miércoles, 20 de enero de 2010

CARTA: LA SEÑORA DE UN MILITAR


Cartas
Miércoles 20 de Enero de 2010

Señor Director:

A los militares nos forman en una escuela de virtudes y sacrificios para enfrentar una carrera que nos hace inmensamente felices, ya que se sirve en forma integral un ideal; pero esta carrera no es completa si no se tiene un pilar fundamental como es la mujer y esposa que nos ayuda en un quehacer tan distinto como es acompañar al marido a una misión en el exterior. Esa compañera es la señora de un militar, que en forma anónima e impersonal va junto al marido permanentemente a donde la lleve el destino, tanto en Chile como en el extranjero, en misiones tan disímiles como la que le ha correspondido al general Ricardo Toro en Haití.

Le tocó similar tarea tanto a la mamá de María Teresa Dowling como a la madre de Ricardo, como también a las madres de sus madres por ambos lados, que han entregado al Ejército un servicio que nadie ha conocido y que se han comportado como las mejores de entre tantas, cuidando de sus hijos en tierras que muchas veces eran estremecidas por la guerra en las formas más crueles y aterradoras. Son muchas las señoras de militares que han tenido que salir con sus hijos de países extranjeros en guerra, para dejar a sus maridos prácticamente en los frentes de batalla.

Recuerdo al capellán don Florencio Infante que en su tremendo amor por la carrera militar aconsejaba a mi esposa a enfrentar las situaciones que nos depararía el destino “rosario en mano”.
María Teresa Dowling es una muestra integral de las señoras de los militares que se inmolan a diario acompañando a sus maridos y lo hacen sin inmutarles en un ápice las difíciles situaciones que les toca vivir, sin dejar de ser madres, esposas y compañeras.

VÍCTOR HUGO FIGUEROA S.
Teniente Coronel (r)





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