
Hernán Felipe Errázuriz
Sábado 22 de Mayo de 2010
Los presidentes suelen fascinarse con las relaciones vecinales. A veces creen solucionar rápidamente las abstrusas complejidades con los países fronterizos. Sus entusiasmos terminan en frustraciones.
El Presidente Frei Ruiz-Tagle creyó que un tratado para importar gas argentino sería el eje de la integración con ese país y solucionaría nuestra matriz energética. El resultado fue fatal: desconocimiento de dicho tratado, cuantiosas pérdidas en gasoductos desocupados, costos extraordinarios de sustitución, incertidumbres para cientos de miles de hogares y resentimientos en las relaciones bilaterales.
El Presidente Lagos fue huésped distinguido en la iniciación del Presidente Toledo en Machu Picchu, a quien más adelante agasajó en Santiago. Similar recepción, exclamando "¡Bienvenido, amigo Néstor!", brindó al Presidente argentino en La Moneda. Sus buenas intenciones no fueron recompensadas: los cortes de gas se agravaron y Toledo exacerbó incidentes privados y los elevó a asuntos de Estado. Grafiteros, videos de LAN, el conflicto de Luc- chetti y el lavado de dinero de AeroContinente se transformaron en serios problemas para las relaciones entre Chile y Perú.
A la Presidenta Bachelet no le fue mejor: las alianzas estratégicas con sus pares no impidieron que el Presidente García presentara la demanda urdida por sus antecesores para revisar límites convenidos, ni que la Presidenta Fernández de Kirchner cortara totalmente el abastecimiento de gas trasandino.
El Presidente Piñera está expuesto a los riesgos de sus predecesores. En la reciente entrevista con el Presidente García se planteó la integración energética utilizando el gas de Camisea. En diplomacia, el realismo y la oportunidad son fundamentales. Pas de fantaisie et pas d´impatience , sugería un egregio diplomático. Masivas son las movilizaciones al sur del Perú para que el gas de Camisea no se exporte y se suministre prioritariamente a esas poblaciones. También hay un compromiso de las empresas concesionarias del gas peruano de no exportar ni una molécula a Chile. Igualmente dudoso es que los peruanos dejen de lado sus artificiosas sugestiones sobre armamentismo chileno. El gobierno de Alan García es impopular, está en sus finales, próximo a elecciones que probablemente perderá, y nadie asegura que en esas contingencias no se politicen las compras militares chilenas, para pretender limitar desde el extranjero reposiciones fundamentales para la defensa nacional.
Una mayor cooperación con los vecinos es inevitable. Las empresas están haciendo una notable contribución. Las diplomacias pueden aportar, con oficio y sin impaciencia, agendas realistas, sin fantasías.
domingo, 23 de mayo de 2010
ENTUSIASMOS Y REALISMOS
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HERNAN FELIPE ERRAZURIZ
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