martes, 28 de septiembre de 2010

LA DEMOCRACIA OBLIGA.


Ninguna fuerza política puede formar parte del sistema, pero negarlo o saltárselo cada vez que le conviene; eso incluye al PC.


por Axel Buchheister - 26/09/2010 -

EL ESPÍRITU de unidad en torno al Bicentenario probablemente tuvo algo que ver con el acuerdo de la Cámara de Diputados, en que inesperadamente casi todas las fuerzas políticas apoyaron las gestiones que se realizan para extraditar a Galvarino Apablaza, líder del Frente Manuel Rodríguez, procesado como autor intelectual del asesinato del senador Jaime Guzmán y del secuestro de Cristián Edwards.
En verdad el acuerdo no debiera sorprender, porque la democracia obliga a ciertas reglas y actitudes, y a todos los que están dentro del sistema a jugar con ellas y honrarlas de buena fe. No es admisible que se asesine a un senador y líder político, y que haya actitudes dobles que justifiquen, aunque sea indirectamente, una acción de tal naturaleza o, peor aun, que impliquen impunidad.
El país ha dado un paso significativo con tal acuerdo político, casi unánime, que asienta la democracia y demuestra que hay voluntad unitaria de vivir conforme a ella.
Pero "casi unánime", porque no todos estuvieron a la altura. Varios diputados de las colectividades que aprobaron el acuerdo se excluyeron y votaron en contra, lo que no es tan importante, porque son actitudes personales y no institucionales. La historia consignará sus nombres.
Lo que preocupa es la marginación del Partido Comunista, porque se opuso institucionalmente. Votaron en contra con un pretexto absurdo: "Apablaza ya está condenado de antemano". ¿A qué se refieren, que acaso en Chile no hay estado de derecho y que no podrá defenderse? Los tribunales que tanto alaban cuando encarcelan militares, resulta que ahora no serán justos. El punto de fondo es que ninguna fuerza política puede formar parte del sistema, pero negarlo o saltárselo cada vez que le conviene; la democracia obliga.
Los comunistas -un movimiento internacional- nunca han creído en la democracia y en los derechos humanos. Es cuestión de leer el Libro Negro del Comunismo (varios autores y 865 páginas). Conste que los comunistas criollos cohonestaron en su momento muchos de los horrores que ahí se relatan documentadamente. Ahora, sus diputados ni se arrugan para sostener que Chile no merece integrar el Consejo de Derechos Humanos de la ONU; ¿Cuba sí?
Para formar legítimamente parte de la democracia, los comunistas deben renegar de su pasado y someterse a las reglas y prácticas que son propias de ese sistema político. Cuando se niegan a que Galvarino Apablaza se presente ante la justicia chilena, demuestran que nada ha cambiado, y que hoy están dentro del sistema por simple táctica y no por convicción.
Pero si están dentro del sistema, es porque recibieron un subsidio electoral de la Concertación, pensando ésta que podría doblar a la "derecha" en ciertos distritos y salir todos. La gente les dio la espalda y terminaron perdiendo los propios en beneficio del partido rojo. Una lección de que la incoherencia política no paga.
Los socios de esa coalición táctica debieran exigir cuentas a los comunistas por su voto respecto de Apablaza. De lo contrario, en las próximas elecciones los ciudadanos pudieran acordarse del refrán "dime con quién andas y te diré quién eres". En particular, puede que el votante tradicional de la Democracia Cristiana sea el más propenso a recordarlo.


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