sábado, 10 de abril de 2010

"ELEGIMOS ODIARNOS"


Vial, Gonzalo(Q.E.P.D.) Se actualiza artículo ya publicado
Martes 19 de Febrero de 2008

En la Guerra Civil de 1891 no faltaron los que hoy llamaríamos crímenes "de lesa humanidad".



De ellos, el más impactante fue sin duda la "matanza de Lo Cañas", fundo situado cerca de Santiago. En este predio, la tropa balmacedista sorprendió —la noche del 18 de agosto— a una montonera de muchachos revolucionarios, congregados para hacer volar el puente ferroviario del Maipo. Intentaron dispersarse y escapar. Murieron, la mayor parte. Los cazaron "como conejos" —relató un diario gobiernista—. "Los soldados del orden no erraban tiro: disparo que hacían, era pije que caía". Otros se rindieron y se les fusiló ipso facto por la espalda. Apenas una decena sobrevivió para ser "interrogada". Visiblemente maltrechos por la tortura, iban presos camino de Santiago cuando se recibió una orden de la suprema jefatura militar: regresar a Lo Cañas y celebrar allí el correspondiente juicio de guerra. La sentencia sería la de esperar: muerte. Por si acaso, intertanto llegó al fundo un segundo y clarísimo mensaje de esa jefatura: "Que sean ejecutados inmediatamente todos". Así se hizo. Las víctimas fatales no bajaron de cuarenta.



La mayor parte pertenecía a la alta y todopoderosa clase dominante de la época, la oligarquía. Después de que obtuviera la victoria en la guerra, su grito de venganza sería furioso.



Rápidamente vinieron las amnistías por los sucesos de la Revolución: 1891, 1893 (dos)... Pero excluyendo los hechos de Lo Cañas.



No obstante, en 1894, A LOS TRES AÑOS, dimos vuelta la página de este crimen, y de todos los cometidos por cualquier bando durante la Guerra Civil, sin excepción, ni siquiera la de Lo Cañas. Para ninguno pudo haber ya justicia... ni venganza "legal".



No sucede lo mismo con los atropellos a los derechos humanos ocurridos durante el régimen militar:



1. La actual o futura persecución judicial de estos delitos —ninguno de los cuales puede haber ocurrido antes de DIECIOCHO AÑOS, y la gran mayoría perpetrados TREINTA Y CINCO AÑOS ha— no tiene límite de tiempo... puede comenzar hoy, o mañana, O EN VEINTE AÑOS MAS, o TODAVIA DESPUES.



Esto, adicionalmente, cualquiera que sea la participación del perseguido en los hechos.¿Prueba? El "caso Santelices". Los querellantes, asociaciones de víctimas (según entiendo), piden se procese a un entonces subteniente de Ejército de veinte años de edad por la eventualidad —no establecida aún— de que actitudes suyas hayan cooperado indirectamente (nadie lo acusa de hechoría) a un crimen de derechos humanos (gravísimo, es cierto).



Por esta mera posibilidad, además, sin condena, sin procesamiento, y habiendo existido una indagación criminal SEIS AÑOS ATRAS que le fue favorable, ha perdido el militar referido su carrera, que había llegado al generalato. Las asociaciones de víctimas estiman que no puede conservarla quien haya tenido "involucración" en un crimen así. "Involucración" que no es un término legal ni judicial, y que nadie define... pero que el Gobierno, el Ministro de Defensa, el del Interrior, etc., comparten y ratifican. Y que aún el Ejército y las otras ramas de las Fuerzas Armadas parece que, al callar, otorgaran.



2. Lo anterior no es justicia —no puede serlo,ya que no intervienen los tribunales— ,y si no es justicia es venganza, y por tanto es odio.



Sé que parte de lo que está sucediendo es culpa de nuestros jueces, y en especial de la Corte Suprema. Su indolencia ha permitido que procesos de esta clase que duran larguísimo tiempo, no lleven visos de terminar. ¿Cómo no va a ser absurdo que habiendo el subteniente concurrido a declarar HACE SEIS AÑOS, en el juicio de marras, que lleva en total DIEZ, todavía no se halle condenado, sobreseído o absuelto? Pero está "involucrado"... Por otra parte, la siesta suprema es causa de que existan jurisprudencias contradictorias —incluso de la misma sala del máximo tribunal,y de un día para el otro— en muchas materias claves para los juicios de derechos humanos, por ejemplo sobre prescripción, amnistía de 1978, etc. Y jurisprudencias estrafalarias de los jueces inferiores, como ser la de "secuestros permanentes" que duran decenios, o la de responsabilidades criminales por la "verticalidad del mando".



