí y fuera de Chile, a nocivas interpretaciones.
Cabe destacar algo más.

Se ha anunciado que, dentro de pocos días y hallándose rotas las relaciones diplomáticas entre ambos países, nuestra Presidenta viajará a Bolivia, para participar en las ceremonias de la transmisión del mando en que don Evo Morales sucederá a don Evo Morales.

¿No existe el riesgo de que su presencia allí se interprete como un espaldarazo a la nueva Constitución boliviana, la cual pone en tela de juicio solemnes tratados cuya validez y vigencia ningún jurista puede desconocer sin apartarse del Derecho Internacional? No puedo ocultar mi desazón frente a tan desconcertante panorama.

Por ello, si en pocos días más se producen en Chile cambios políticos que auguren lo que el general De Gaulle caracterizaba como “los mañanas que cantan”, confiamos en que ellos acarrearán profundos análisis de estas materias que conduzcan a una auténtica “política de Estado” respecto de Bolivia: una línea de pensamiento y de acción que encare inteligente y previsoramente el tornadizo y poco tranquilizador escenario regional.

JOSÉ MIGUEL BARROS

Posteado por:
Roberto Finat Díaz
15/01/2010 12:07
[ N° 15 ]
A la consulta del embajador Barros, "¿No existe el riesgo de que su presencia allí se interprete como un espaldarazo a la nueva Constitución boliviana, la cual pone en tela de juicio solemnes tratados cuya validez y vigencia ningún jurista puede desconocer sin apartarse del Derecho Internacional?" le respondo con la cruda realidad:
No hace dos meses el general Izurieta, comandante en jefe del ejército asistió a la graduación de sub tenientes de las FF.AA. de ese conflictivo y atrasado país, pues durante la ceremonia un "almirante" boliviano se mando una arenga del siguiete tenor:
El Mercurio 10 Dicbre. 2009 LA PAZ.- El comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Bolivia, vicealmirante José Luis Cabas, dijo a militares graduados este jueves y en presencia del comandante en Jefe del Ejército chileno, general Óscar Izurieta, que recuperar el acceso al mar "es un deber" y que "para eso nos preparamos".
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¿Qué pueden esperar gente primitiva, de un país que fue guerrero, que los venció no una, sino dos veces, si ahora les manda un general que permite que amenacen a su patria sin manifestar su desagrado, sin mandarse mudar de la graduación de tan incultas, traidoras y ofensivas gentes.
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Que vaya "Ella" a la auto transmisión del mando (de Evo a su querido Evo) es tan solo OTRO eslabón en una cadena que la concertación ya le tiró a Chile al cuello. Es la Concertación la que ha EDIFICADO los problemas con dos batustanes, estados semi fallidos y mosaicos nunca unificados de razas y culturas.
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Más bien yo iría preparando el ánimo y el hierro para marcarles a fuego en la piel y el alma, y de una vez por todas: "A Chile nunca más amenazarás".