CARTA: ALZA DE CONTRIBUCIONES

Cartas
Miércoles 21 de Abril de 2010
Alza de contribuciones


Señor Director:

Hace 30 años compré, con un crédito, un sitio de 1.900 metros, en un sector semirrural, con caballos y vacas que pastaban muy cerca, con tranques, sauces, potreros y huertos. El supermercado más próximo estaba a kilómetros. Por esa época allí había fundos, se vendían parcelas, mi sitio era de los chicos; construí una casa DFL 2.
La ciudad se expandió, me fueron rodeando las avenidas, los malls, el comercio; hasta oficinas construyen ahora. Por causas que me son ajenas, el sector pasó a ser tasado como ABC1, pero mis ingresos no lo son, pues pertenezco a la tercera edad. Con gran esfuerzo pago elevadísimas contribuciones para continuar donde puse mi hogar, entre árboles nativos plantados hace tantos años, frutales y palmeras. Ahora anuncian un alza equivalente a una quinta cuota adicional en el impuesto que me cobran sólo por ser dueño de la casa en que vivo. El impuesto actual ya es asfixiante, no tiene relación con mis ingresos, grava una vivienda que es el fruto de 45 años de trabajo personal y ahorro. Soy un profesional, la gané con mi esfuerzo, no con el trabajo de otros, y quiero permanecer en el lugar que escogí hace 30 años.

Los impuestos al patrimonio no consideran el ingreso actual del contribuyente, se cobran sobre el valor de sus bienes, y por ello son profundamente injustos y expropiatorios, especialmente con los viejos, porque los ingresos disminuyen o desaparecen en la etapa final de la vida. Haber logrado la casa propia no es sinónimo de tener grandes ingresos; por el contrario, genera gastos. La casa propia es fruto de la constancia, el trabajo, el ahorro y una vida sobria. Esto no merece recibir un castigo tributario al final de la vida laboral.

Solicito a los legisladores corregir el proyecto, eximiendo del alza de contribuciones al menos a los adultos mayores que viven en su casa propia.

Jaime Santibáñez Guarello