Queridas amigas y amigos: Este mail me lo mando mi hija Monica.
Licenciada el Letras y profesora de lenguaje en Valdivia
Mónica Munizaga escribió:
Querid@s Colegas:
Espero que nadie se ofenda por abordar este tema "lingüísticogramatical" en estos momentos, desde una calma relativa. Quise compartirlo con ustedes porque me parece que no se trata de un asunto menor y ya verán cómo c/u de nosotr@s lo experimentamos más seguido de lo que quisiéramos. Inquietante y macabro, da incluso para una reflexión en clases de la cual podríamos hacernos cargo. Y si no, por último curioseen, está estresante... perdón: quise decir interesante. Un abrazo muy grande,
Yenny
Inquietante...
Marzo 23, 2010
"Igual se entiende, ¿no?"
Por Gonzalo Navarro, profesor del Departamento de Ciencias de la Computación, FCFM, Universidad de Chile
De la cantidad infinita de lecciones que se pueden sacar del terremoto recién pasado, quisiera hacer hincapié en una que no ha sido muy comentada, pero que a mí me llamó poderosamente la atención.
En todo el ping-pong de responsabilidades que se produjo, una de las primeras cosas que dijo la renunciada directora de la ONEMI fue que el fax que el SHOA les había enviado “no se entendía bien”. No quedó muy claro en su momento qué quiso decir y no sé si las versiones posteriores sobre la falta de tinta del fax (que agregarían una vergüenza más a la lista de falencias tecnológicas demostradas) son una leyenda urbana que se construyó sobre una posible interpretación de esta afirmación.
Me dio curiosidad ver el fax y no fue difícil encontrarlo en Internet. Aquí transcribo su texto:
Fue de magnitud suficiente para generar un tsunami. Se desconoce aún si se ha producido. Si se diera la posibilidad de ocurrencia, situación que sería informada oportunamente, las horas estimadas de arribo serían las siguientes: …
A pesar de que en diversos medios los foristas de uno y otro lado han vociferado que el fax es clarísimo (y que dice lo que cada forista quiere leer) los invito a hacer un ejercicio desapasionado de comprensión de lectura. “Si se diera la posibilidad de ocurrencia” indica que aún no se da la posibilidad de ocurrencia. Es decir, que por ahora no es posible que suceda (a pesar de que en la primera frase dice que el terremoto es capaz de generarlo, por lo que yo diría que la posibilidad ya se dio y el tema en cuestión es si ocurrió el tsunami mismo). Para colmo se promete informar oportunamente, cosa que al parecer nunca se hizo salvo para descartarlo. Pero ¿informar oportunamente que ocurrió el tsunami, cuando ocurra? ¿O informar cuando se dé la posibilidad de que ocurra, es decir, cuando pase a ser posible el tsunami, sin que necesariamente ocurra? Ahora, a posteriori, es fácil ver que quien redactó el fax quiso decir “Si se produjera…”, pero no quisiera haber sido yo el responsable de interpretar este texto en aquellos minutos terribles de caos y confusión.
Con esto no tengo intención de ahondar en la gigantesca maraña de consideraciones sobre lo que sucedió después; si se debió alertar por si acaso o no, las desinformaciones e informaciones confusas o directamente erróneas, las responsabilidades, etc. No soy quién para hacerlo. Más bien, quiero centrarme en una reflexión sobre la calidad de los profesionales que estamos formando, en aspectos cuya importancia a veces no llegamos a captar del todo.
Cuando leí el fax me acordé inmediatamente de la infinidad de veces en que he corregido la redacción de informes y memorias de mis alumnos. Pasados los errores más básicos de ortografía y redacción (frases sin verbo, comas puestas al azar, sentencias truncadas cuando menos se lo espera, etc.) lo más frecuente son las frases ambiguas, donde se puede entender lo que quisieron decir pero también otra cosa. Cuando uno sabe lo que quiere decir, no es fácil darse cuenta de que lo que escribió se puede entender de manera distinta.
En muchos casos las memorias de los alumnos son técnicamente impecables. Sin embargo se necesita un gigantesco esfuerzo de parte de ambos (estudiante y profesor) para que finalmente queden escritas para que alguien más pueda entenderlas. No a todos los alumnos les hace gracia este esfuerzo. Escucho expresiones como: “bueno, pero igual se entiende, ¿no?” O “bueno, es una memoria de ingeniería, no de literatura”. Efectivamente la entrada a Ingeniería no pide demasiado en lenguaje de la PSU y eso se nota. Nuestros alumnos, a veces capaces de hacer verdaderas obras maestras con fórmulas lógicas, matemáticas, o programas, suelen tener serios problemas para redactar y en ocasiones hasta para expresarse de manera coherente en una presentación formal.
El episodio del fax del SHOA ilustra de forma dramática (aunque finalmente resultara que la redacción deficiente no fuera la mayor responsable de las muertes por el tsunami) que no es esnobismo insistir en la importancia de saber expresarse de modo adecuado, incluso en un ámbito técnico. Y que es muy importante que los estudiantes de áreas lejanas a las Humanidades, precisamente por su posible falta de fluidez en redacción y expresión, le presten especial atención.
Un error de redacción puede ser tan peligroso como uno de cálculo para una estructura antisísmica.
jueves, 25 de marzo de 2010
¿Material didáctico?
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¿MATERIAL DIDACTICO?
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