domingo, 30 de mayo de 2010

CAÍDO TRAS LAS LÍNEAS ENEMIGAS


DEL BLOGS DE HERMÓGENES PEREZ DE ARCE

JUEVES 27 DE MAYO DE 2010

Caído Tras las Líneas Enemigas
Ayer falleció tras las rejas Héctor Vallejos Birtiola, condenado por los homicidios de un ciudadano argentino y una ciudadana mexicana, supuestamente cometidos el 8 de diciembre de 1973.
Combatió en el bando vencedor en la guerra contra el terrorismo y tuvo la mala suerte de pertenecer al bando perdedor en la respectiva post-guerra.
Sin duda, en ambos casos, estuvo en el bando equivocado. Porque si hubiera combatido en las filas del frente, o del Frente, y hubiera quitado la vida a alguien, ya hace casi veinte años que habría sido indultado y se habría ido a vivir, con un trabajo garantizado, a algún país europeo de primer nivel. Pero Héctor era militar, un suboficial chileno y tenía la misión de combatir el extremismo armado de izquierda. Lo que él no sabía era que no tenía los mismos derechos de los terroristas, y ni siquiera los de los ciudadanos corrientes, que si bien son muy inferiores a los de aquéllos, sin embargo son muy superiores a los de los militares..
Como tal, Héctor fue privado de sus más elementales atributos ciudadanos. El más fundamental de ellos es el de la igualdad ante la ley. A él simplemente no se le aplicó la ley. Pues según ella los hechos que se le imputaban estaban desde hacía muchos años amnistiados y prescritos.
Por ser septuagenario y estar enfermo habría tenido derecho a algún beneficio carcelario, pero a los presos políticos uniformados, que yo llamo "caídos tras las líneas enemigas", se les deniegan esos derechos. Si no hubiera combatido al terrorismo de extrema izquierda ésta no se habría vengado de él y le habría permitido, al menos, pasar sus últimas horas junto a los suyos, porque estaba afectado de una enfermedad terminal desde hacía tiempo. Pero no. Un uniformado carece de esos derechos humanitarios fundamentales, que se reconocen a los demás presos, cualquiera sea su responsabilidad y cualquiera sea el delito que se les haya imputado
No conozco los detalles del proceso en que se le condenó, pero me llama la atención que sus supuestas víctimas hayan sido un argentino y una mexicana. La Organización de Estados Americanos, como documenté en mi libro "Terapia para Cerebros Lavados", comprobó que veinte mil elementos de extrema izquierda extranjeros vinieron a Chile después de 1970 a participar en lo que iba a ser la toma revolucionaria del poder por el marxismo. Si esa pareja de extranjeros hubiera estado dedicada a menesteres pacíficos, como atender una consulta dentística, administrar una farmacia o amasar pan, no creo que el suboficial Vallejos hubiera tomado la determinación de quitarles la vida, si es que realmente lo hizo. Porque un fallo de la justicia chilena inculpatorio de un militar no es en manera alguna base seria de presunción de su culpabilidad.
En todo caso, en esos primeros meses después de la liberación del país de la amenaza marxista el 11 de septiembre de 1973, meses de enfrentamiento con la guerrilla armada, murieron 1.823 de las 2.244 personas de extrema izquierda que bajo el Gobierno Militar perdieron la vida en lo que las dos comisiones formadas por los gobiernos de la Concertación llamaron "violaciones de los derechos humanos". Es decir, en esos meses se registró más del 80 por ciento de los caídos de la izquierda armada en los 17 años del Gobierno Militar. Y la guerrilla hizo lo suyo, pues en el mismo período de 1973 quitó la vida a 301 personas, descritas por las comisiones investigadoras concertacionistas eufemísticamente como "víctimas de la violencia política". Por supuesto, no iban a etiquetarlas como "asesinadas por la izquierda".
Bajo el gobierno actual nada ha cambiado respecto de los "caídos tras las líneas enemigas". Hace poco los doce miembros del consejo que informa sobre indultos se lo denegaron al general (r) Odlanier Mena, un digno oficial inocente de los cargos que lo han condenado a morir en prisión, siendo octogenario y estando enfermo. Y esos doce miembros fueron designados por la administración Piñera.
La ironía reside en que ellos dictaminan en contra, dicen, porque los informes de peritos siquiátricos lo aconsejan así. Pero los peritos siquiátricos son de la ideología previsible en cualquier designado bajo un gobierno de la Concertación. Y una de las pocas medidas que alcanzó a adoptar el efímero Director de Gendarmería, general (r) de Carabineros Iván Andrusco, fue la de confirmar a todos esos peritos de izquierda en sus cargos. Error táctico, entonces, cometido por el diputado Hugo Gutiérrez, que atacó a Andrusco hasta obligarlo a dimitir. Gutiérrez fue un reciente invitado a La Moneda por el Presidente, que se paga mucho de su amistad con la gente del partido rojo. Tanto que le aseguró a aquél que no indultaría a "violadores de los derechos humanos", que en el lenguaje del Presidente y sus amigos rojos significa "uniformados".
Seguramente los peritos confirmados por Andrusco desaconsejaron conceder a Héctor Vallejos el privilegio de pasar sus últimos días de vida junto a los suyos. Seguramente el comité de los nombrados por el Presidente Piñera encontró que no podía pasar por sobre ese "informe pericial" y, teniendo muy en cuenta la devoción por los derechos humanos del Presidente y su amigo Hugo Gutiérrez, le denegó al pobre canceroso Héctor Vallejos el referido e inadmisible privilegio.
Es el sino de "los caídos tras las líneas enemigas" bajo el IV Presidente de la DC o V Gobierno de la Concertación, a elección del lector.


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