lunes, 4 de enero de 2010

Carta de un Coronel del Ejército...... A LA CHACON


Esto es lo que pensamos la mayoría de los españoles.


Carta de un Coronel del ejército español a la Ministra de Defensa


Jesús Flores Thies
Coronel de Artillería-retirado
Barcelona 20 de Noviembre de 2009


Sra. Dña, Carmen Chacón
Ministra de Defensa
-Señora Chacón:

Cuando el presidente Rodríguez decidió nombrar a la primera mujer de la
Historia de España como ministra de Defensa, ya sabe, de ese país que
está al sur de Andorra, no actuó de la misma forma que el hoy
archimillonario González cuando decidió nombrar al primer civil como
Director General de la Guardia Civil: entonces eligió al primero que
pasaba por allí, y los resultados ya son historia del choriceo a
niveles institucionales. En su caso, el señor Rodríguez decidió nombrar
a la primera mujer como ministra de Defensa, no con el criterio de un
presidente de verdad, como Sarkozy cuando nombró a una mujer como
ministra de Defensa, sino con la clara y decidida intención de culminar
la tarea emprendida desde hace tiempo, y a la que él pone la guinda, de
convertir al Ejército español en un ectoplasma de muy difícil
definición y objetivos. Y para conseguir eso, la eligió a usted,
sectaria de segunda fila del PSOE, nacionalista catalana,
antimilitarista del clan “¡yo también soy Rufianes!”, pero obediente a
su amo para quitarle a los militares hasta la última brizna de dignidad.

Le diré que su andadura es como la del caballo o la yegua de Atila.
Cada paso que da es, no ya una ofensa a la inteligencia y a la
dignidad, sino una deliberada intención de arrancar hasta las raíces
los sentimientos, los ideales, la Historia, los recuerdos…que conforman
el espíritu de una colectividad humana: la gran familia militar.

La destrucción ordenada, ejecutada y cumplida casi a rajatabla por los
disciplinados Mandos, de todo vestigio de la Historia de la España
reciente, de la Historia del Ejército, de sus hombres de sus héroes y
hasta de sus mártires, se culminará, y antes de que usted deje con un
”¡ahí queda eso!” y se largue a sus labores de telonera política, la
tarea encomendada por el peor presidente que ha tenido España desde las
segunda glaciación (y posiblemente desde la primera) será llevada con
éxito hasta sus últimas consecuencias
Usted nació cuando yo llevaba ya dos años al mando de una Batería de
Costa en Gerona, feliz con mis artilleros, con mi destino, con la
vecindad de mis amigos catalanes de aquel pueblecito de la costa, feliz
con la España a la que servía y en la que vivíamos… Hoy, que ya es
mayorcita, después de pasearse por el mundo acumulando títulos que
sorprendentemente no han mejorado en un ápice su parco nivel
intelectual, estamos todos inmersos en tiempos de ignominia, y hemos de
soportar, porque los Mandos militares lo permiten, que escupa sobre
nuestras Hojas de Servicios (y las suyas), sobre nuestros ideales,
sentimientos, Historia…, sin que a usted, encantada de haberse
conocido, le importe una higa, ardite, rábano o pepino el daño que
pueda hacer a tantos españoles.

España es un país extraño, compuesto, según los aires de la Historia,
en casi ángeles, hombres, homínidos o androides. Al asistir en
Barcelona a la misa por Franco y José Antonio en este último 20 de
noviembre, he comprobado el espectacular éxito de la apisonadora
zapatera. Un par de centenares mal contados oímos misa en la Iglesia de
la Merced, aquella que destruyeron los suyos en julio de 1936 y que se
reconstruyó muy poco después de acabada la guerra, habiéndose
reinstalado la Virgen Patrona de Cataluña que había sido derribada de
la cúpula de la iglesia. Hoy, los homínidos y los androides campan por
sus respetos encaramados en el poder, pero a todo cerdo le llega su San
Martín que, pese a las imposiciones por aquello de la igualdad de
género, lo dejamos así, sólo en cerdo.

No puede España soportar por mucho más tiempo a tanta piraña. A lo
largo de la Historia, ha salido de situaciones que parecían de muerte
por enfermedad o por suicidio, incluso cuando el enemigo estaba dentro;
sin embargo, observamos que el actual horizonte, con tanto cobardía
instalada en las instituciones, incluida la que usted manipula a su
antojo, nos hace temer que, por nuestros propios pecados, estamos
abandonados de la mano de Dios y que ya empezamos a rozar el fin de
nuestra Historia.

Mientras se hace fotos con los soldados que se divierten haciendo el
ganso como si la fotografiada fuera una cabaretera de visita al
regimiento; mientras hace la inútil sideral en temas como el
“Alakrana”, ya sabe, el pesquero sin bandera; mientras se saca leyes
del flequillo para encabronar la Carrera Militar, usted aun tiene
tiempo para empujar al Mando sumiso para que destruya hoy una vidriera,
al día siguiente un escudo de España que las ratas aborrecen, otro día
arrasarán una Cruz, una lápida que recuerde a mártires que fabricaron
los suyos, o algún cementerio que molesta…; se cambiarán los libros,
las enciclopedias, y en las escuelas, además de enseñar a masturbarse a
los niños, ejercicio de indudable sabor progresista, se les envenenará
con mentiras sus pobres cerebros… Y al final conseguirán que crezcan
raros androides con un apocalíptico número de identificación en la
frente. El objetivo organizado en la Gran Tenida se ha cumplido.

Usted no leerá esta carta, pero puede tener la completa seguridad de
que va a correr por Internet como lo que en esta tierra llaman
“correcamas”, que a mucha pezuña política va a chamuscar. Y no me lance
a los jueces por culpa de esta carta, porque ya sabe que al rey, a la
Bandera o al Himno Nacional se le puede insultar por aquello de la
sacrosanta libertad de expresión, y yo no la insulto, sólo valoro su
siniestro paso por encima del cadáver de España. En todo caso, si tiene
ese capricho, hable con ese amíguete que entiende de soluciones finales
tipo “Paracuellos”.

Sólo me queda, para despedirme, no mandarla al infierno como me lo pide
el cuerpo, porque tratándose de una mujer (ya sabe, la educación
“franquista”, etc., etc…) me lo impide, sencillamente la mandaré a
hacer compañía a Moratinos en el Limbo, lugar que se cerró hace tiempo
pero que por obvias razones tuvo que abrirse para instalar a esa
lumbrera apagada de la presunta diplomacia.-



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