martes, 2 de marzo de 2010

LA ONEMI POR DENTRO



Las dificultades para realizar una labor de primera importancia
La Onemi por dentro: la verdadera batalla de Chile

Las oficinas bullen de actividad coordinando rescates y sacando cuentas de muertos y desaparecidos. Una verdadera confusión domina las actividades diarias en este centro de operaciones.

SOLEDAD GUTIÉRREZ
El Mercurio

Una persona que no conoce la Onemi (Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior) esperaría que Carmen Fernández, la conocida y televisiva mandamás del organismo, apareciera prácticamente para abrir la puerta y hacerte pasar. Pero ayer, Fernández y su melena no fueron visibles durante gran parte del día: sólo se la vio saliendo en un todoterreno gris, de vidrios polarizados, a las 14:40 horas, cuando las oficinas bullían de actividad coordinando rescates, sacando trágicas cuentas de muertos y desaparecidos, y comprando alimentos a los supermercados por teléfono.

Las oficinas del organismo que reacciona frente a las catástrofes de Chile están en la avenida Beaucheff, frente al parque OHiggins de Santiago: mientras en los prados de ese lugar familias enteras pasean en bicicleta, dentro del organismo la situación no tiene nada de idílico. Constantemente llegan personas a pedir ayuda para ubicar a familiares, y los funcionarios de polera azul con logo de Onemi se mezclan con carabineros, policías, militares, aviadores y marinos.

Uniformados y civiles, periodistas y trabajadores, sufren del mismo problema: la señal del celular. Curiosamente, en la oficina de emergencia, los celulares no reciben llamados, y hay que salir al patio de camiones para poder comunicarse; ahí se escucha y coordina la entrega de alimentos y las medidas de seguridad.

La Onemi recibe visitas a cada segundo: la Ministra de Educación anuncia la entrega de raciones, un grupo de trabajadores del retail piden a sus compañeros que vuelvan a trabajar y los periodistas esperan reportes que cada vez se hacen más difíciles de dimensionar. Pese a la actividad, a media tarde la mayoría se las arregla para almorzar: hallullas y bebidas de una máquina habilitada en el mismo lugar para los más improvisados; mientras corren platos con pollo asado y papas mayo para los trabajadores de siempre del organismo, los que se concentran en el centro neurálgico que se puede ver de fondo en los despachos de prensa, donde están los instrumentos de análisis de la tragedia, junto a pizarras blancas que aún registran los datos del terremoto.

El lugar desde donde se emiten los informes oficiales del organismo es una sala pequeña, de unos cuatro por cuatro metros, que alcanza con lo justo para cobijar a las cámaras de los canales. Al final, en la vorágine y el estremecimiento de la tragedia queda el comentario de uno de los funcionarios de las Fuerzas Armadas: "Tanto que se habla de guerra, y al final ésta es la guerra que vamos a tener que ganar".


320 toneladas de elementos de socorro
La Onemi inició ayer el despacho de 320 toneladas de elementos de socorro, como agua, alimentos, catres de campañas y generadores de energía, entre otros, directamente hacia las zonas más damnificadas por el terremoto y maremoto.

Desde Valparaíso salieron 120 toneladas de alimentos en dos barcazas: la primera va con destino a Talcahuano; la segunda navegará por el borde costero de la Región del Maule repartiendo alimentos durante la mañana del miércoles.

Un avión C-130 con 40 toneladas de alimentos volará hacia Concepción, según un comunicado entregado anoche por el organismo.

Desde Iquique partieron hacia Chillán y Curicó dos unidades PAME (puestos de atención móvil del Ejército).






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