Mas la flojera judicial no obsta al hecho básico de que nos hallemos ante venganza y odio,y no justicia.



3. Nuestra memoria es corta. Recuerdo a continuación los muchos caso más o menos recientes e indicativos, hablando en general, de este odio:



3.1. El día de los funerales de Augusto Pinochet, el Ministro del Interior de entonces lo injurió tan pública como inútilmente.



3.2. Los años 2004 y 2005 se despacharon leyes de origen concertacionista, que permitieron la libertad de numerosos condenados por terrorismo, los cuales habían cumplido diez años de cárcel a raíz de crímenes cometidos EN DEMOCRACIA. Justificación: cooperar a la "paz social". La Iglesia Católica dio a esta iniciativa un fuerte apoyo. Fue ley gracias a la Alianza.



Al mismo tiempo, senadores aliancistas Y CONCERTACIONISTAS planteaban un proyecto con igual rebaja de pena, y la misma exigencia de haber completado diez años de prisión efectiva, para los autores de delitos contra los derechos humanos cometidos durante el regimen militar.



El año pasado, la Cámara Alta RECHAZO la iniciativa. La "paz social" ya no importaba. La Iglesia no se interesó.



4. Hay una perfecta ASIMETRIA al abordar los atropellos a los derechos humanos del régimen militar (la severidad y persecución vistas),y al abordar el terrorismo comunista del Frente Patriótico Manuel Rodríguez o del MIR (indulgencia y aun secreta y vergonzante admiración). Ejemplos:



4.1. Un importante senador y ex ministro del PS enrostra al general Santelices haber faltado a su "honor militar" en el caso por el cual salió del Ejército.



Entonces, el general era un subteniente recién recibido, de veinte años, apolítico,que sólo cumplió órdenes superiores, y éstas (reitero) sin relación directa con ningún crimen.



El senador que lo ataca, esos mismos años y a parecida edad, era no socialista sino mirista, y muy beligerante. Por ende, enemigo directo del Presidente Allende y de la Unidad Popular. Pues, militante disciplinado, adheriría sin duda a la declaración contra ambos que —faltando setenta y dos horas para el golpe militar, el 8 de septiembre de 1973— hizo el Secretariado Nacional del MIR, acusándolos de "táctica criminal" y "capitulación frente a las exigencias patronales... a través del diálogo y el plebiscito".

¿Responde el joven mirista del ’73, hoy senador, de las locuras anti Allende y anti UP de su antiguo partido? ¿Lo "involucran" hoy, como él quiere que "involucre" al subteniente Santelices, del mismo momento, hoy general, su obediencia militar de entonces?



4.2. No hace muchos meses, el jefe directo del frustrado magnicidio contra Pinochet, el año1986, fue objeto de un homenaje público por parte de un grupo de parlamentarios, quienes le ofrecieron un almuerzo en el comedor oficial de la Cámara. No era visible, pero sobre los manteles del ágape, corría y goteaba la sangre de los cinco escoltas presidenciales, totalmente inocentes, ultimados en ese crimen. Que yo sepa, nunca el homenajeado ha corrido la menor molestia por su "hazaña".



4.3. Es triste, pero desgraciadamente necesario, indispensable, tener que recordar la responsabilidad de dos difuntos en una larga serie de asesinatos políticos. Me refiero a Gladys Marín (con calle de su nombre en La Florida; la decretó un alcalde UDI) y Volodia Teitelboim ( declarado "gigante" político por un precandidato presidencial de derecha). Son el ejemplo perfecto de la "asimetría" que venimos comprobando, pero hay tanto que decir al respecto, que requerirán columna aparte.



5. A mí, confieso, no me asombra que los crímenes contra los derechos humanos cometidos bajo el régimen militar, despierten en los afectados sentimientos de odio y de venganza. Me pasaría lo mismo, es probable, de estar en circunstancias parecidas.Y menos me extraña, cuando veo que partidarios de ese régimen siguen sosteniendo que las víctimas del mismo eran terroristas PORQUE —la prueba irrefutable— fueron asesinadas "administrativamente", y que el Estado no debe indemnizar las muertes o torturas injustas y crueles que sus agentes perpetraron, PORQUE sale muy caro. El odio, el pasionalismo, siempre tienen dos filos.



Pero yo no soy gobernante, parlamentario ni político. Para todos éstos, el odio y la venganza son malos consejeros y compañeros, y la "asimetría" al juzgar los crímenes políticos, un grave error. Los frutos de estas pasiones, para el país, sólo pueden ser negativos.






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